A pesar de todos los esfuerzos del Ejecutivo por debilitar el paro de transportistas, esta medida se llevó a cabo con parcial éxito en Lima y con varios grados de adhesión en las ciudades del interior del país.
A media mañana los medios de comunicación de la capital informaron que el paro de transportistas estaba siendo acatado casi en su totalidad en el Cercado de Lima. No hay transporte público, ni buses o combis transitando por las calles de la capital.
Junto a los transportistas los comerciantes de Gamarra manifestaron su apoyo al paro de transportistas y por la seguridad de la zona, cuyos empresarios y trabajadores han sido víctimas de los delincuentes.
Lo mismo hicieron los comerciantes de los mercados Unicachi y otros centros de abastos de Comas y Los Olivos para marchar hacia el Congreso y exigir la derogación de la Ley 32108.
En horas de la tarde, se pudo apreciar a cientos de personas marchando rumbo al Centro de Lima para reclamar al gobierno una lucha frontal contra la delincuencia y mafias de extorsión. En horas de la tarde, Dina Boluarte, el premier Gustavo Adrianzén y el gabinete de ministros se reunieron para evaluar la situación del paro de transportistas en Lima y Callao.
Pese a que en la víspera señalaron que solo unas cuantas empresas de transporte se sumarían a esta medida de fuerza, lo que se vio en las calles de la capital y el primer puerto fue lo opuesto.