Por: David Auris Villegas [email protected]
La Navidad es un hermoso pretexto de solidaridad, perdón y autorreflexión, pilares fundamentales de toda familia. Se trata de compartir el amor y la alegría de manera colaborativa en las escuelas. Esta pedagogía navideña es una decorada antesala que espera y busca construir una humanidad más armoniosa y solidaria en el 2025.
En un contexto global caracterizado por el miedo, la humanidad se enfrenta a desafíos de gran magnitud: los absurdos conflictos bélicos que provocan dolor, la delincuencia que nos entristece y el cambio climático que amenaza nuestra existencia. La pobreza, la inequidad y la falta de acceso a la educación y la salud incrementan la angustia global.
Estos obstáculos son algunos de los retos humanos y, la Navidad es el momento esencial que nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre este arduo trayecto global. La Navidad es una festividad de la vida que se celebra cada 25 de diciembre en conmemoración del nacimiento de Jesucristo. Este acto representa un renacer de nuestro propio ser. Es un evento alborozado que es celebrado por millones de personas alrededor del mundo, tanto cristianos como no cristianos. Esta fiesta familiar centrada en los niños y niñas al son del burrito sabanero, nos enseña lecciones de humildad, paz y la alegría del compartir y el abrazo de la reconciliación.
Cada Navidad nos inyecta optimismo a fin de reanudar el camino de la vida en los brazos de la generosidad y el amor familiar, practicando el amor al prójimo y la cooperación mutua con un espíritu intercultural y empático, recordando la importancia de cuidar a los demás. El verdadero significado de la Navidad se trata de Dios y su maravilloso plan para con la humanidad, según el Dr. Charles Stanley.
A pesar de que la Navidad es la fecha más comercial del mundo, fundamentada en un auténtico consumismo, merece la pena porque simboliza un puente fraternal a través de los regalos, las sonrisas y el compartir. Estos elementos son esenciales y fortalecen los vínculos familiares y la reconciliación, aunque millones terminaremos sobre endeudados. Esta celebración nos invita a reflexionar sobre el amor, el perdón y la solidaridad, valores fundamentales para transformar nuestras vidas. Se trata de una fiesta para fomentar la unidad y la esperanza desde la educación, con miras a un mejor 2025.
