Escribe: J. Carlos Flores Vargas
Mi hijo fue a servir a la patria, no fue a morir”, dijo apenas conteniendo sus lágrimas, la señora Maximiliana Avendaño Quispe. Era martes por la tarde y su hijo había fallecido horas antes y, alrededor, hubo mentiras, un celular desaparecido, y dos lesiones en la cabeza que indican un presunto homicidio en el Cuartel de Pomata.
Saul Wilfredo Limachi tenía solo 22, estudiaba ingeniería agroindustrial y trabaja como personal de seguridad además de realizar su servicio militar.
La última vez que se vio con su familia fue el 28 de diciembre del 2024. “Estaba sano”, dijo su madre. El día lunes 6 de enero, su familia se enteró que el joven estaba internado en el hospital III de EsSalud de Puno.
La madre se enteró por una llamada salida del celular del joven. Al día siguiente falleció prácticamente a ocultas de sus seres queridos.
OCULTARON ESTADO
Necesariamente, su hijo estaba delicado mucho antes y de ahí la pregunta: ¿Por qué no le dieron ninguna información antes del lunes, es decir un día antes de la muerte del joven?
De hecho luego se supo que Saúl fue derivado de un centro de salud del Ejército y luego a un establecimiento de salud de Pomata para terminar en el hospital III ya al borde de la muerte.
CONTRADICCIONES
La familia indicó que, en primer lugar les dijeron que se trataba de un resfriado, luego una meningitis, pero tras una tomografía, les indicaron que el cuerpo del joven tenía dos fuertes golpes en la cabeza. “ Menos de un mes”, les indicaron los especialistas.
MUY GRAVE
El día lunes 6, el joven fue ingresado al hospital de Salcedo a las 7:30 de la noche. No hablaba, estaba sedado y necesitaba asistencia para respirar.
Esta información la obtuvo uno de sus tío, quien tuvo que burlar la seguridad del hospital pues estos no permitían verlo.
El tío dijo que cuando vio a su sobrino quiso sacar una fotografía con su celular, pero se lo impidieron por la fuerza.
Fue el doctor del establecimiento que se lo impidió. “ No me vas a sacar fotos aquí”, dijo.
TENIENTE
El teniente Álvaro Rimac fue sindicado como el principal responsable de lo que le haya pasado al joven.
Según el testimonio de los familiares, este militar estaba en el hospital no para cuidar al joven sino para impedir que sus familiares lo vean.
CELULARES
Los familiares indican que Saúl tenía tres celulares consigo, uno de ellos está extraviado y los otros equipos están manipulados. Borraron todo, incluso ingresaron a sus redes sociales y eliminaron información, dijo.
TEMEN GOLPIZA
Todo lo anterior hace pensar a los familiares que el joven fue víctima de una golpiza.
Además, los antecedentes de oficiales provenientes de clases acomodadas que desprecian la vida de la tropa y de los civiles desarmados, siempre en cuando que sean de orígenes humildes o andinos, son una tradición del Ejército peruano.
Los encubridores parecen estar siempre un paso adelante pues la necropcia del joven no fue presenciada por alguno de sus familiares o de su defensor legal.
Dato.
La Fiscalía Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad se hizo cargo del caso.