Escribe: Jean Carlo Frisancho
No solo los desechos mineros afectan el agua, también lo hacen los desagües sin tratar, los residuos agroquímicos y los elementos propios del cauce de los ríos de la región.
Las cuencas hidrográficas de Arequipa son cruciales para la vida, la agricultura y el clima de la región, irrigando los fértiles valles. Sin embargo, enfrentan múltiples desafíos ambientales que amenazan su sostenibilidad.
Entre las principales fuentes de contaminación se encuentran los desechos mineros, los vertidos de aguas residuales, los residuos agrícolas y el deterioro natural y humano de los cauces fluviales.
La extracción de minerales, tanto histórica como actualmente, deja un impacto significativo, mientras que el retroceso glaciar y el calentamiento global han expuesto depósitos de metales tóxicos como el arsénico y el boro, presentes en el agua desde su origen geológico.
La Autoridad Nacional del Agua (ANA) en Arequipa, dirigida por Ronald Fernández, director de la Autoridad Administrativa del Agua Caplina Ocoña, monitorea las principales cuencas, como el Quilca-Chili, Camaná-Majes, Ocoña y Tambo.
Sin embargo, el control de fuentes específicas, como el géiser de Puente Bello y el río Titire, sigue siendo un reto debido a la interacción de las aguas con formaciones geológicas y volcánicas que liberan naturalmente elementos contaminantes. Si bien estas condiciones son parte del entorno hidrogeológico de la región, los vertidos de actividades humanas agravan el problema de contaminación.
ARSÉNICO Y BORO
El arsénico y el boro en los ríos de Arequipa, especialmente en el Tambo, provienen de la geología volcánica y mineral de la región, donde procesos naturales como la erosión de minerales y la actividad hidrotermal liberan estos elementos al agua. Ambos son difíciles de eliminar debido a su alta solubilidad. El arsénico es altamente tóxico, causando enfermedades graves incluso en bajas concentraciones, mientras que el boro, aunque menos peligroso, afecta a largo plazo la salud renal y reproductiva.
El río Tambo, con un caudal medio de 34 metros cúbicos por segundo (m³/s), presenta picos históricos de 400-420 m³/s durante temporada de lluvias y mínimos de 14 m³/s en época de estiaje, lo que aumenta la concentración de estos metales y metaloides pesados en el agua y en los cultivos que se riegan en el Valle de Tambo en la provincia de Islay.
El ANA ha identificado cerca de 44 géiseres naturales que aportan estos minerales, en los principales afluentes del Coralaque y el Tambo.
Buena parte de estos dañinos elementos los aporta el río vagabundo en Moquegua, el cual daña la cuenca con sus aguas, por lo que se busca la construcción de una represa, pero los estudios continúan sin dar soluciones.
Estas aguas son homogéneas, por lo que se necesitan nuevas tecnologías. “El proceso de ósmosis inversa es mucho más costoso, aproximadamente entre 80 centavos de dólar y 1.20 dólares por metro cúbico”, señala Fernández, destacando que actualmente se paga hasta 0.80 por metro cúbico, lo que hace inviable su uso a gran escala debido al alto costo en Islay.
“Por eso es que nosotros estábamos planteando que se cambie la fuente, porque si tienes la misma fuente, entonces vas a tener siempre el arsénico y el boro”, afirma el jefe de la ANA Arequipa. Esta nueva fuente sería el Chili, con un canal desde La Joya, pero solo sería para el consumo humano en Islay; para la agricultura es otra historia.
MINERÍA
En cuanto a la minería, los problemas surgen cuando las minas, como el proyecto Florencia-Tucari de la empresa Aruntani, no gestionan adecuadamente los residuos de su actividad. Cuando llueve, los residuos de hierro y azufre pueden mezclarse con el agua, formando sulfuro de hierro, lo que contribuye a la contaminación de los ríos.
Esto aporta ese color amarillento, que en los últimos 12 meses se ha reportado hasta en cuatro ocasiones en el río Tambo y en el Coralaque. Este fenómeno es dañino para las especies, ya que también contiene mercurio y cadmio derivados de los relaves mineros.
Sin embargo, no solo las grandes mineras causan estos daños; una de las mayores amenazas proviene de la minería artesanal e informal, que no tiene los controles adecuados que sí se aplican en las empresas mineras formales.
En agosto de 2024, el alcalde de Ocoña (Camaná), Waldor Llerena Torres, expresó su preocupación por la creciente contaminación del río Ocoña, causada principalmente por la minería informal en las zonas altas de la región, que arroja metales pesados como plomo y mercurio.
La contaminación ha reducido la pesca de camarones en un 40 %, afectando gravemente la economía local. Además, la minería informal ha dañado 4,000 hectáreas de cultivos y alterado la biodiversidad del río.
Llerena solicitó a las autoridades regionales y nacionales medidas para erradicar la contaminación, implementar Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) y fortalecer la fiscalización de la minería informal.
AGRICULTURA
En la región, diversos problemas de contaminación surgen debido a prácticas agrícolas. Durante las épocas de menor caudal, se intensifican los efectos negativos sobre los ecosistemas acuáticos. Uno de los casos más preocupantes es la muerte de camarones, un fenómeno que ha afectado a grandes cantidades de estos organismos, con muertes que superan los 3,000 o 4,000 kilos en ocasiones.
Según Ronald Fernández, este daño ocurre cuando las pozas de los arrozales son liberadas, arrastrando sedimentos que reducen los niveles de oxígeno en el agua y, como consecuencia, matan a la fauna acuática.
A ello se suman los pesticidas y agroquímicos que se usan en la agricultura intensiva. Estos se combinan con los deficientes sistemas de riego que se tienen en varias partes de la región, lo que afecta el caudal natural. Pero no son los únicos desechos que dañan los cuerpos de agua.
AGUAS RESIDUALES
En Arequipa, la gestión de aguas residuales enfrenta problemas en áreas rurales y pequeñas poblaciones, donde los sistemas de tratamiento son insuficientes o mal operados, contaminando ríos cercanos como el Ocoña y el Camaná.
Aunque algunas plantas existen, suelen ser de pequeña escala y no funcionan adecuadamente por falta de recursos o mantenimiento.
Según Fernández, en varias inspecciones la ANA halló que en zonas rurales como Caylloma, Arequipa y Castilla, la cobertura de servicios es limitada, y algunas poblaciones reciben agua sin tratamiento adecuado, lo que pone en riesgo la salud.
Además, las plantas construidas por el gobierno regional no siempre se transfieren correctamente a los responsables locales para su operación.
En septiembre de 2024 se reportaron inspecciones en varias plantas de tratamiento de aguas residuales.
En la PTAR Huancarama en el distrito de Orcopampa (Castilla) se verificó que, aunque cuenta con un sistema fisicoquímico, una de sus lagunas de oxidación colapsó.
En la PTAR Orcopampa se observó que no tiene un sistema adecuado y solo dispone de dos lagunas provisionales, ya que la construcción definitiva no se ha realizado por problemas con la propiedad del terreno, que pertenece a la comunidad campesina.
O la PTAR San Antonio en el distrito de Pampacolca (Castilla), donde se encontró un estado de abandono crítico, con la laguna de oxidación llena de lodo y restos de animales, afectando a la población.
INDUSTRIA
Las industrias son otro factor que contaminan las cuencas, vertiendo residuos en quebradas, como el caso del Parque Industrial de Río Seco, perjudicando a 20 mil pobladores, la Ruta del Sillar y la salud de más de mil trabajadores.
En 2003, una laguna de oxidación construida por el GRA colapsó en tres meses, y desde entonces afecta cultivos y el río Chili.
Dato
Cada año se registran más casos de daño a las cuencas. Aunque se construye infraestructura para evitarlo, la gestión de las autoridades no garantiza que estas obras funcionen adecuadamente.
Cifra
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Metros cúbicos por segundo es el caudal del río Tambo en época de estiaje, el cual concentra mayores niveles de arsénico y boro, lo que afecta a la población y cultivos al usar ese afluente como fuente de agua.