Por: Oscar Pareja Castro
En el 2026 serán las elecciones presidenciales y para autoridades de gobiernos regionales y municipalidades, pese a la lejana fecha, el ambiente político desde hace meses atrás está movido, tanto en el escenario nacional como en regiones. La calle da una respuesta sobre este fenómeno: “¿Tenemos presidenta, congresistas; tenemos gobernadores, alcaldes?, ¿Usted ve que alguien trabaje por el pueblo?”.
Los peruanos están cansados de sus actuales autoridades y anidan expectativas, anhelan cambios. La figura presidencial encarnada en la mandataria Dina Boluarte, devaluada desde que asumió el cargo, requiere de un nuevo rostro y sobre ello una turba de políticos de todo tipo ha anunciado sus candidaturas presidenciales.
Los aspirantes quieren ganar tiempo, saben que un “zombi” político gobierna el país, y que ahora es el momento de la demagogia, de la opinología, y entre ellas, las propuestas para un “mejor país”. Así es la precoz atmosfera que se vive a dos años de las elecciones. Y aunque los reflectores bien podrían apuntar a estos pretendientes -muchos de ellos advenedizos- el gobierno de Boluarte con naturalidad y sin esfuerzo se gana el protagonismo y al mismo tiempo el repudio.
Escándalos como el “Cofre” de Palacio de Gobierno, que habría sido usado para el escape del prófugo de la justicia, Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre, es solo un ejemplo de lo deplorable que es el actual mandato presidencial. Pero, si la cosa anda así a nivel nacional, la historia no es diferente en regiones como Arequipa, Puno, Tacna y Moquegua, donde los gobernadores son muy cuestionados por presuntos actos de corrupción.
Para muestra un botón. En Arequipa, el gobernador Rohel Sánchez, a dos años de gobierno, sigue creyendo que es candidato prometiendo obras de gran envergadura y hasta la fecha no ejecuta ni una.
Sumado a ello, lo rodean graves indicios de corrupción y en el que además sindican la intromisión de su esposa, Luz Marina Zeballos Patrón, en la conducción del gobierno regional. Rohel Sánchez, al mismo estilo de Boluarte, confrontacional con la prensa, culpa de su mala imagen a los periodistas hasta el punto de llamarlos “extorsionadores y chantajistas”.
Sin embargo, hace unos días se hizo público un informe de Contraloría en el que el Gobierno Regional de Arequipa de Sánchez sale como el segundo más corrupto a nivel nacional. Tremendo “laurel”.
Pese a un lejano escenario de elecciones políticas, más de uno señala que a partir del siguiente año los reflectores apuntarán a candidatos y precandidatos en todos sus niveles de gobierno, porque no hay expectativas sobre lo que les queda de gestión a nuestras autoridades, ya que son vistos como “muertos políticos”.