Escribe: Héctor Tintaya Feria
Hace 48 horas el gobernador regional de Arequipa, Rohel Sánchez, sorprendió a todos cambiando repentinamente a la gerenta general del GRA, Norma Mamani y puso en su reemplazo al entonces gerente de Transportes, Johan Cano. Un cambio que no se entiende, si es que no se le evalúa desde la sospecha y la duda.
Norma Mamani se había mostrado, hasta hace pocas horas, en las fotos oficiales en Lima y en las “obras grandes o importantes” que había emprendido esta gestión, un poco para salvar el adjetivo de ineficiencia con el que lo estaban reconociendo. Es más, ella había estado antes ya en cargos de confianza y cada vez que sucedían los gerentes era una carta más notoria que ocuparía el puesto, cómo así lo hizo, más aún si en los corrillos regionales se hablaba de un acercamiento con la “ primera dama”, una identificación suficiente para denotar que tenía capital y espalda política para, incluso, terminar con esta gestión.
Otra característica que las diversas fuentes señalaban era que dentro de sus capacidades técnicas mostraba cierta independencia y operatividad que le hacía bien a esta gestión de Rohel Sánchez, por eso su salida creo que hasta le sorprendió a ella misma.
Normalmente las gerencias generales son cargos de extrema confianza y a veces suelen compartir todo tipo de intereses con la máxima autoridad. Cuando estos no se alinean entonces la duda cae por sí sola y las sospechas sobre un cambio tan repentino e inesperado apuntan a conocer cuáles o cuál fue el motivo principal para la salida de la gerenta. Qué no le gustó, qué no quiso compartir o que hizo sola o porqué se desmarcó si supuestamente era la engreída de la gestión.
Aunque no se sabe cuáles serán además los cambios qué secunden a esta decisión, pues entendemos que Norma Mamani quiso trabajar con varios técnicos que consideraba importantes para no dar esa imagen de ineficacia y seria sospecha en la gestión hasta antes que ella llegara al cargo. Seguro los conoceremos en breve.