Por Bladimiro Begazo Begazo
El 4 de junio de 1979 se inició la huelga más larga y heroica del Sutep y que tuvo una duración de 118 días porque se levantó el 30 de septiembre de ese año. Eran los últimos meses de la dictadura de Francisco Morales Bermúdez que debido al histórico PARO NACIONAL DEL 19 DE JULIO DE 1977 se vio obligado a convocar a la ASAMBLEA CONSTITUYENTE en 1978 y a las elecciones generales para el 17 de mayo de 1980, donde resultó elegido presidente el Arquitecto Fernando Belaunde Terry y Horacio Zeballos como Diputado por Arequipa.
Son 40 años de esa histórica lucha magisterial y que fuera precedida por la huelga del gremio magisterial que se inició el 8 de mayo de 1978 y duraría 81 días, donde los dirigentes de base y de todos los escalones fueron reprimidos con saña porque fueron encarcelados, perseguidos y despedidos de sus centros de labores, pero jamás lograron doblegar el espíritu de lucha y combatividad de los maestros y maestras en todo el territorio nacional.
Era ejemplar el sacrificio al verlos en las movilizaciones, toma de locales, marchas de sacrificio, en las ollas comunes, venta de caramelos en los ómnibus, en la venta de baratijas y helados para sostener la huelga y llevar alimentos para sus hijos, recolectando alimentos en los mercados y un sinfín de otras actividades.
La represión, por el contrario, en lugar de atemorizarlos les daba más ánimo y ante la detención y encarcelamiento de los dirigentes se organizaban 3 comandos nacionales, de tal manera cuando cayó preso el primer comando, le seguía el segundo, luego el tercer comando integrado por los docentes arequipeños, Moisés Marroquín Roque, Pedro Vera Álvarez que era delegado de la V Región del Cusco y los maestros trujillanos Camilo Gil y la joven Soledad Lozano, quienes terminaron levantando la huelga ya que la mayoría de dirigentes encabezados por Horacio Zeballos, César Barrera, Froilán Dianderas y muchos otros se encontraban presos en las cárceles de Lima y de provincias.
En el caso de Arequipa, casi todos los dirigentes estaban detenidos y perseguidos de tal forma que los dirigentes que quedaban libres se tenían que turnar para encabezar las marchas que se realizaban por las mañanas y las tardes. Las asambleas generales no siempre se efectuaban en Tristán 210, local del sindicato, sino en diferentes lugares porque la policía de asalto impedía el ingreso al local. Unas veces nos reuníamos en Alto Selva Alegre, en un inmueble que quedaba cerca de la plaza espíritu Santo, otras veces en lo que hoy es el distrito de Bustamante y Rivero y por lo general los dirigentes en lugares clandestinos para burlar a la policía. Pero también para evitar las detenciones algunos dirigentes como José Figueroa Cuentas se disfrazaban de mujer y era jocoso verlo caminar con faldas, con tacos altos y peluca postiza.
Como colofón diré, que la huelga la terminamos dirigiendo Delfor Gómez Salazar (ya fallecido), Edilberto Casó Mestas y Carlos Santos Pérez. Honor y gloria a los heroicos e históricos maestros del Sutep, que son decenas y que por mezquindad los olvidamos.
*Exdiputado por Arequipa