Las lluvias evidencian la ausencia de políticas públicas en la gestión de riesgo de desastres. No es posible que se reaccione ante una emergencia cuando toda una provincia queda aislada.
Escribe: Javier Calderón
Miércoles 12 de marzo. Es de mañana y llueve en la ciudad de Puno. Magda Rodríguez ha llegado a la capital de la región, luego de viajar cerca de diez horas desde Sandia. Es un acto heroico si se tiene en cuenta que, las lluvias han arrasado puentes y destruido parcialmente carreteras. Es una muestra de desesperación, porque su pueblo como tantos otros de la provincia ubicada al norte de la región Puno, han quedado aislados. El servicio de energía eléctrica es intermitente, en consecuencia el servicio de telefonía en algunos lugares es imposible.
Ha tenido que ser ella y un grupo de pobladores sandinos los que, arriesgando su propia vida, llegaron para despertar del letargo a las autoridades. Entonces, recién, el gobernador regional de Puno, Richard Hancco y un equipo viajan para la evaluación de daños. El panorama es desolador, los alimentos escasean y los precios son exorbitantes.
ANÁLISIS
Sandia es una muestra de cuán ineficientes o incompetentes pueden ser las autoridades.
Diario Los Andes buscó al jefe del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) Puno, John Ccama Lipa, llamado a coordinar planes de acción para prevenir este tipo de situaciones.
Él dice que en el 2025 se ha convocado a dos reuniones a quienes integran la Plataforma Regional de Defensa Civil.
El funcionario quizá en un afán de evadir responsabilidades asegura que en la mayoría de casos son funcionarios de menor rango los que asisten y entonces, cuando llegan las emergencias por lluvias u otro fenómeno natural, nadie sabe qué hacer.
El Consejo Regional de Puno, una vez sistematizada la información ha declarado en situación de emergencia las 13 provincias de la región por 60 días. permitiendo medidas de excepción inmediatas para atender a la población afectada. Se trata de un mecanismo, en muchos casos, utilizado para festinar con los recursos del Estado.

¿Y LA PREVENCIÓN?
El consejero regional por la provincia de Chucuito – Juli, Abad Vizcarra Estrella, ha pedido “la cabeza” del jefe del COER, por considerar su falta de previsión. “Evidentemente no se ha trabajado adecuadamente en el tema de gestión del riesgo de desastres”, comentó en conversación con esta publicación.
Si bien el primer nivel de respuesta en este tipo de casos, son las municipalidades distritales y provinciales, ante un panorama que ya había advertido el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), el Gobierno Regional reaccionó tardíamente. Es la percepción del fiscalizador juleño.
TRAGEDIA
Lo que sí ha quedado en evidencia no solo es la precariedad de las infraestructuras viales, educativas o de salud, sino también el nulo entendimiento de la mayoría de los llamados a liderar y prevenir los impactos que ocurrirán de todas maneras, pero no con la letalidad de este 2025.
¿Quién se hace responsable de los diez muertos reportados hasta el momento a consecuencia de este desastre? Doce desaparecidos por desafiar la naturaleza ante la desesperación de saberse incomunicados, aislados. Este es el resultado.

DATO.
No menos responsabilidad de muchas de las tragedias las tienen quienes construyen en las márgenes de los ríos, pero ¿y el principio de autoridad? Una vez más, la naturaleza devela nuestras miserias