Juan de la Cruz Machicado: Sus obras eran únicas

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Víctor Neira Quispe

En noviembre del año 2017, visité el taller 24 del maestro Juan de la Cruz Machicado. Para llegar tuve que sortear las estrechas calles del barrio Ucchucllo Alto, sitio ubicado en la ladera de un cerro de la ciudad del Cusco. Fui recibido por el hijo mayor del maestro: Juan Carlos. La motivación principal de aquel día, fue realizar una sesión fotográfica de los cuadros de artista, desde sus inicios hasta sus últimas creaciones. En el taller del artista, las obras estaban ordenadas y listas para su registro. El maestro apenas me vio, me saludó efusivamente. Antes de comenzar con la tarea  de las fotos, me hizo pasar al comedor familiar, donde acompañados de su esposa Luzmila, su hijo Juan Carlos y algunos nietos, compartimos un desayuno preparado por el maestro, con un buen café, panes y queso. Charlamos de la situación de la pintura puneña, algunas anécdotas de Machicado, siempre recurrente al buen humor, a pesar de la avanzada edad.

Ya hace un buen tiempo había conversado con el artista para poder tomar imágenes de sus obras para realizar un libro catálogo, como homenaje a su trayectoria artística. Al comenzar a fotografiar cada una de las obras, vino a mi mente el recuerdo de cómo conocí al maestro, y la secuencia para que nuestra amistad se afianzara. A mediados del 2006, con motivo de una exposición de arte, realizada en la Casa del Corregidor de la ciudad de Puno, conocí al  artista, quien estaba rodeado de sus allegados. Algunos medios periodísticos pugnaban por entrevistarlo; en ese tiempo yo desconocía sobre el mundo de las artes plásticas; conocimiento que luego vendría con el transcurrir de los años. La novedad de aquel día fue que el maestro Machicado había ganado el trofeo Inti Ñan, galardón máximo otorgado por la 1ra Bienal Intercontinental de Arte y Culturas Indígenas Quito (Ecuador). Posteriormente, en el  2011, nos encontraríamos en la Escuela de Formación Artística Pública de Puno (ESFAP). Para ese entonces yo iniciaba como alumno de artes plásticas en la mencionada casa de estudios. Aquella tarde de abril compartimos un lonche en el cafetín de la escuela, junto a mis compañeros de salón y a nuestros docentes de ese entonces: los artistas plásticos Jaime Eufrain Flores, Betty Reboa Vargas, quienes eran amigos incondicionales de Machicado; luego continuó la presentación formal del maestro del neo indigenismo hacia nuestro grupo. Mientras duró la reunión, nos animó a que siguiéramos por las sendas  del arte.

Su presencia en Puno se hizo más duradera, y es así que la comuna de esta ciudad, en el año 2013, le hace  entrega de la Medalla de Honor, por los 50 años de labor en el arte y en homenaje a su contribución al desarrollo de la cultura. Al año siguiente, como si el destino estuviera escrito para cada uno, fue elegido director de artes plásticas y escénicas del Instituto Americano de Arte de Puno, institución a la cual Machicado pertenecía como socio y delegado itinerante, ya hace buen tiempo. Lo cierto es que, bajo estas circunstancias y por la reinauguración del local del I.A.A.P. en abril del 2014, junto al maestro, convocamos al medio artístico de Puno, para realizar la exposición pictórica denominada “Arte del Titiqaqa”, evento en el cual estuvieron presentes los más connotados artistas plásticos de la región Puno y las principales autoridades de la ciudad. Aún quedaba algunas tareas por realizar, fuimos a las principales pinacotecas de la ciudad, para poder fotografiar las obras de los pintores del siglo XX y también los contemporáneos, labor que Machicado plasmaría en la revista catalogo “Pintores y Pintura Puneña”; trabajo que fue encargado por la empresa San Gabán, como parte de su memoria anual. Hacia fines del  2015,  por consenso de los egresados de la ESFAP, decidimos designar que la promoción llevara su nombre “Juan de la Cruz Machicado”. El día de la clausura, el maestro estuvo presente, ceremonia en la cual fue homenajeado por los directivos de dicha entidad. En los años siguientes, sus idas y venidas eran constantes, compartía sus vivencias y nociones de arte con los jóvenes artistas; en fin, un sinnúmero de anécdotas que solo sus amigos nos llevaremos en silencio.

 Machicado nace en 1934, en Yunguyo. Por ese tiempo, el movimiento pictórico indigenista estaba en pleno auge en el Perú, encabezado por José Sabogal y seguidores de la talla de Camino Brent, Julia Codesido, Camilo Blas, entre otros, quienes marcarían un hito en la historia del arte del país.

 En 1952, Mariano Fuentes Lira, director en ese tiempo de la Escuela Regional del Cusco, visitaría Puno, donde realizaría una exposición de artes visuales. Machicado tendría su primera oportunidad, dadas sus cualidades artísticas: sería becado en 1953 para estudiar en el ERBA. Hacia el año 1955 se traslada a Lima para aprender restauración, también a la par asiste a la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), durante esta estancia compartiría aulas con artistas de la talla como Gerardo Chavez, Venancio Shinki y demás, pertenecientes a la promoción de oro del ENBA, bajo la dirección del entonces docente Manuel Ugarte Elespuru. Una vez culminado sus estudios, en 1961 es integrado a la plana docente del ERBA, hasta  1972. Año en la cual ejerce labores de conservación y restauración de las obras de arte colonial de las algunas ciudades de Cusco y Puno, proyecto perteneciente al PER 39, del fenecido Instituto Nacional de Cultura, con el apoyo de la UNESCO y el plan COPESCO, responsabilidad que dejaría en 1976, para poder dedicarse exclusivamente a pintar y perfeccionar su forma y estilo. En 1989 viajaría, junto a su hijo Juan Carlos, al viejo continente. España sería el primer país donde viviría por un buen tiempo. En las afueras de Madrid tendría acceso a un departamento en donde pudo componer dos grandes trípticos: “Perú, costa, sierra y selva” y “El descubrimiento de la papa”, obras que participarían en pabellón peruano de la Exposición Universal de Sevilla de 1992 (EXPO 92), que duró seis meses, iniciando el 20 de abril y clausurándose el 12 de octubre,​ ajustado con la fecha del V Centenario del “Descubrimiento de América”. De hecho fue realizado para evocar este momento histórico, con el lema “La Era de los Descubrimientos”.

 Machicado también participaría en el año de 1994, en Heidelberg, ciudad alemana, en donde llevaría a cabo una performance en el Festival de Arte Anual “Kultur Durch Dialog”, construyendo para dicho evento una balsa de totora, cuyo material fue traído desde Puno.  Dicha embarcación fue puesta a navegar en el río Necker.

 En años posteriores se instaló en los Estados Unidos, donde participó en diferentes eventos artísticos, para luego regresar a su patria y su querido taller “24”. Machicado tiene en su haber 28 exposiciones individuales,  más de 80 exposiciones colectivas y un sinnúmero de premios.

 Machicado y su camino hacia el Neo-Indigenismo

“Creo que no hice mal en razonar y pensar que uno se podía realmente lanzar con una nueva estructura, con una nueva composición, con nuevos elementos de la sierra y con nuevos colores para poder expresarme de diferente manera, eso es el neo indigenismo”, texto de Juan de la Cruz Machicado, extraído del catálogo “RUNA” de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco (2017).

 Cuando el movimiento indigenista pictórico encabezado por Sabogal y compañía, desde el EMBA-Lima, estaba en su más alto auge, los departamentos del interior del país no estuvieron ajenos a este movimiento; en el Cusco, Fuentes Lira lideró y tuvo contacto con dicho grupo. Machicado heredaría las líneas y formas de Fuentes Lira, halló una inspiración valiosa en los maestros indigenistas, acentuando más dinámica y fuerza, sintetizando, componiendo de tal manera que sus obras fueran únicas, con tonos coloristas; de pinceladas sueltas y el buen manejo de luz. En fin, estudios que no bastarían para desglosar la génesis  del maestro y que lo hacen único en el universo del arte.

 El 01 de agosto del 2018, Juan la Cruz Machicado Sihuayro fallece a la edad de 84 años, en la ciudad del Cusco, ciudad que lo viera crecer artísticamente. Alguna vez lo oí decir que quería descansar en su terruño; no se pudo, pero partió a la eternidad el día que los puneños celebramos el Día de la Pachamama (Madre Tierra), aquella que nos prodiga con sus frutos. Machicado era hijo de la Pachamama, a ella volvió. Así plasmó cada una de sus obras y así será en el recuerdo de sus amigos.

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