“La Plaza de Armas y el Parque Manuel Pino se convierten en anfitriones de desfiles cívicos y pasacalles de fiestas costumbristas, rodeados de pocos barrios, entre otras características que muchos puneños de antaño deben estar recordando…”
Gustavo Medina Vilca
Así versa un huayño pandillero en homenaje a Puno, lleno de nostalgia por el Puno que ya no es el mismo y nos invita a recordar, ¿cómo era Puno antes? Y muchos de los vecinos de la ciudad de Puno recordarán algunas características como las calles adoquinadas, los postes de alumbrado público en palos de eucalipto, el servicio de transporte público diurno y de taxi con paraderos definidos, las tiendas comerciales ubicadas en el jirón Lima y alrededores que formaron parte de la organización y producción de la ciudad junto a la Plaza de Armas y Parque Manuel Pino, que se convertían en anfitriones silenciosos de desfiles cívicos y pasacalles de fiestas costumbristas, rodeados de la existencia de pocos barrios, entre otras características que muchos puneños de antaño deben estar recordando.
Pero ¿qué ha cambiado? Después de 351 años de fundación española y próximos a conmemorar el bicentenario de la República del Perú, tenemos una ciudad con un número mayor vías con gran cantidad de postes de concreto que forma tejidos por el uso de cables, servicios público de transporte caracterizado por la cultura combi, el desorden en la prestación del servicio de taxi como consecuencia de incremento del parque automotor, incremento del comercio ambulatorio en el centro de la ciudad como consecuencia del desborde de la capacidad de los mercados que da lugar al uso social de calles, avenidas, jirones y pasajes del centro de la ciudad para actividades comerciales convirtiéndolos en lugares caóticos e inseguros, la Plaza de Armas y el Parque Manuel Pino son testigos de nuevas formas de entretenimiento de ciertos sectores de la población mezclados con ocasionales turistas. Esta mirada rápida sobre las características de la vida urbana en la ciudad de Puno de hoy, sin duda da cuenta de cambios que han ocurrido de manera improvisada y motivada por las necesidades de los ciudadanos que se establecieron en la ciudad de Puno, atraídos probablemente por su desarrollo institucional público y ser la capital del Departamento de Puno.
El proceso de expansión urbana que experimenta la ciudad viene transformando cada vez más la vida urbana de Puno, y con ello se van cambiado los valores y patrones culturales en la ciudad; por eso, buscar evaluarnos frente al logro de los objetivos estratégicos nacionales formulados en el Plan Bicentenario: El Perú al 2021 como el desarrollo integral y sostenible con la vigencia plena y efectiva de los derechos fundamentales y la dignidad de las personas; acceso equitativo a servicios fundamentales de calidad (educación, salud, agua y saneamiento, electricidad, telecomunicaciones, vivienda y seguridad ciudadana); reducir el sector público y hacer crecer las instituciones del Estado en las regiones, como parte del proceso de descentralización y de erradicación del centralismo; tener política económica estable y previsora que aliente el crecimiento económico sostenido mediante la inversión privada y pública en actividades generadoras de empleos dignos; cerrar las diferentes brechas de desigualdad de recursos y capacidades entre Lima y las regiones, y entre las propias regiones; y considerar a recursos naturales como fundamentales para el sostenimiento de la economía del país porque contribuyen a la satisfacción de las necesidades de la población y al desarrollo de actividades productivas generadoras de bienes y servicios dirigidos tanto al mercado interno como externo; nos muestra que todos estos lineamientos resultan ser una utopía, un anhelo aún lejos de ser realidad, muchos de ellos dependen de la efectividad de las políticas de Estado, la voluntad política y de la implementación de una política económica capaz de incentivar el desarrollo del mercado interno, por tanto, estamos cada vez más lejos del desarrollo para Puno y debemos de contentarnos con el discurso de la gobernabilidad democrática, la libertad y la búsqueda de bien común.
Sin embargo, para muchos Puno es más grande que sus problemas, pero necesitamos de un verdadero compromiso cívico capaz de motivar un trabajo colaborativo para la solución de los problemas de la ciudad, donde la mayoría de ciudadanos nos involucremos con lo público, retomando aquellos valores y patrones culturales que nos lleven a una mejor condición de vida urbana.