Esbozo de la historia urbana de Puno

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La personalidad colectiva de un pueblo se ve en su urbanismo, en las formas y maneras como ha cambiado a través de los tiempos. El autor, en este artículo, puntualiza esas tendencias urbanas de la Ciudad del Lago, revelando detalles poco conocidos.

Néstor Pilco Contreras

Puno, en la etapa prehispánica, siendo “pascana”, “aldea”, “tambo” y los diversos calificativos impuestos, contaba con cuatro ayllus principales: Ch´eka, Pirhuapirhuani, Mañazo y Huaraya; tenía como eje principal el “supaykancha”, actual Plaza Mayor; la población de uros, puquinas, aimaras y quechuas se asentaron sucesivamente en las faldas de los cerros Orkopata, Huajsapata, Pirhuapirhuani, Azoguini, Cancharani, Mach´allata y LLallahua, y a orillas del Lago Titicaca, con sus islas de Huajehuata (hoy Esteves) y Antahuata (hoy Espinar). En un principio, fue ocupada por sociedades de economía de subsistencia y enseguida por sociedades agroalfareras complejas como Pucara, Tiahuanaco, Señoríos Aimaras y los Incas.

Con la invasión hispana, las estructuras sociopolíticas y territoriales andinas fueron transformadas e impuestas, creándose las encomiendas, repartimientos, corregimientos, intendencias y partidos. El primer encomendero de Puno, fue Gómez de Mazuelo en 1535; posteriormente, debido a la política de concentración de la población en 1573, se estableció la reducción de San Juan Bautista de Puno, parte del corregimiento de Paucarcolla (Domínguez, 2012). Más tarde, los “sucesos de Laykakota” o “rebelión de los hermanos Salcedo”, en 1668 se establece la Villa de la Concepción y San Carlos de Puno y el 14 de octubre de 1805, se confiere la categoría de ciudad a Puno.

En la Villa de Nuestra Señora de Concepción y San Carlos de Puno, el 18 de julio de 1731, el Corregidor de Paucarcolla, Guillermo Ortiz de Foronda, nombró Alcalde Ordinario de Puno, al indio principal Auguntin Chambi, teniendo como función principal el ornato de la ciudad en las causas civiles y criminales; además, “tendrá especial atención en que los Yndios acudan puntualissimamente á Misa y Doctrina los días de tablas Domingos y feriados sin que falte persona alguna […] Evitandose entre ellos amansevamienttos (sic), borracheras, taquies [e] Ydolattrias” (Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, Min 142-02). Se sabe que en 1735 Chambi ostentaba el título de Cacique Principal de Puno y Capitán enterador de la mita de Potosí.

En Puno, en 1812, la situación del ornato de la ciudad, al parecer, fue muy crítica. El Intendente Manuel Quimper se quejaba: “los vecinos de la clase de la plebe y los sirvientes […] arrojan las basuras de cocinas y corrales en las calles más interiores” (Archivo Regional de Puno, 1812). Ante esta situación, Quimper dividió a la ciudad en cuatro manzanas o porciones con sus respectivos alcaldes de barrios. La primera manzana se extendía desde la esquina del Villar del frente de la casa del finado Julián de los Ríos hasta San Juan de Dios y caja de Agua siendo alcaldes Juan de la Cuesta y Juan Cuentas; la segunda desde la esquina de la casa de señora Arce hasta la de Don Juan Cáceres y San Juan de Dios siendo alcaldes Manuel Morel y Manuel Ledesma; la tercera desde la esquina tienda casa de Terroba hasta la Plaza de Puno, arco y circos de la laguna siendo alcaldes Nicolás Tinajeros y Juan Barriga y; la cuarta desde el Villar frontero hasta la Iglesia de Puno y casa del señor Vicario siendo alcaldes Bernardo Portugal y Tadeo Hidalgo.

El 16 de agosto de 1796, el gobernador intendente Antonio de Villaurrutia, informa que el tributo que paga la Villa de Puno, con sus dos parroquias San Juan y San Carlos, es la suma de 3953 pesos 3 reales. En 1825, la intendencia de Puno contaba con una población de 151,646 habitantes, la Villa de Puno, tenía 1743 habitantes y sus anexos de San Pedro de Ycho, 1054 y Santa Rosa de Chiaraque, 424 personas.   

En el Archivo Regional de Puno (ARP), fondo Intendencia, en 1813 se encuentra el padrón de los indios originarios y forasteros de Puno, con sus respectivos ayllus (lamentablemente quemado e incompleto). En dicho documento se menciona la existencia de 23 ayllus con una población tributaria de 613 personas, de los cuales 5 son originarios, 595 forasteros y 13 de la iglesia, siendo los ayllus los siguientes: Manazos, Ytapalluni, Salcedo, Asiruni, Josef de Incauyo, Palcapampa, Collacache, Pumperia, [¿pongos o mitanis de?] Iglesias, Ichu y Pauro, Funiviri, Caracollo, Haylliguaya, Ojerana (sic) Surcabuena y Havallani.    

Respecto a la vida urbana e institucional de Puno, en sus distintas etapas históricas, presenta una configuración territorial y poblacional importante. Durante la etapa colonial, la concentración poblacional solo alcanzaba los alrededores de la Plaza Mayor y el parque Pino. En 1935, los límites del área urbana de Puno, por el norte fue el Arco Deustua, por el extremo sur el Centro Escolar de Varones N° 881, por el este la conformaba la avenida prefecto Arenas o también llamada avenida Mayor Santiago Caballero, por donde pasa el ferrocarril al Muelle (hoy jirón Cahuide), y por el norte el barrio Mañazo y la plazuela Seguin.

La Plaza Mayor de Puno, sin duda, es uno de los espacios públicos más importantes; existe desde 1668, bajo el modelo “damero” hispano. En el centro de la plaza, “antes de 1845, había una pila de piedra porosa, con dos recipientes o tazas regularmente labradas” (El Siglo, 1924). Por gestión del prefecto de Puno, Mariano Basagoitia, en enero de 1856 se instaló la pileta, que fue traída desde Yslay por Felipe Delgado y Valentín Pinto e instalada por el ingeniero José Gonzuret. Tiempo después, en 1917, por iniciativa del inspector de obras Eduardo Pineda y Arce, se remodeló la Plaza Mayor de Puno. Y por iniciativa del comité de damas “Pro-monumento Bolognesi”, se sustituyó la pileta por el monumento a Bolognesi, siendo inaugurado este último el 28 de julio de 1925.

En la primera mitad del siglo XX, las principales calles de Puno, lo constituían: calle Real, luego Comercio (hoy pasaje Lima), calle Los Puentes (hoy jirón Puno), calle Jerusalén (hoy calle Moquegua), calle Tacna, calle Arequipa (Calle del colegio), calle Socavón (hoy calle Lambayeque), calle La Libertad, calle Azángaro (hoy jirón Santiago Giraldo), calle Municipalidad (hoy jirón Deza), calle Ácora (hoy Fermín Arbulú), calle Sandia (hoy jirón Oquendo y parte de jirón Los Incas), calle Juliaca (hoy Teodoro Valcárcel), calle Cajamarca, calle Ica (hoy jirón Conde de Lemos), calle Pumacahua (hoy jirones Mariano H. Cornejo y Lampa), calle La Torre, calle prefecto Arenas (hoy jirón Cahuide). En esta última calle destaca la Plaza Centenario (hoy Parque de las Aguas o de la Cultura) y la planta de energía eléctrica.

En la década de 1930, la ciudad de Puno, contaba con una población de 8 372 habitantes aproximadamente. Las instituciones más importantes fueron: la Prefectura, el Concejo Municipal, la Corte Superior de Justicia (ubicada entre los jirones Cajamarca y Lima), Cuartel de Gendarmes (entre los jirones Lambayeque, Tarapacá y Loreto), el hospital San Juan de Dios (a un costado del Parque Grau, hoy Daniel A. Carrión), el cuartel Cahuide (al frente del mercado Central).

Otros establecimientos fueron, el Camal, ubicado al inicio de la calle Sandia, fue inaugurado en 1910, siendo alcalde Manuel F. Chevarria; la cervecería ubicada en la esquina de las calles Pumacahua y La Torre, Capilla del Hospicio (actual local de radio Onda Azul); las ferias se establecían en los alrededores del Parque Pino y la Plaza Centenario. En estas ferias, según Guerra (1935), destacaban “las “lecheras” de Huaje, las Huertas y Huaraya y las “verduleras” de Ichu, Chimu y Ojerana; a las tejedoras de Juliaca y Caracoto y los sombrereros de Chuquito [Chucuito], los de la península vendiendo zapatos y los de Huancané anilinas”.

En cuanto, a los servicios básicos como el agua se conoce que gran parte de la vida urbana de Puno, la población se abastecía de las afloraciones superficiales del subsuelo. Guerra (1935) menciona la existencia de las siguientes cajas de agua construidas de piedra y cal: Santa Teresa, Cuesta Blanca y Pirhuapirhuani. Además, detalla que el número de piletas distribuidas en las calles de la ciudad llega a 20. “solamente 12 casas de la ciudad tienen establecidas su pileta: un hotel “el Ferrocarril”, y nueve instituciones a saber: Prefectura, Concejo Municipal, Cuartel Cahuide, Correo, Banco Italiano, Club Unión, Hospital (San Juan de Dios), Caja de Depósitos y Centro Escolar de Niñas” (Guerra, 1935, p. 29). La Foundatium Company, entre los años 1890 – 1930, hizo los estudios para traer el agua del río Totorani, lo que años más tarde se hizo realidad.

Los mercados tradicionales más importantes de la ciudad de Puno, sin duda, son el mercado Central o Recova, Laykakota y Bellavista. Respecto, al Mercado Central Guerra (1935), en su Monografía Sanitaria de la provincia de Puno, señala: “A espaldas del Colegio San Carlos, se levanta el mercado al centro de una plaza formada por las calles Sandia, Juliaca, Tacna y Acora […]. Su construcción fue iniciada por el prefecto Coronel José de la Torre por los años de 1891 a 1893 y se terminó el año de 1904, por la municipalidad presidida por el Dr. J. Eduardo Vargas”. Además, indica que el edificio es de adobe con techo de calamina de 3 aguas y piso de cemento. En tanto, el mercado Bellavista fue creado en el año 1964, y el mercado Laykakota fue fundada el 18 de septiembre de 1965.

Dentro del campo educativo, el inglés Guillermo Miller, prefecto en 1825, destacaba que la “ilustración de la casta indígena es el medio del goce de la ciudadanía”. En Puno, el 11 de julio de 1825, se establece la primera escuela de primeras letras de la República, siendo el primer preceptor Pedro de Leyva. El comisionado municipal para la instalación de la referida institución fue el alcalde de segundo voto Vicente Velásquez. Asimismo, el 7 de agosto de 1825, se crea el colegio de Ciencias y Artes y el 29 de diciembre de 1847, se instala el Colegio de Educandas de Santa Rosa.

En la ciudad de Puno, en marzo de 1828, según el periódico El Siglo, existían las siguientes instituciones educativas: Colegio de San Carlos, dirigido por José Gabriel Cosio; Seminario Colegio de San Ambrosio, dirigido por Alberto Barrientos; Liceo Puno, dirigida por María Benavente de Marín; Centro Escolar de Mujeres, dirigido por la señorita María Manuela Yuychud; Centro Escolar de Varones, dirigido por Gustavo A. Rubina; Escuela de San Vicente, que sostiene la Beneficencia y dirigen las Hermanas de la Caridad; ha comenzado su nuevo año la Academia Comercial, que dirige el Dr. Enrique Arevalo. Se conoce que el inspector educativo fue Moisés Yuychud, quien en verano del mismo año, promovió una jornada de capacitaciones con la participación del “Instituto de Maestros de Puno”. 

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