Tan corrupto es tolerar a un médico que se escapa de su centro de trabajo, como el permitir que miles de personas no tengan posibilidades de proteger su salud, porque se decide que el Estado “incentive” a una industria que sólo busca lucrar con la enfermedad.
Susana Chávez A.
Las últimas noticias en los medios, propalando el Operativo de Control “Por una Salud de Calidad”, de la Contraloría de la República, no solo da cuenta de la instituida mala práctica de profesionales que usan indebidamente tiempo y recursos del Estado, asunto que nadie debería soslayar, sino que también señala otros graves problemas, como el desabastecimiento de insumos básicos, que hace imposible cualquier labor, sin afectar la calidad de su atención y la propia moral de los y las proveedoras, pues así trabajarán en horario completo, el 40% de servicios de emergencia no cuentan con el personal mínimo requerido, ni con equipamiento y menos aún con el material fungible.
Es harto conocido que en el Perú la inversión en salud es insuficiente y aunque durante los últimos años se han producido incrementos significativos, esto no ha llegado a nuestra alicaída infraestructura sanitaria, especialmente en los primeros niveles de atención, como tampoco para mejorar las competencias de los profesionales, aspecto que el sistema presupuestal aprecia muy poco; todo esto sin medir las consecuencias que ello tiene para la gente, sobre todo, considerando la pobre calidad formativa que ofrecen muchas universidades en el Perú.
En el Perú, lamentablemente, el tema de salud es mucho más complejo y no solo se trata de la corrupción naturalizada que hoy vemos en ciertos gremios profesionales, sino también la instituida y legalizada que se aprueba en el Congreso y en las altas esferas, por lo que atacar a un solo lado (al individual) , apenas durará el tiempo en que los vigilantes cierren los ojos y como sabemos, esa es flor de un día. Por lo tanto, si la puerta se abre, nuestra lucha tiene que ser en contra de toda la corrupción, la de todos los días, como la grande, la de corbata, la que no se ve, pero se siente con cada gasto de bolsillo o con los increíbles costos, que nos hacen totalmente dependiente no de un seguro, sino de dos y hasta de tres.
¿Sabía usted amable lector/a, que en el Perú, desde hace 17 años, los medicamentos para cáncer fueron liberados de impuestos y aranceles, bajo el argumento que reduciría sus costos y facilitaría su acceso? El resultado ha sido todo lo contrario, según un acucioso estudio de OXFAN y AIS, estos medicamentos son 64% más caros, haciéndonos el país de la Región que más paga por estos insumos y también señala que hemos dejado de percibir 7’608,986 dólares, que han sido íntegramente trasladado a cuatro grandes farmacéuticas: Abbott, Johnson & Johnson, Merck y Pfizer.
¿Esta pérdida habría servido para reducir el terrible panorama que hoy nos presenta el informe de Contraloría? Con una buena gestión, creo que sí, si la prioridad hubiese sido aplicar el sistema corporativo de compras de medicamentos que el 63% de establecimientos no utiliza, lo que nos haría tener no solo medicamentos más baratos, sino de mejor calidad.
¿Cuánto perdemos con esta liberación, que sin más evidencia se propone extender para los medicamentos de salud mental, cuyo contenido está en el proyecto de ley del Congresista Del Castillo? Si solo se tratara de atención de cáncer; 760 mil mujeres podrían hacerse un diagnóstico efectivo de cáncer de cuello de útero, y al menos 300 mil mujeres podrían hacer lo mismo con el cáncer de mama.
Tan corrupto es tolerar a un médico que se escapa de su centro de trabajo, como el permitir que miles de personas no tengan posibilidades de proteger su salud, porque se decide que el Estado “incentive” a una industria que sólo busca lucrar con la enfermedad. De hecho, esta lucha no solo es del MINSA, debería ser también de la Contraloría, peor aún, debería ser del propio Congreso, quienes a punta seguramente de no pocos lobbies, han hecho de nuestro país un mercado floreciente de la salud, a costa de todos/as que tenemos la mala suerte de enfermar.
Diseccionando el mercado peruano
Por lo menos 30 empresas importadoras traen al Perú dispositivos médicos de fábricas asiáticas con antecedentes de productos de mala calidad y venden directamente a los hospitales públicos y organizaciones privadas, según el análisis que se realizó basado en las alertas difundidas por la Digemid. De todas estas compañías, las tres que tuvieron mayores avisos de seguridad fueron Distribuidora Continental 6, Nipro Medical Corporation Sucursal del Perú e Import Medical Service. Las tres juntas acumularon 19 reportes. En las últimas dos décadas, realizaron ventas al Estado Peruano por más de 196 millones de soles, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Desde su oficina ubicada en un edificio de San Isidro, el gerente general de Nipro Medical Corporation Sucursal del Perú, Pier Carlo José Levaggi Muttini, responde sobre los seis avisos que la Digemid emitió en su página web a productos que esta compañía importó. Levaggi comenta que solo el año pasado vendió cerca de 77 millones de jeringas –asegura haber sido el principal proveedor de jeringas al Estado- y que si hubiera, por ejemplo, dos lotes alertados, en total sumarían un millón de aparatos y representarían una cifra mínima de sus ventas.
Levaggi, quien además es médico cirujano, explica que cuando hubo una alerta crítica se inmovilizó el producto con el fin de destruirlo y, en algunos casos, se dejó de hacer negocios con los fabricantes implicados. Sin embargo, pese a que Top Glove Sdn Bhd vendió a Nipro Medical Corporation guantes que no cumplieron las pruebas de agujeros, esta distribuidora peruana continúa haciendo negocios con la compañía malasia. “Top Glove tiene el 75% del mercado de guantes del mundo. Si no le compras a Top Glove, no le compras a nadie”, dice su gerente.
Nipro Medical Corporation Sucursal del Perú tiene 16 años en el país y pertenece a la empresa estadounidense Nipro Medical Corporation, que a su vez es subsidiaria de Nipro Corporation, con matriz en Japón. Esta última se encarga de efectuar las compras y también de auditar a las empresas con las que cerrará negocios; no obstante, eso no asegura que algunas compañías auditadas no presenten fallas en sus productos.
Según información publicada por la Digemid, Nipro Medical Sucursal del Perú ingresó al país tres lotes con guantes que no aprobaron el ensayo de ausencia de agujeros, dos lotes de jeringas sin registro sanitario y uno de termómetros sin registro sanitario vigente. Los fabricantes involucrados fueron las compañías chinas Shangai Kindly Enterprise Development Group y Shanghai Huachen Medical Instruments, además de la empresa malasia Top Glove Sdn Bhd.
Levaggi Muttini, también vicepresidente del Gremio de Salud de la Cámara de Comercio de Lima, muestra en la computadora de su oficina que la Digemid ha fiscalizado a su compañía en 23 ocasiones entre el 2013 y el 2017. Del total de intervenciones, 7 tuvieron resultados menores (es decir, las autoridades encontraron productos mal rotulados), 4 tuvieron resultados críticos y 12 no tuvieron observaciones.
Ojo-Publico.com pidió una entrevista a la Digemid para conocer más detalles de las alertas publicadas en su portal web. Ante su negativa, envió un cuestionario el 12 de noviembre pasado, pero hasta el cierre del informe no hubo una respuesta concreta.
La Distribuidora Continental 6 es otra de las compañías en el Perú que importó productos que luego fueron alertados. Tiene 33 años de actividad en el país, domicilio fiscal en el distrito de Ate y a Luis Jaime Morales Luyo como gerente general, de acuerdo a la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat).
La compañía ingresó productos de baja calidad de las empresas chinas Changzhou Huichun Medical Equipment; Guangzhou Beiji Medical Plastic Finished Products; y Anhui Tiankang Medical Products; y de la malasia Tan Sin Lian Industries. Los documentos advirtieron, entre el 2015 y el 2018, sobre la existencia de cinco lotes con problemas: dos de guantes con agujeros y tres de equipos de infusión (que ayudan a bombear insulina al cuerpo) que presentaron errores para regular el flujo de la medicina a suministrar.
Ojo-Publico.com solicitó una entrevista a Luis Jaime Morales para consultarle acerca de las medidas que su empresa adoptó ante estos avisos de seguridad y sobre las importaciones que realizan de empresas asiáticas; sin embargo, prefirió contestar por correo electrónico. “(…) Todo lo que importamos es de buena calidad. Dentro de los miles de lotes que traemos han llegado algunos productos defectuosos. Cuando esto ocurre, inmediatamente ponemos en marcha nuestros POES [Procedimientos Operativos Estandarizados de Saneamiento] y subsanamos el problema ocurrido”, escribió el director general de la compañía.
También explicó que cuando algún producto es observado, se comunica al proveedor para que realice las investigaciones correspondientes y sean corregidos los inconvenientes. “Si el problema se repitiese, se optaría por buscar nuevos proveedores”, añadió. Ante la consulta sobre las multas, por cerca de 100 mil soles, que ha recibido su empresa de la Digemid por productos que no pasaron los controles de calidad explicó que estas “fueron apeladas o canceladas en su oportunidad”.
Otra de las distribuidoras con más reportes de seguridad -cinco en total- de dispositivos médicos asiáticos es Import Medical Service, que tiene como gerente a Marco Antonio Charqui Zambrano, quien a la vez se desempeña como titular gerente de la compañía Medi Line, dedicada también al rubro de importación de productos médicos. Los dispositivos alertados de esta empresa son hojas de bisturí y jeringas, principalmente de los fabricantes chinos Sterilance Medical Suzhou, Changzhou Shuangma Medical Devices., Linhai Deyi Plastic y Yangzhou Hua Xiang Rubber & Plastic Corp.
Ojo-Público.com solicitó una entrevista por teléfono y correo electrónico con Charqui Zambrano, pero no hubo respuesta hasta la publicación de este informe.
El 6 de noviembre enviamos también correos electrónicos a las compañías extranjeras Changzhou Weite Medical Equipment, Tan Sin Lian Industries Sdn Bhd, Top Glove Sdn Bhd, Sterilance Medical Suzhou y Shandong Zibo Shanchuan Medical Instrument para consultarles sobre los productos que exportaron y que fueron alertados en el Perú; sin embargo, ninguna se pronunció.
Además de hojas de bisturí, compramos en Capon Center jeringas de la empresa Changzhou Shuangma Medical Devices. La media caja (25 unidades) costó 9 soles (0,36 céntimos la unidad). Cuando consultamos sobre la empresa fabricante, la vendedora que nos atendió se quedó en silencio durante unos segundos y de pronto empezó a leer los textos impresos en los productos. “¿Changzhou, cierto? Sí, sí hay”, dijo. Luego agregó: “Normalmente no vendo por fabricantes”.
Por ser supervisiones eventuales, las alertas no reflejan al cien por ciento la realidad de los productos defectuosos, y también porque los hospitales del país no siempre reportan los incidentes adversos que tuvieron con los dispositivos médicos comprados, para que luego la Digemid haga las pesquisas correspondientes. Entonces, el círculo de riesgo se mantiene.