Para hoy se agendó la segunda votación para restablecer la llamada “bicameralidad”, es decir, una suerte de nueva Constitución a gusto y medida de la derecha parlamentaria.
En una lectura al proyecto, se desprende que todo el poder se concentra en 40 senadores que tendrán la capacidad de cambiar la Carta Magna, sacar al presidente, colocar a miembros del Tribunal Constitucional y manosear a su gusto los poderes del Estado.
Esos 40 representan las dos terceras partes de la cámara de senadores de 60 miembros que sugiere la reforma. El proyecto establece que sólo podrán ser senadores los que fueron congresistas o provengan de la cámara de diputados.
Además, la mitad de dicha cámara de senadores será electa por distrito único, es decir garantiza que sea dominada por capitalinos, sean de la cúpula de sus partidos y con una elección previa como legisladores lo que coincide con el perfil de los actores políticos de ultraderecha.