Como en un rompecabezas macabro, el crimen contra Edith Magalia Mamani Coila (31) se va reconstruyendo a medida que aparecen las pruebas que sugieren un intento de encubrimiento por parte del hermano del policía suspendido Elis Ronald Fuentes Quispe y otros detalles que damos a conocer a continuación.
La pieza clave era el video grabado en el interior de su tienda, cuyo contenido pudo adelantar Los Andes en la edición dominical.
Los detalles revelados por el video y las primeras indagaciones son perturbadores: Elis Guerra mató a la madre de sus dos hijos con una mano, mientras que, con la otra, cargaba a su bebé.
Además, el graduado de policía no tuvo la mínima compasión, ni ante los quejidos de Edith ni ante los gritos desesperados del mayor de sus hijos, un bebé de apenas 1 año y 11 meses cuyo último recuerdo de su madre se grabó cuando la abrazó estando ella sin vida.
POR UNA CAÍDA
Poco después de la medianoche, del fatídico 8 de agosto del 2024, con su 1.60 cm de estatura, Elis Fuentes se puso de pie y, sosteniendo un vaso, extendió su brazo para decir: «Salud, Edith, toma pe».
Estaban en el interior de la tienda «Qué pasó ayer». Ambos se trasladaron a ese lugar en diciembre de 2023 y, para entonces, Elis era una celebridad en el mundo del hampa por el caso “policías arranchadores”.
A pesar de tener requisitoria, se daba el lujo de atender a los clientes, mientras Edith se desempeñaba en una microfinanciera gracias a su título de contadora.
Esa noche, en la tienda, Edith compartía el licor, pero también cargaba a su niña de 5 meses de edad en un “atado”. Se aprecia que Elis Fuentes quiere quitarle este aditamento, pero la madre se niega y el video se interrumpe.
Tras el breve salto, se aprecia que Elis consiguió tomar a su bebé, a quien carga con un brazo, mientras que, con el otro brazo, la golpea. Edith, ante ello, no se queda atrás.
Edith le dice: “dame a mi hija” e intenta luchar con todas sus fuerzas, pero ello no le basta, pues es sometida a punta de golpes y jaloneos.
En el momento fatal, el policía tropieza con una mesa y se cae de espaldas, sin poder sostenerse, pues tenía en sus brazos a su bebé.
No hay mayores antecedentes de violencia familiar entre ellos, pero los delincuentes suelen no tener control de sus impulsos, en especial si les hieren el orgullo.
A ella le quedaban pocos minutos de vida, pues en un momento que las cámaras de seguridad no lograron captar, Elis le propina una andanada de golpes y la deja tan mal que, a continuación, entra gateando al ambiente donde se instala la tienda.
En ese momento, el varón desata a la “bestia” y le propina seis patadas en la cabeza y la deja tendida y agonizante.
OLÍA A PELIGRO
La primera vez que el nombre de Elis Fuentes figuró en crónicas periodísticas fue en relación a la desaparición del arma que había matado a su colega Olenka Cabrera, en el mes de marzo del 2023.
De acuerdo con información de La República, el entonces suboficial reportó su arma, un AKM N° 646127, como robada, el 19 de julio del 2023. El mismo medio recogió la versión de que el arma fue vendida para ejecutar un atraco.
Elis fuentes dijo que perdió su arma en julio, y en agosto se vio envuelto en un caso de secuestro y extorsión. El 25 de ese mes se dio a conocer la denuncia de un ciudadano que dijo haber sido secuestrado y extorsionado en la ciudad de Juliaca por cinco efectivos de inteligencia de la policía.
En esa fecha se dio a conocer la identidad de tres de los implicados, pero faltaban dos, entre ellos Elis Fuentes.
El siguiente mes, Elis fuentes fue señalado como parte de una banda criminal que allanaba casas en la provincia de Sandia y decomisaba droga, pero no al servicio de la justicia, sino al servicio de su codicia.
En diciembre, comenzó a convivir con Edith Mamani Coila, al menos según lo atestigua el hermano del policía, el joven Jean Junio Fuentes Quispe. Esto nos lleva al presunto intento de encubrimiento.
ENCUBRIMIENTO
A la 1:16 de la madrugada del fatídico día, el joven estudiante de ingeniería civil y aspirante a policía, Jean Junior Fuentes Quispe, recibió una llamada. Del otro lado estaba su hermano, quien le dijo que había tenido problemas.
Lo que conversaron después será materia de investigación, pues las versiones de ambos sobre lo sucedido tras el asesinato se contradicen.
Según Jean Fuentes Quispe, después de recibir la llamada, contactó a su madre y se dirigió a la casa de la pareja. Al ingresar a la tienda, encontró a su cuñada Edith Magali sentada en una silla, como si estuviera dormida tras una borrachera. Al ver que no reaccionaba, la cargó hasta su cama y la acomodó, dándose cuenta de que no mostraba signos de vida, por lo que llamó al serenazgo.
Sin embargo, su hermano Elis cuenta una historia diferente. Según su relato, tras la brutal golpiza, Edith logró sentarse antes de desvanecerse. Al no reaccionar, fue el mismo Elis quien la trasladó a su cama y la dejó allí, pensando que se había quedado dormida. Al ver que no respondía, llamó a su hermano y, al notar que no respiraba, se fue de casa.
La versión de la hermana de Edith podría aclarar esta aparente contradicción, ya que se encontró que la ropa de Edith no tenía manchas de sangre, lo que sugiere que fue cambiada y acostada.
UN INOCENTE ADIÓS
La necropsia al cuerpo de Edith es elocuente. La golpearon tan fuerte en la cabeza que el cerebro se inflamó, presionando los nervios que controlan la respiración, lo que causó que dejara de respirar y falleciera. En todo su cuerpo se encontraron varias marcas de golpes y restos de sangre en el piso.
Se supo que el pequeño de 1 año y 11 meses pudo darle un último abrazo a su madre cuando ya estaba en la cama; un abrazo que no podrá repetir en su vida y que, quizás para su suerte, quedará en el olvido debido a la frágil memoria de alguien de su edad.
