Desde tiempos añejos, en diversas localidades de la región, la fiesta del carnaval es motivo de agradecimiento, y no solo a la Madre Tierra, sino además a los compadres, ahijados, autoridades e incluso a los animales.
El “taripacuy”, que en quechua significa “alcanzar” o “dar” se realiza en el altiplano desde el 20 de enero, fecha en la que se produce la primera maduración de los cultivos, y se prolonga hasta el Miércoles de Cenizas.
Son diversos lo motivos para la celebración del “taripacuy”, donde lo infaltable es la alegría, diversión y algunas bebidas alcohólicas.
Según el profesor Eráclides Luza Bedoya, esta costumbre era muy practicada en las décadas anteriores; sin embargo, su práctica se ha visto disminuida en los últimos años en ciudades como Puno y Juliaca, salvo entre los moradores de las zonas rurales.
Según el promotor cultural José Morales, esta fiesta es motivo para el reencuentro entre familiares y “paisanos”, quienes llegan desde todos los lugares del Perú a sus pueblos natales, para compartir la alegría con sus conocidos.
AGRADECIMIENTO
Según relata Eráclides Luza, los ahijados en forma de retribución y respeto a los padrinos, suelen llevar regalos acompañados de una banda musical de la zona, la cual puede ser las tarkadas o pinquilladas.
“Los ahijados preparan la merienda con los mejores cultivos y carnes para los padrinos, a quienes visitan acompañados con una banda de músicos”, expresa.
Los regalos son casi siempre los mejores terneros y cultivos, los cuales son adornados con globos y serpentinas y coloreados con mixtura. Para amenizar la fiesta también se llevaban, hace años, licores como vinos, pisco y menta, pero ahora todo esto ha sido cambiado por cerveza.
A los compadres también se les llevan regalos similares y siempre acompañados de una melodía musical; de esa forma se les agradece haber aceptado ser padrino de sus hijos.
PACHAMAMA
Según agrega José Morales, el agradecimiento no solo se realiza a la tierra o Pachamama, sino además a las autoridades, por lo que días antes se realiza el chacu de animales salvajes, los cuales son entregados como una ofrenda.
A los animales también se les tiñe de color rojo en diversas partes de su cuerpo. Ese hecho significa el “señalacuy”, a fin de agradecer a los animales hembras el alumbramiento y la abundancia del ganado.
ÑO CARNAVALON
Este nombre viene de una sátira realizada al “momo”, o Hijo del Sueño y de la Noche, quien presidía las fiestas de los locos. Él era visto como un dios que se burlaba de las divinidades. Se relata que anteriormente fue el predilecto de las pequeñas cortes feudales. Era presentado con las características propias del bufón: gorro con cascabeles, cetro y máscaras.
En la actualidad, en los carnavales de muchos países se representa a Momo como el rey de las fiestas, el sábado de mal humor, o la víspera del domingo de carnaval.
La famosa divinidad desfila al frente de un bullicioso cortejo que se dirige al cementerio más cercano, donde el mal humor recibirá sepultura, siendo quemado o fusilado.
CHIUCHICO
La denominación del chiuchico deriva de la expresión quechua “chiuchi”, que traducida al castellano significa “pollo”; se refería a los jóvenes (chiuchis) que interpretaban una fiesta satírica en la época de los carnavales.
Uno de los más representativos en la región es el “chiuchico azangarino”, el cual se realiza, tradicionalmente, con la participación de grupos de pobladores adornados de serpentinas, mixtura y polvos multicolores. Esto, durante la madrugada.
Los jóvenes recorren las calles bailando y visitando, en forma sorpresiva, los domicilios de las autoridades y personalidades importantes del pueblo; esto, en forma de burla, son llevados a lomo del burro y obligados a recorrer las calles, mientras que los acompañantes bailan, cantan y juegan, al ritmo de los conjuntos musicales.