Puno tiene una larga tradición histórica, remonta sus orígenes cuando los puquinas, uros, aimaras y quechuas se establecieron en estos parajes a los pies del Huajsapata y Huajsaorco, con sus islas de Huajehuata (hoy Esteves) y Antahuata (hoy Espinar). Los primeros ayllus de Puno fueron Huaraya, Checa, Mañazo y Pirhuapirhuani. Con la incorporación de Puno al Tahuantinsuyo se estableció en Puñuypampa un tambo inca donde los habitantes de los ayllus de Chupo, Achira, Usaya y Paxa de Tiquillaca eran los encargados del servicio.
Con la invasión hispana el primer encomendero nombrado de Puno fue Gómez de Mazuelo en 1535. Posteriormente debido a la política de concentración de la población, en 1573 se estableció la reducción de San Juan Bautista de Puno, parte del Corregimiento de Paucarcolla. En tanto, con los “sucesos de Laykakota” o “rebelión de los hermanos Salcedo” en 1668 se establece la Villa de la Concepción y San Carlos de Puno y el 14 de octubre de 1805 se confiere la categoría de ciudad a Puno.
“Los señores de la tierra”, caciques del pueblo de Puno Los caciques durante el Virreinato del Perú fueron las máximas autoridades locales de los ayllus y parcialidades andinas, constituyendo el nexo entre la masa indígena y el gobierno virreinal. Dentro de la jurisdicción del pueblo de Puno, se conoce que el señor Cacha o “señor de Puno” fue uno de los primeros caciques o curacas registrados por la historiografía en 1535 con quinientos tributarios. En 1550, los jefes étnicos locales del repartimiento de Puno fueron “sacaca, cacique, e Ylacopa y Caxa, principales. y a los demás principales e yndios vuestros sujetos” (Domínguez, 2017). Se conoce que el cacique Sacaca había sido bautizado con el nombre de su encomendero Gómez de Mazuelo.
También se sabe que Juan Gómez Ylasaca fue cacique principal del pueblo de Puno en 1669. En marzo de 1742, Vicente Gómez Ylasaca indio principal del pueblo de Puno, se presentó como testigo y heredero del difunto Diego Gómez Ylasaca, cacique principal y propietario que fue del pueblo de San Juan de Puno, nombrado por el superior gobierno del corregidor de Paucarcolla, Manuel del Portillo Haedo y cobró 136 pesos, de los pagos devengados como cacique del dicho pueblo.
En el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) en Sucre, se encuentra el documento de petición y nombramiento de Augustin Chambi como Alcalde Ordinario de Puno en 1731.
En sus documentos presentados a la Audiencia de Charcas en 1735, se puede leer: “Don Auguntin Chambi cacique principal de la Villa de la Concepción, y pueblo de San Carlos de Puno Provincia de Paucarcolla, y actual enterador de Yndios de Mita a la villa de Potosí su cerro y labores […]”. Pide ser nombrado nuevamente alcalde: “confirmar dicho título de Alcalde Ordinario que se me confirió para que lo obtenga durante mis días ampliándome todas las facultades que convenga (f1) sean de nuestro Real servicio en premio de los méritos que me asisten desde mis abuelos”.
En 17 de mayo de 1751, el corregidor de Paucarcolla, Manuel del Portillo Haedo señala y notifica a los caciques de su jurisdicción “pongan sin dilación a sus indios con sus mujeres y bien aviados para el servicio de la Real Mita de Potosi”, los caciques notificados fueron: Sebastián de Herrera Velásquez cacique y gobernador de los pueblos de Puno e Ychu (segundas Vicente Gómez Ylasaca y Diego Sugsu); don Pedro Flores de Paucarcolla; don Augustin Vissaleon de Capachica; Ygnacio de Men – doza y Diego de Viamonte de Moho y Conima.
Los mitayos puneños del corregimiento de Paucarcolla una vez seleccionados y organizados por sus caciques y capitanes enteradores emprendían un viaje de 140 leguas durante 35 días aproximadamente. Cada mes de octubre de todos los años, los mitayos se juntaban “en el pueblo de Puno en el paraje y camino real donde se hacen dichos despachos” con sus respectivas esposas, hijos y alimentos. Los yanapacos (ayudas en quechua) consistían en una carga de quinua, una de charqui, una de chuño y una de maíz por cada mitayo que partía a las bocas del infierno de Potosí.
Finalmente, se sabe que Gregorio Callisaya fue cacique y gobernador principal del pueblo de San Juan de Puno y anexo de Ycho en 1777. Durante la rebelión de Túpac Amaru entre 1780 – 1783 uno de los caciques fidelistas más importantes de Puno fue Andrés Calisaya. En 1809 ante la formación de las juntas de gobierno en La Paz, Nicolás Calisaya (sobrino del capitán del ejército Andrés Calisaya), Fernando Aza y Diego Colquehuanca, vecinos de Puno e indios nobles descendientes de caciques, juraron su vasallaje al Rey y dieron donativos consistentes en 25 pesos en plata, 20 cargas de chuño, 7 cargas de papa y 5 chalonas. Además, solicitan a Goyeneche que les admitan en la expedición a costa de su peculio.
“Suplicamos a V.S. muy ilustre se digne admitirnos en su real expedición pues queremos ir a expensas nuestras sin grabar en cosa alguna al Real Erario, siquiera con el empleo de alcanzar agua a los señores oficiales y ayudar los equipajes […] bajo el bien entendido que en los lances mayores de Batalla que se ofrezcan también sabremos como en la pasada rebelión manifestar el resto de nuestras fuerzas hasta rendir la vida en defensa de nuestra ley y Rey”. (ARP, 1809, 09).
El Escudo de Armas de la ciudad de Puno Fue otorgado por el Rey Carlos IV a razón de la férrea resistencia que demostró la ciudad de Puno ante la arremetida de las tropas rebeldes de Túpac Amaru en 1781. Probablemente el escudo se confirió simultáneo al otorgamiento de categoría de ciudad a la Villa de la Concepción y San Carlos de Puno el 14 de octubre de 1805. Uno de los primeros artículos sobre el “Escudo de Puno” apareció en 1918 en la revista Variedades escrito por Alberto Zaa, a razón de haber encontrado una medalla acuñada en Potosí en 1808. Desde 1926 el Concejo Municipal de Puno adoptó el uso de tal emblema.
Durante la década setenta del siglo pasado diversos estudiosos puneños tales como Ignacio Frisancho Pineda, Alberto Cuentas Zavala, Víctor A. Villar Chamorro y Enrique Cuentas Ormachea discutieron sobre la autenticidad del escudo, unos deslizaban la idea que el escudo pertenecía a la familia de la “Duquesa de los Ríos”, una notable familia puneña de antaño quedando relegada a dicha tesis. Uno de los mayores estudiosos del Escudo de Puno fue el ingeniero nuclear Ignacio Frisancho Pineda, quien a su vez escribió un extraordinario libro denominado “De aldea a ciudad: Trayectoria Histórica de Puno” en 1996.
El escudo de armas de Puno consta de una corona ducal con copete de brazo armado, cuyo grito de guerra dice “Contra Aliam pugno domun”, lo que significa “combate sólo contra los que no son de tu casa o estirpe”. Dentro del cortinado, en el primer campo se aprecia tres castillos almenados que representan a los cerros de Santa Bárbara, Huajsapata y San José y, en el segundo campo ondeado se visualiza el Lago Titicaca. A los costados dos banderas y en la parte inferior cañones, alabardas, lanzas y tambores como trofeos.
Dato:
Con los “sucesos de Laykakota” o “rebelión de los hermanos Salcedo” en 1668 se establece la Villa de la Concepción y San Carlos de Puno y el 14 de octubre de 1805 se confiere la categoría de ciudad a Puno.
Por Néstor Pilco Contreras