Una reunión parece haber definido la muerte de la dirigente Sara Calla que se dio el 22 de enero del año 2024. Ese día tocaba una reunión entre vecinos de la urbanización Villa Hermosa del Misti – Juliaca y un representante de los establecimientos de venta de lucir establecidos en el lugar.
El emisario era un conocido abogado, alguna vez decano de su colegio profesional e, incluso, defensor de las víctimas de la matanza de protestantes a manos policiales, el doctor Wilmer Quiroz Calli.
“CHATO PERCY”
El trato era simple: 2 mil soles mensuales a cambio de que “les dejen trabajar”. Los testigos afirman que se trataba de 10 locales de venta de licor y damas de compañía dispuestas al acuerdo, pero al frente tenían, entre otros vecinos, a Sara Calla.
De acuerdo a la investigación fiscal del caso, la dirigente no tenía enemigos ni problemas familiares o personales fuera de los que había ganado con los molestos propietarios de locales nocturnos.
Entre ellos suena el nombre del “Chato Percy”, un supuesto propietario de un local nocturno. Sonó en los labios de los investigadores, así como de los allegados de la dirigente.
EL SOPLO
Las autoridades también han investigado a personas que habrían facilitado información sobre los movimientos diarios de Calla, lo que permitió al sicario ubicarla al salir de su vivienda. Entre los sospechosos figura una inquilina de la propia dirigenta.
EN LUCHA
A través de la revisión del celular de Calla y los testimonios de sus allegados, se confirmó que ella estaba inmersa en una lucha frontal contra los establecimientos ilegales.
En una conversación entre Calla y el gerente de actividades económicas, ella le habría preguntado sobre la “protección” que al menos dos locales de la zona mantenían, lo que les permitía seguir operando pese a las medidas municipales y las quejas de los vecinos.
Durante la reconstrucción, se revisaron registros de cámaras de la zona. Sin embargo, en los documentos de la fiscalía aún no se cuenta con la matrícula del vehículo que habría trasladado al sicario, identificado como Isrrael Levi Mejía Guevara, o al menos las autoridades están reservando esta información.
Lo que sigue siendo un enigma es cómo la policía logró identificar a Mejía Guevara entre tantos forasteros que circulan por Juliaca. Lo que se sabe con certeza es que el sujeto se alojó en un hospedaje de la ciudad un día antes del asesinato.
La fecha clave en esta trama parece haber sido el 22 de enero, cuando Calla rechazó el soborno ofrecido por los propietarios de los locales.
Esa decisión habría desencadenado los hechos que llevaron a su trágica muerte el 17 de junio de 2024, a las 3 de la madrugada, cuando el sicario le disparó en el pómulo.