En la cosmovisión andina, el viento o Wayra es mucho más que un fenómeno climático; es un ser con voluntad, capaz de albergar espíritus y actuar como vehículo de sanación o bendición. En su dualidad, puede curar o enfermar, y su influencia abarca aspectos materiales y espirituales.
LA DIVERSIDAD DEL WAYRA
Según la tradición oral andina, el Wayra puede clasificarse según su naturaleza y efectos: Tamaño: Desde el ligero Uchuy Wayra hasta el imponente Hatun Wayra.
Temperatura: Puede ser frío (Chiri Wayra) o cálido (Qoni Wayra).
Intensidad y contexto: Incluye remolinos (Pillinku), vientos secos (Pacha Wayra), húmedos (Puquio Wayra), o aquellos asociados a fenómenos como tormentas (Shiquta).
Su relación con las enfermedades es tan compleja como fascinante.Estas afecciones, conocidas como Wayrasqa, surgen por dos vías principales: la sustracción del alma o la invasión del espíritu del viento en el cuerpo.
ENFERMEDADES DEL VIENTO Y SU CLASIFICACIÓN
El Wayrasqa se clasifica según el origen y el agente causal. Aquí, el viento es un elemento clave que actúa con otras fuerzas naturales o sobrenaturales. Estas son algunas de las formas más conocidas:
1.-Enfermedades por sustracción del alma
Cuando el Wayra “agarra” el espíritu de la persona, puede manifestarse de diversas maneras:
Por aire de la tierra:
Lugares polvorientos o solitarios pueden provocar granos en el cuerpo, ceguera o vómitos (Qella Wayra, Pacha Ayri).
Por aire de los cerros o colinas:
Las emanaciones de cerros considerados sagrados o “malos” pueden generar convulsiones, diarreas o inflamaciones (Orcco Huaira, Wayra Moqo).
Por contacto con sitios antiguos:
Los vientos de ruinas o tumbas pueden causar ronchas, convulsiones o incluso problemas respiratorios (Aya Wayra, Procundia).
2.-Enfermedades por invasión del espíritu del viento
El viento también puede penetrar el cuerpo, causando una amplia gama de afecciones.
Aire frío o húmedo: Exponerse al viento en la madrugada o durante la lluvia puede provocar rigidez corporal, fiebre o hinchazón (Wayrasqa, Lluma Wayra).
Aire de lugares sagrados o asociados al mal: Los vientos de capillas nocturnas o mesas de brujos pueden generar desde granos hasta fatiga extrema (Sajra Wayra, Mal Aire).
Aire de animales o fenómenos naturales: Desde el vuelo de palomas hasta el impacto de rayos, estos vientos provocan conjuntivitis, escozor o infecciones en heridas (Cullcu Huayra, Illapa Wayra).
Síntomas comunes del Wayrasqa
Entre las manifestaciones físicas se encuentran convulsiones, vómitos, diarreas, erupciones cutáneas, fiebre, fatiga y hasta hemiplejía. Estas afecciones suelen requerir el apoyo de curanderos o rituales específicos para ser tratadas.
En el mundo andino, el viento es inseparable de otros agentes espirituales. Su interacción constante con deidades, espíritus y elementos de la naturaleza refuerza la idea de que ningún evento ocurre de manera aislada.
El Wayra no solo simboliza un fenómeno natural; es un recordatorio del equilibrio entre lo tangible y lo intangible, entre el poder de la naturaleza y el respeto por sus fuerzas invisibles.
REMEDIOS Y CONJUROS PARA LOS MALES DEL VIENTO
En diversas culturas, los “males del viento” se asocian con dolencias causadas por corrientes frías o vientos intensos, que afectan el equilibrio físico y energético de las personas. En la medicina tradicional se emplean remedios herbales, limpias y oraciones para restablecer el bienestar. Aquí presentamos algunas prácticas destacadas:
Limpias con hierbas y huevo
Una de las técnicas más comunes es la limpia con hierbas como ruda, albahaca o pirul. Estas plantas se pasan por el cuerpo del afectado mientras se recitan oraciones para absorber la energía negativa. Posteriormente, se utiliza un huevo para “sellar” la limpieza. Al romper el huevo en un vaso de agua, se interpretan las formaciones como indicadores del mal que ha sido eliminado.
BAÑO DE HIERBAS Y ACEITES
Se recomiendan baños calientes con infusiones de hierbas como menta, manzanilla y eucalipto, mezcladas con unas gotas de aceite esencial de romero o lavanda. Este ritual no solo alivia la tensión física, sino que también purifica la energía de la persona afectada.
Oraciones y conjuros protectores
Los curanderos suelen realizar oraciones especiales frente a un altar, empleando velas, incienso y copal. Estas plegarias se acompañan con el uso de aguardiente o agua bendita para proteger al individuo y restaurar su energía vital. Un conjuro simple consiste en recitar:
“Que el viento lleve lo malo y traiga la calma, que el cuerpo sea firme y el alma tranquila.”
UNGÜENTOS Y LOCIONES CASERAS
Los yerberos sugieren usar lociones hechas de hierbas medicinales como el romero, maceradas en alcohol. Estas se aplican con masajes en las zonas afectadas para aliviar el dolor o la incomodidad. En algunas regiones, se utiliza una pomada elaborada con hierbas naturales, para masajes que restauren el flujo energético.
Infusiones y té medicinal
Las infusiones de anís, manzanilla y hierba buena son recomendadas para calmar los síntomas internos asociados con los males del viento, como malestares estomacales o fríos en el cuerpo. Estas bebidas no solo tienen efectos terapéuticos, sino que también ayudan a relajar el espíritu.
Rituales con velas y tabaco
Algunos rituales combinan el uso de velas de colores específicos (blancas o azules para la sanación) con hojas de tabaco para protegerse de futuros ataques energéticos.
Estos elementos se queman mientras se repite una intención de protección y sanación.
Estas prácticas, aunque simples, reflejan la profunda conexión entre las tradiciones ancestrales y la creencia en el poder restaurador de la naturaleza y los rituales sagrados.
Su efectividad radica en el equilibrio entre lo físico, lo emocional y lo espiritual, pilares fundamentales de la medicina tradicional.
Por: Los Andes