Pese a que Arequipa presenta una cobertura promedio del 90 % en agua potable según Sedapar, en el Cono Sur esa cifra es preocupante: varios distritos reportan menos del 60 % de cobertura, y miles de familias aún dependen de baldes, cisternas particulares y pozos de dudosa calidad. Quequeña, Pocsi, Polobaya y Mollebaya se encuentran entre los más rezagados, con porcentajes de cobertura menores al 60 %.
Esta realidad contrasta con el acelerado crecimiento urbano en distritos como Socabaya o Hunter, y expone una brecha crítica entre zonas consolidadas y asentamientos recientes que aún esperan por el servicio más básico: agua segura y continua.
Mientras Arequipa avanza en crecimiento urbano e industrial, las zonas periféricas como el Cono Sur siguen arrastrando una deuda estructural en el acceso a agua potable. En sectores altos de Characato, Mollebaya o Polobaya, la red pública simplemente no llega.
ESTADÍSTICAS
Según la Superintendencia de Servicios de Saneamiento (Sunass), cerca del 15 % de la población de Arequipa, es decir, más de 230 mil personas, carece de acceso seguro a agua potable o alcantarillado. De ese universo, aproximadamente 30 mil se concentran en distritos del Cono Sur, donde la distribución del recurso depende de esfuerzos comunales o cisternas privadas sin control sanitario garantizado.
El informe “Determinación del Área de Prestación de Servicios del Departamento de Arequipa”, elaborado por Sunass en 2021, confirma las profundas desigualdades en el Cono Sur. Quequeña registra una cobertura de apenas 38.9 %, Pocsi con 49.3 %, y Polobaya con 50.4 %. Mollebaya alcanza el 57.3 % y Characato, pese a su cercanía urbana, apenas supera el 70 %. En contraste, Socabaya y Hunter rozan el 90 %, pero incluso en esos distritos, los asentamientos informales aún no están plenamente integrados a la red.
Yarabamba, por su parte, se mantiene con un 60.7 % de cobertura, a pesar de encontrarse a escasos kilómetros del centro de la ciudad. Esta fragmentación de acceso no solo evidencia una falta de infraestructura, sino también de planificación frente al crecimiento urbano acelerado. José Palomino, dirigente del Cono Sur, resume con crudeza la situación: “Aquí el problema no es solo la red, sino de dónde sacar el agua; Sedapar dice que no tiene cómo abastecer”.
En zonas como Quebrada Honda, los vecinos deben pagar hasta 1 sol por balde de agua o 170 soles por una cisterna particular, que se solicita con hasta tres días de anticipación. Las familias recolectan el recurso en pozos comunales, pero tras uno o dos meses, el agua suele estar contaminada con algas e insectos. El acceso al agua, cuando existe, no garantiza su calidad.
El agua del subsuelo que se extrae en algunos sectores presenta niveles altos de minerales pesados, y su potabilización no alcanza los estándares mínimos. La solución, sugiere Palomino, pasa por la construcción de represas y proyectos sostenibles de almacenamiento y distribución. Ante la ausencia de Sedapar, las Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento (JASS) han tomado el control en varios distritos. Según reporte de Sunass, Solo en el área centro-sur de Arequipa, que incluye a Characato, Mollebaya, Sabandía y otros, se contabilizan más de 40 JASS.
Estas organizaciones comunales se encargan de captar, desinfectar y distribuir agua, aunque con limitados recursos técnicos y sanitarios. En Characato, Polobaya y Mollebaya, las JASS garantizan el suministro a gran parte de la población. Sedapar apenas llega a una fracción en Characato. Las municipalidades, como la de Yarabamba, también distribuyen agua mediante camiones cisterna. Este modelo de gestión compartida revela la precariedad del sistema y la urgencia de inversiones integrales.
PROYECTOS
Actualmente se tienen algunas obras encaminadas, como el proyecto “Ampliación y Mejoramiento del Sistema de Abastecimiento de Agua Potable en los Distritos de Socabaya, Sabandía y Characato”, iniciado en 2020, es uno de los más ambiciosos en la zona. Originalmente estimado en 69 millones de soles y con una ejecución de 900 días, hoy ya supera los 145 millones y su culminación se ha postergado hasta 2028, según el portal del Ministerio de Economía y Finanzas.
Aunque esta obra busca mejorar la calidad y cobertura en sectores urbanos del Cono Sur, en distritos rurales como Polobaya, Yarabamba o Quequeña, no hay proyectos de envergadura en ejecución, y las redes de agua siguen siendo precarias o inexistentes. Sobre ello, el gobierno regional firmó un convenio en 2024 con la municipalidad de Mollebaya para la construcción de la represa Toma Grande, la cual incluye una planta de tratamiento de agua potable que se espera otorgue el servicio para Characato, Mollebaya y la parte alta de Socabaya.
Esta obra que tiene un presupuesto inicial de más de S/ 8 millones hasta la fecha no tiene inicio de obra por la falta de culminación de su expediente técnico. Este documento recién estaría listo y aprobado entre octubre y diciembre de este año. PDM Según el Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM), la meta local a 2027 plantea alcanzar al menos un 98 % de cobertura en agua potable para zonas urbanas y 90 % en rura les, pero los distritos del Cono Sur se ubican aún por debajo de ese promedio.
Existe preocupación por la sostenibilidad de los servicios actuales de agua potable en Arequipa, especialmente en el Cono Sur, debido a la sobreexplotación de pozos y la falta de mantenimiento de las redes locales. Esta desatención en las redes se evidencia en que, solo en el primer trimestre del año, Sunass reportó 119 interrupciones del servicio en la provincia, de las cuales el 92 % se debieron a roturas de tuberías y fallas de presión.
Sin contar que durante la temporada de lluvias, hasta el 80 % del sistema de distribución se ve interrumpido por la turbidez del río Chili. En ese contexto, distritos a una infraestructura deficiente y sobrecargada podría agravar aún más los problemas de abastecimiento.
Según un estudio de la Universidad Católica San Pablo, la demanda de agua en Arequipa crecerá un 34 % hacia 2030, pero las fuentes de abastecimiento no aumentarán al mismo ritmo. Por ello, la institución propone implementar programas de siembra y cosecha de agua, especialmente en distritos como Polobaya, Pocsi, Chiguata, Characato, y Sabandía, que poseen capacidad natural de recarga lenta del acuífero.