Arequipa: La historia completa del ‘Asesino del Costal’

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Fredy Ramos Ginez fue sentenciado a 30 años de prisión por matar a su propio hijo junto a su madre. Además, purgaba condena por abusar sexualmente de su propia hija. Si bien ya se tiene noticia sobre el alcalde de su pena, se repasa su caso que se hizo conocido como el del “Asesino del Costal”, que conmovió a todo Arequipa y otras ciudades del sur del país al iniciar el año 2019.

ASESINO DEL COSTAL

La mañana del día 20 de enero del año 2019, en la carretera que une Arequipa y La Joya, una mujer pensó que alguien había dejado dos costales con basura en el frontis de su terreno. En realidad, eran los restos de María Elízabeth Maquera Maquera y su hijo, Kenyo Ramos Maquera.

Ambos estaban reportados como desaparecidos, desde el 16 de enero de ese año. Durante la necropsia los peritos comprobaron que ambos habían sido estrangulados. En su funeral, la ausencia de Fredy Ramos Ginés, un colectivero de mediana edad, lo señaló como el principal sospechoso del crimen. Las preguntas eran inevitables: ¿Por qué ? ¿Cómo un padre puede quitarle la vida a su hijo que apenas había dejado de ser niño? ¿Por qué dejar a su hija de 17 años con su madre sapultada y su padre tras las rejas? Había que retroceder tres años atrás.

LA FAMILIA

La familia, fue formada por Fredy el transportista y María Elízabeth, la comerciante. Ambos con raices pu neñas y asentados en la Asoc. José Luis Bustamante y Rivero sector 11 manzana 47, lote 04 del distrito de Cerro Colorado. En el año 2001 procrearon a su primera hija y en el 2006 recibieron al segundo, al que pusieron Kenyo; el nombre de la ahora joven es mejor reservarlo.

EL PRIMER CRIMEN

En los archivos judiciales se encuentra información sobre el primer crimen conocido de Fredy Ramos. El testimonio de la hija apunta que, la madrugada del martes 6 de diciembre del año 2016 cuando ella, una quinceañera y su hermano Ken yo de 11 años dormían en la habitación de sus padres, alguien invadió su cama.

Esa persona aprovechó que es taba dormida para abusar de ella, quien se despertó cuando todo estaba a punto de consumarse. Cuando abrió los ojos por el dolor supo que el abusador era su propio padre. Al día siguiente le contó lo sucedido a su madre. Fredy se negó en redondo; pero, ante la insistencia, le ofreció a su hija un celular de S/ 200 soles y una matrícula en una academia de fútbol. Era una confesión a toda regla.

JUICIO Y PELEA POR LA CASA

La denuncia estaba interpuesta me nos de una semana después del hecho y partir de ese punto, empezaría una larga batalla legal entre Ginez y su es posa. Los parientes de María Maquera cuentan que Fredy apeló a las lágrimas para intentar convencer al juez para que declare su inocencia.

Se dictó una orden para que Fredy se aleje de su familia pero, eso no era todo: la casa que ambos habían construído también estaba en disputa. “ La última vez que vi a María fue el 13 de enero (2019) Llegó de Puno el sábado en la tarde y encontró que la ropa de su suegra estaba debajo de su cama” cuenta la hermana de la víctima. Luego se supo que, una de las preocupaciones de Fredy era que su pareja se quede con la casa. Su desesperación crecía a medida que se acercaba en día de la lectura de su sentencia por violación a su hija y, todo indica que planificó desaparecer a toda su familia, comenzando con su hija, su primera víctima.

SEGUNDO CRIMEN

Según informó la hija, Fredy te nía otra pareja y se había separado de María el año 2017, pero aún así, siempre iba a su casa a insultar o amenazar a la esposa. A Kenyo lo tenía absolutamente atemorizado mientras que María lo denunciaba en vano por múltiples agresiones. Entre el 13 y 15 de enero, Fredy logró ingresar a la casa. Fue ejecutivo. No gastó más fuerzas que las necesarias pues ahorcó a la que había sido la madre de sus hijos y a su hijo Kenyo. Guardó sus cuerpos en dos sacos y los lanzó como si fueran basura. en un descampado.

NO RECONOCIÓ

La mañana del 21 de marzo, ca minando tranquilamente en una conocida avenida de la ciudad de Puno, Fredy Ramos Ginez fue capturado. La clave para ser identifica do como el culpable del crimen así como de su captura fue la geolocalización de su celular que lo ubico cerca a la casa de sus víctimas la no che de su desaparición y, posterior mente, merodeando en la ciudad de Puno.

Enmarrocado y, ante las cámaras, se negó a reconocer su responsabilidad en el crimen. Su hija lo calificó de un enfermo y dijo que, al momento del crimen, tenía otra pareja. Dicen que a los violadores los violan en los penales y para mucha gente ni con eso pagaría todo el daño que le hizo a su propia familia.

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