Vivimos un tiempo en el que los lectores están por extinguirse, hay escasez de lectores, probablemente esté por nacer “hombres no letra”. Cada día está menguando la estadística de los lectores, desde las aulas universitarias, en los colegios, en las escuelas. Pero conquistar la lectura y escritura en el pasado fue una de las mayores hazañas, pero el día de hoy nadie recuerda ni valora lo que se consiguió.
Han desaparecido esos lectores ejemplares como Jorge Luis Borges, Julio Ramón Ribeyro, Roberto Bolaño, o los personajes que iban apareciendo en sus obras, como en los “Detectives Salvajes” o “2666” lectores que andaban enloquecidos, drogados, que cometían crímenes por conseguir libros que leer, y leían en todos los lugares que se podía, desde los parques, bibliotecas, burdeles, baños y finalmente hasta en la ducha. O como en el cuento, del formidable Gustave Flaubert, en el que su personaje principal, solo revive y saca todas las fuerzas y el ánimo cuando ve libros.
O como Ricardo Piglia que se dedica sobre los lectores ejemplares que representa y argumenta en su libro “El último lector”. En fin esos lectores profesionales se han extinguido y han quedado en la historia, y si hay todavía esperamos que resistan a la era digital. La videocracia está en pleno apogeo, estamos viviendo una sociedad videodirigida, la mayoría de las cosas que uno no comprende, que uno desconoces, o quiere formarse una opinión sobre algo, o sencillamente quiere ilustrarse, tiene que entregarse al móvil y dejarse seducir por las redes sociales, que ahora son casi redes sexuales.
Quizá por ello se ha vuelto tan adictivo, y muchos van quedando atrapados, cautivados por los “lives”, por los distintos contenidos que se van generando en las redes, tanto en YouTube, Tiktok u otras plataformas. Es el tiempo de los residentes digitales, ellos lamentablemente en su niñez o juventud no imaginan un mundo sin red, empiezan a desesperarse cuando no tienen conectividad, que estar en red es la razón de la existencia, solo estando en la red existen.
Y se han robustecido los productores digitales, para ofrecer todos los contenidos habidos y por haber, ni qué decir la inteligencia artificial, que ya es el anuncio del fin de la humanidad y se vendrá la poshumanidad. ¿Qué es lo que viene después de la videocracia? ¿Se extinguirán por completo los lectores? ¿Terminará siendo un lujo saber leer y escribir? ¿Qué muera el hombre letra? ¿Viva el hombre video? Quizá breves interrogantes que nos permitan salvar al lector.