Napoleón Huanca
Partiré indicando, para fines didácticos de este escrito, que un currículo es aquel proyecto formativo que busca desarrollar competencias para que las personas puedan resolver problemas presentados en el sistema social local, nacional y mundial, pues plantea la forma de cómo los ciudadanos de un espacio territorial se formarán en la escuela para desde ella dar solución a los problemas de tipo social, ambiental, económico, cultural, político, individual, colectivo, presente o futuro, es decir, el currículo oficial muestra las características de la futura población que pasará a ser el capital humano con la que el país cuente para generar progreso y desarrollo en el ámbito económico, científico y social. Un currículo proyecta lo que será una futura sociedad.
Organizaciones internacionales, en materia curricular, como la unidad curricular de la UNESCO e investigadores como Stabback en los últimos años han planteado que un currículo de un país para responder al desarrollo de competencias debe ser: planificado y sistémico, inclusivo y consultivo, liderado por profesionales del currículo, de carácter cíclico, sostenible, plantear contenido de elevada calidad que contribuya al desarrollo de competencias, que esté bien organizado y estructurado, basarse en principios sobre la forma en que los niños y adolescentes aprenden. Y por sobre todo representar una selección de competencias, capacidades, conocimientos y valores que una sociedad local necesita para desarrollarse, pues a partir de ella se resolverán preguntas fundamentales de carácter económico, político, social y cultural.
Según Stabback (2016) un currículo debería responder mínimamente a preguntas como: ¿Qué fines educativos se procura alcanzar? ¿Qué experiencias educativas pueden proporcionarse que puedan alcanzar estos fines? ¿Cómo deberían organizarse efectivamente estas experiencias educativas? ¿Cómo se debería determinar si se han alcanzado esos objetivos? ¿Hay objetivos claros para el currículo? ¿Está actualizado el currículo? ¿Es pertinente para las vidas, experiencias, entornos y aspiraciones presentes y futuros de los estudiantes? ¿Crea un futuro próspero desde el punto de vista social y económico respetando al mismo tiempo el pasado, la historia y las tradiciones culturales del país? ¿Es el currículo equitativo e inclusivo (es decir, tiene en cuenta la diversidad de los alumnos y de sus necesidades, atiende a los grupos marginados, evita prejuicios)? ¿Está el currículo centrado en el estudiante y está adaptado a él (es decir, tiene en cuenta las necesidades de los estudiantes, evita los sesgos y la discriminación, está bien sincronizado con respecto a la edad de los estudiantes, contribuye al desarrollo personal y la preparación para la vida, tiene sentido, es significativo para los estudiantes, evita sobrecargar a los estudiantes)? ¿Es el currículo abierto y flexible, a fin de poder abordar los nuevos problemas y oportunidades mediante la integración de cuestiones nuevas o emergentes? ¿Es el currículo coherente y uniforme en todos los diferentes grados, etapas y tramos educativos y en las áreas de aprendizaje o asignaturas?
La unidad curricular de la Unesco (2013) por su parte considera que un currículo debe presentar como requisitos: responder al contexto actual, estar alineado a las declaraciones de políticas educativas mundiales, establecer objetivos y resultados amplios de aprendizaje o estándares, presentar la estructura del contenido curricular, plantear estándares de recursos requeridos (docentes calificados, materiales de calidad), metodología de enseñanza y evaluación del logro de los estudiantes.
Ambos planteamientos son complementarios y corresponden a la experiencia internacional aplicada en países miembros de la OCDE que tienen como fin fomentar desde la educación el desarrollo económico y social; pero ¿cómo debería ser el currículo regional de la región Puno para los próximos años? Aparte de contener las competencias básicas en ciencia y tecnología, ciudadanía, matemática y comunicación que son exigencias mundiales que el Perú es parte; planteo las siguientes hipótesis: debería ser un currículo transdiciplinario y complejo, formar el emprendimiento para dar solución al desempleo, considero que debe tener como fundamento de la didáctica las neurociencias, es una obligación que esté orientado a formar estudiantes capaces de dar solución a problemas económicos, sociales, ambientales de nuestra región Puno, debería ser un currículo que forme en idiomas universales y locales, finalmente debe estar centrado en la formación en la investigación y producción tecnológica. A continuación, paso a exponer cada uno de las hipótesis:
El currículo regional debería ser transdiciplinario y complejo, como región necesitamos avanzar de una formación organizada en áreas a uno con carácter transdisciplinario, que este pensada en transitar de una lógica de la enseñanza basada en disciplinas hacia la integración completa. Por ello se debe pasar de una formación algorítmica a una formación transdisciplinaria compleja, de una episteme por competencias a una episteme por proyectos (Sánchez, 2011) de un currículo con episteme disciplinar a uno de fortalecimiento de una episteme transdiciplinaria; sustentado en principios como la identidad humana, la transformación, la multidimesionalidad, lo epistemológico-filosófico, lo eco-político, lo axiológico, lo metodológico-praxiológico. Hoy por hoy, el Currículo Nacional presenta un enfoque complejo que aborda trabajar desde una metodología de aprendizaje basado en proyectos y que parta de situaciones para dar solución a los problemas. Estos avances son importantes que se repiensen, potencien y reformen, por ello el futuro currículo regional es necesario que apueste por un enfoque transdisciplinariedad no solo en planificación curricular.
El currículo regional debería formar el emprendimiento para dar solución al desempleo, uno de los grandes retos de todo currículo, históricamente, es vincular la educación con la economía, es transcendental que se piense en la creación de una competencia que fomente desde la escuela la formación del espíritu empresarial, la comprensión del funcionamiento del mercado y la forma de generar ingreso ético propuesta que contribuya a que la región Puno sea productora de futuros empresarios. Según Moya (2016) las competencias para el emprendimiento son: la motivación, autoeficacia, el reconocimiento de oportunidades y la toma de decisiones bajo incertidumbre. Competencias que deberían ser desarrolladas desde la escuela. Por ello un futuro currículo regional debe plantear un enfoque didáctico para poder formar el pensamiento empresarial. Por otra parte, Tobón (2017) considera en esta misma perspectiva que Latinoamérica merece un currículo que forme ciudadanos emprendedores con proyecto ético de vida; pues es la única manera que la educación sirva para cerrar brechas de pobreza y desigualdad.
El currículo regional debe tener como fundamento las neurociencias, en un futuro currículo la didáctica debería ser renovada desde las neurociencias sin descuidar la didáctica disciplinar, en consecuencia, el nuevo currículo regional tiene que centrarse en ella, pues hoy se conoce mejor cómo funciona el cerebro se tiene mayores evidencias de cómo aprendemos, cómo reaccionamos a determinadas situaciones y hoy más que nunca de nuestra historia humana sabemos que antes que el conflicto cognitivo que puede generar estrés, la emoción es quien determina el aprendizaje y son mediante retos que aprendemos mejor y lo demostramos en diversos tipos de evidencias, estos y muchos principios deberían incorporarse para brindar una educación de vanguardia y a la vez a partir de ella formar docentes, directivos, especialistas, gestores y administradores con bases científicas renovadas.
Orientado a formar a estudiantes en la solución de problemas económicos, sociales, ambientales de nuestra región Puno, es necesario que el currículo plasme como centralidad de formación de competencias la solución de problemas locales, en el proceso de implementación del currículo regional debe fijarse que hoy desde la complejidad y enfoque socioformativo (Tobón, 2012) interesa que las personas que se forman, se eduquen para solucionar problemas del contexto a partir del uso del conocimiento esto implica que el currículo profundice lo ya iniciado por el Currículo Nacional enseñar en base a situaciones problemáticas. Es necesario que la solución pedagógica de los problemas se enfoque desde diversas disciplinas para hacer frente a los problemas de nuestra sociedad.
Que forme en idiomas de presencia internacional y local, aunque es un reto nacional formar en idiomas es necesario que el currículo regional fomente progresivamente la educación en idiomas internacionales y locales; la región Puno debería ser la primera que plante desde el sur la educación de idiomas al mismo nivel de países que impulsan cuatro idiomas en su sistema educativo como es el caso de Finlandia, Suiza y Alemania.
Estar centrado en la formación en la investigación y producción tecnológica; es necesario que lo iniciado por el Currículo Nacional respecto a la educación científica y tecnológica se profundice en nuestra región por ello no solo debe formarse en el pensamiento científico de corte positivista que aparece en el currículo sino proponerse un modelo de investigación transdiciplinaria desde la escuela, es fundamental que se reformule la competencia a fin de formar una sociedad con pensamiento de investigación compleja que dé solución a los problemas y genere en lo futuro conocimiento y tecnología bioética. Por otra parte, es necesario una educación tecnológica intercultural que reconozca el valor de dar solución a los problemas glocales pues solo así se valorará la tecnología de culturas que hasta la fecha superviven.
En consecuencia, urge realizar reformas curriculares regionales que respondan a contextos de nuestra región Puno. Finalmente quiero señalar que debemos fijarnos en la taxonomía más actuales en consecuencia sugiero revisar antecedentes como de Biggs y Marzano, Marzano y kendall o taxonomía socioformativa para construir un nuevo pacto educativo el “Currículo Regional de Puno”.
