El despertar de Puno

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Entrevista: Alan Ever Mamani

Este último fin de semana, el Diario Los Andes visitó al académico puneño José Luis Velásquez Garambel, quien accedió cordialmente a la entrevista para el “Suplemento Puno Rumbo al Bicentenario”. El entrevistado es promotor de la edición Biblioteca Puneña, en la Primera Casa Superior de Estudios de la capital de la región, centro en el que imparte cátedra, y es autor de una serie de publicaciones. En esta edición confiesa su pasión por la historia regional y los pormenores de su interés, su formación e influencia de personalidades y la compleja labor durante el trabajo de gabinete en los archivos, bibliotecas, etc., para escribir el libro “Violencia Social y Educación en el Altiplano” (2018).

¿Qué le motivó escribir “Violencia Social y educación en el Altiplano”?

En 1999 visito por primera vez el Archivo Histórico. En ese entonces se trataba de recuperar parte del acervo que había sido presa del incendio pocos años antes, y era realmente lastimoso que todo el patrimonio histórico escrito haya sido incinerado sin ningún tipo de sanción. Desde entonces fui un asiduo visitante y activista para recuperar lo que quedaba de Puno; fue en esas visitas de estudio en que empecé a revisar documentos vinculados a los procesos conflictivos de Puno.

Claro, el camino no ha sido para nada fácil; en el 2004 me gradué en la maestría de Interculturalidad con una tesis sobre este tema, luego vinieron “Movimientos Sociales y la Escuela en el Altiplano”, “Las Luchas por la Escuela In-imaginada del Indio” y el último, que motiva tus interrogantes. La redacción de cada texto ha sido un proceso de aprendizaje y reflexión, de adquisición de nuevas herramientas hermenéuticas que nos permitan acercarnos a enfoques más complejos para el estudio de la violencia social.

Creo en esencia que entender Puno ha sido el gran motor que durante estos años ha sido una fuente inagotable de motivación.

En ese trayecto, ¿qué personalidades y autores contribuyeron en su formación sobre historia regional?

Sabes que vengo de una formación en literatura y filosofía, desde una perspectiva pedagógica; el giro hacia las ciencias sociales la experimento desde el 2003, año en que inicio el doctorado en Ciencias Histórico Sociales y en que tengo contacto con amigos de historia pura y con maestros como Teodoro Hampe, Nelson Manrique, Cecilia Rivera, Manuel Burga, Manuel Danmert. Desde ese momento, mis preocupaciones y la mirada ha estado enfocada al manejo de fuentes y, luego, en la búsqueda de un giro epistemológico acertado que nos permita una interpretación con los instrumentos adecuados de los fenómenos sociales, a lo que ha contribuido de modo decisivo el gran abanico de autores como Pierre Vilar, Joseph Fontana y un largo etcétera.

No puedo dudar que mi formación inicial ha sido un gran soporte para esta etapa, sobre todo en cuanto concierne a los instrumentos interpretativos. Y ya en estos últimos tiempos las continuas conversaciones y lecturas con Omar Aramayo, Walter Paz, Pablo Macera, Hugo Neira, José Tamayo Herrera y mis más cercanos amigos, siempre son un aliciente que nos permite releer y reflexionar más sobre lo que venimos trabajando.

¿Qué representó Rumi Maki, Manuel Z. Camacho, Encinas, Churata y Wancho Lima, para el Perú Oficial?

Me sumo, acaso por no encontrar definiciones exactas, a lo expuesto por Dan Hazen: representan al “despertar de Puno”, a una mirada atenta a lo acontecido a uno de los centros más importantes de las acciones e ideas en América Latina, un escenario invisibilizado por la acción de miradas hegemónicas, y que hoy empieza a ser estudiada por muchos cientistas sociales, lo que es muy importante, debido a que visibilizan a Rumi Maki, a Camacho, Encinas, y a todos los que mencionas.

El “clivaje” o ruptura social inicia con Bustamante (el gran político y visionario puneño), y ha sido desde el altiplano que se han dado reformas y reorientaciones importantes, y claro que han tenido un costo social altísimo: miles de vidas indígenas y la inmolación de intelectuales comprometidos con los sectores ensombrecidos por visiones hegemónicas y monocéntricas de gobernabilidad. Y es en ese sentido que la aparición de rebeliones indígenas visibiliza en un “opus ultra”, la acción práctica de actantes que sintonizan las necesidades sociales.

¿A qué historiadores de Puno y del Perú destacas en el estudio de los movimientos sociales?

He leído con mucha pasión los escritos de Augusto Ramos, a quien además me unía una grata amistad, y a quien considero que impulsó con seriedad los estudios históricos; luego está José Tamayo Herrera, quien escribió uno de los libros más englobantes y ambiciosos. Cada recuerdo suyo pasa de compromiso a deuda; José Luis Rénique, cuyo maravilloso libro “La Batalla por Puno” llegué a publicar en mi periodo como coordinador académico en la UNAJ, en fin, son muchos los amigos a quienes tengo una especial estima, no quisiera que se sientan con menoscabo al no estar mencionados en esta entrevista, por lo que les pido disculpas por obviar tantos nombres.

¿A quiénes debemos leer para no ser sugestionados por los discursos de la hegemonía sensacionalista?

Se debe leer a académicos serios, con una trayectoria bien lograda, algo que es muy difícil. Personalmente evito el contacto con “mamotreto”, esos trabajos que tienen el descaro de ser presentados como “serios”, y que no son más que cuerpos sin referenciación, publicados para engrosar el file de algún deshonesto, por lo mismo que hacen daño irreparable a los lectores incautos, que en muchos casos son la mayoría.

¿Cuál será su próxima publicación en historia regional, educación o literatura?

Institucionalmente he venido trabajando en el “Altas de Puno”, que debe ser publicado por la UNA-P, universidad que me acoge, entiendo temporalmente. Sin embargo, el libro de largo aliento es “Historia Social de la Alimentación en el Altiplano”; se trata de un libro al que le he dedicado 10 años de investigación y cuya corrección todavía demorará un par de años. Otro libro que debe salir en este año es “Salvajes ilustrados” (historia crítica de la literatura puneña). Sé que el título es muy ambicioso, a lo que respondo que el proyecto también lo fue hace doce años cuando CARE publicó en dos volúmenes mi libro de literatura puneña, el mismo que, ahora, saldrá junto a Salvador Hanco, quien lo viene reeditando, le ha hecho correcciones a la edición inicial y ha renovado mi interés por la literatura puneña.

Los otros proyectos están en avance, ojalá la vida me sea generosa y aún haya tiempo para corregir lo que tengo que corregir en lo que respecta a mis trabajos académicos.

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