Escribe: Carlos Peña Julca
Varias veces nos hemos referido a la descomposición moral que acompaña al modelo neoliberal, la degradación que provoca en la política, el peligro que sus valores se filtren en las filas de la izquierda y el movimiento popular. La ideología neoliberal, expresada por la derecha en el Perú, lleva al extremo los antivalores del capitalismo, expresa con nitidez su decadencia, derriba las barreras morales abonando el terreno para que se desboquen la corrupción y la criminalidad en sus diversas expresiones.
Asumiendo el individualismo extremo en detrimento de lo colectivo, y el pragmatismo maquiaveliano de “el fin justifica los medios” en contra de una postura de principios, el neoliberalismo ha impuesto el “todo vale” como mecanismo para conseguir los objetivos. De este modo se han arrasado las conquistas laborales para sobreexplotar a los trabajadores, se ha procedido al saqueo de los recursos naturales sacrificando al medio ambiente y las formas de vida de las poblaciones campesinas y nativas, se despoja a las mayorías de su derecho a la salud y educación para favorecer negocios privados.
La derecha ha vaciado de contenido a la democracia, ha pervertido la política, convertido a los partidos en vientres de alquiler y paraderos de tránsfugas; ha hecho del prebendismo y asistencialismo prácticas perversas para manipular a los más necesitados, y eso se está acentuando cada día más en nuestro Perú.
Para lograr sus fines no les importa poner en riesgo la vida del poblador común y corriente. En un sólo día hemos tenido un coche bomba en Trujillo, una explosión en Huamachuco y el asesinato de un periodista en Ica. En lo que va del año 2025 ya van más de 100 muertos por la violencia delictiva.
Pero, recordando la década del 80 cuando se decía que Belaunde vivía en su nube, nuestra presidenta Dina lo imita a la perfección porque para ella en el Perú no pasa nada. Si bien admitió que había problemas por la criminalidad organizada, Dina Boluarte intentó minimizar y normalizar el asunto al señalar que este es un problema global.
Boluarte indicó que Perú ha recuperado su tranquilidad política, económica y social y que es un país confiable para las inversiones. Sin embargo, las extorsiones del crimen organizado afectan incluso a instituciones estatales, como la reciente explosión en una sede de Fiscalía en Trujillo.
Aunque la parte más dura la llevan las familias y los trabajadores del sector transporte, comercio y negocios que pagan cupos para no ser atentados, tal como un reciente incendio registrado en una ferretería en el distrito limeño de Comas cuyo propietario señaló que era víctima de extorsiones “Envié el video a la comisaría, enviaron a un efectivo, pero al día siguiente incendiaron todo”, señaló el propietario.
Entonces no podemos esperar soluciones de una gobernante que lejos de gobernar para el pueblo, gobierna para una minoría enquistada en el poder y que hace uso de estos actos para perpetuarse en el mismo.
Seguimos pensando y creyendo que un futuro diferente es posible siempre y cuando el pueblo y sus organizaciones vivas, partidos de izquierda y democráticos unan esfuerzos y juntos avancen en la transformación de nuestra patria.
¡Otro Perú es posible, unidos podemos lograrlo!
