El gobernador en su burbuja

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EDITORIAL

Por: Oscar Pareja Castro

¿Es posible que, un personaje como el gobernador de Arequipa, Rohel Sánchez, quiera postular a la reelección o a alguna alcaldía en las próximas elecciones, pese al rosario de denuncias que pesa contra su desastrosa como cuestionada gestión? La respuesta sería sí, luego de conocerse su desafiliación a la agrupación política Yo Arequipa, por la que salió electa autoridad.

¿Le halló el gusto de vivir de la política y sin hacerla? Para que esta posible alucinación sea una realidad, Sánchez deberá afiliarse a un partido político nacional y esperar que antes de fin de año, nuestros “lúcidos” representantes en el Congreso de la República, se burlen una vez más de la Constitución con una nueva modificación aprobando la reelección y la desaparición de los movimientos regionales.

Se especula que el gobernador podría afiliarse al partido Ahora Nación, liderado por el rector de la UNI, Alfonso López-Chau, abierto candidato presidencial, quien varias oportunidades ha visitado Arequipa, siendo recibido por Jesús Hinojosa, exgerente general del Gobierno Regional y ahora asesor de Sánchez.

Lo que llama la atención en el escenario de esta posible candidatura de Sánchez, es que él abrigue esa posibilidad cuando todo Arequipa se va literalmente al demonio, sin grandes inversiones públicas que resaltar y por el contrario, con proyectos emblemáticos paralizados por una gestión visiblemente sostenida por amigos, aportantes y allegados.

¿Se podría pensar en una candidatura cuando pacientes de los hospitales pernoctan en calles o experimentan la cruda realidad de ser atendidos en nosocomios sin especialistas, que carecen de equipos para detectar o curar su enfermedad, tal y como ocurre en el instituto dedicado para enfermos con cáncer, donde un día sin atención marca la diferencia entre la vida y la muerte?

Lo colosal en la posible ambición del gobernador sería ver cómo en un nuevo proceso electoral que decida competir, se estrelle con la realidad y reviente esa “burbuja” en la que vive, en donde unos cuantos advenedizos le aseguran que su gobierno es lo máximo y que él es hasta presidenciable, pese a las denuncias que pesan contra su gobierno.

Si decide inscribirse en un partido, en ese momento verá cómo esa su burbuja comenzará a resquebrajarse y a sus “fieles amigos” los verá en otra orilla, y así el 2025, año preelectoral, será cruel para su gestión, a pesar del inicio en la inauguración de las obras “distritales” de su gestión.

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