El laberinto de Cáceres Llica

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?Columna del Drector

¿Existe una mínima posibilidad de que el actual gobernador Elmer Cáceres Llica se encuentre arrepentido de haber ganado las últimas elecciones regionales?

Por momentos, se muestra seguro, respondón, optimista, sonriente y hasta bromista.

Pero muchas veces, desaparece de la esfera pública y huye del escrutinio mediático y del acoso de los pobladores que quieren pedirle algo, recordándole que en campaña votaron por él.

¿Le reprochará Cáceres Llica a sus asesores que hagan un mejor trabajo respecto a las decisiones que le sugieren tomar?

(Aunque seguramente muchos se preguntarán con bastante razón, ¿qué se puede esperar de personajes que fungen de asesores sin tener acreditada una mínima experiencia en el manejo del sector público?).

Se nota de lejos, que a Llica le falta ‘calle política’. Obviamente Chivay no es Arequipa. Y en medio de tantas críticas y cuestionamientos, se le nota solo.
Quizá con muchos simpatizantes con actitudes de guardaespaldas y defensores, pero intelectual y políticamente, es un huérfano.

El gobernador muchas veces duda en sus expresiones, y en otras, su ausencia de buena dicción y falta de argumentos, lo colocan como un improvisado más de la política regional.

De allí, se entiende que haya mantenido a la exgerente de Desarrollo e Inclusión Social, Celina del Carpio, con quien seguramente se siente identificado. (Celina miente, y no respeta la norma ni las instituciones).
De allí, de esa orfandad política, es que se explican tantos errores y tropiezos con la misma piedra.

Una cosa es querer convertirse a la fuerza en un caudillo andino, y otra, volverse un líder con posición sólida y definida respecto al desarrollo de su pueblo.

Quizá el presidente Vizcarra lo tentó con apoyo económico y político. Y Cáceres le creyó.

Por eso, como operador político del Ejecutivo, pero realmente como un funcionario servil de una minera abusiva y autoritaria, Cáceres Llica creyó que acertaba al anunciar que el premier Del Solar vendría al valle de Tambo para reunir a todos, alrededor de una mesa y decirles que Tía María sí va.

Tarde fue su reacción. Ahora todos saben que Llica también adolece de principios y convicciones personales.

Cuando candidato, gritaba hasta con los puños cerrados que tenía que respetarse a la población tambeña. Ahora, es un desubicado demagogo más.

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