Escribe: David Auris Villegas [email protected]
En un mundo inundado por la sobreinformación, la falta de análisis y el limitado pensamiento crítico, los educadores desempeñan un papel central en potenciar mentes reflexivas con el fin de alcanzar el éxito. Provocar los cuestionamientos, la lógica y la argumentación en los estudiantes les permitirá tomar decisiones acertadas con miras a un futuro próspero. Sin esta capacidad en las personas, nuestro país continuará sumido en la pobreza.
Dados los avances vertiginosos de la tecnología, en una sociedad que habita en la jungla del individualismo, el pensamiento crítico es una salvaguarda orientada al desarrollo personal y profesional. Sin embargo, muchas escuelas no están formando estudiantes analíticos y cuestionadores, lo que lleva más tarde a ser personas que creen en las noticias falsas y siguen ciegamente a tantos políticos corruptos. Esta falta de reflexión perpetúa las torpes decisiones que nos evitan ver las oportunidades de progreso.
Aunque el pensamiento crítico está presente en el currículo nacional de nuestro país, no se desarrolla con suficiente fuerza, posiblemente porque muchos docentes no dominan el arte de hacer pensar a los estudiantes. Esto limita su desarrollo humano, ya que el reconocido investigador Stéphan Vincent-Lancrin destaca que desarrollar el pensamiento crítico es fundamental para fortalecer las habilidades esenciales que no solo mejoran las oportunidades laborales, sino también la calidad de vida personal y la participación cívica. Además, hace hincapié de que los responsables de desarrollar estas habilidades son los encargados de las políticas educativas y los docentes.
Estos maestros necesitan estar empoderados didácticamente a fin de fomentar en los estudiantes el arte de cuestionar todo, al estilo de Sócrates, mediante el diálogo y las preguntas que estimulen el pensamiento. Además, requieren enseñar a analizar los datos con evidencias y valorar las diferentes perspectivas, escuchando diversas opiniones y practicar el raciocinio lógico anteponiéndose a las emociones. También es relevante inculcar la humildad en la cultura de los estudiantes, para que aprendan a consultar a otras personas antes de tomar sus decisiones, lo que contribuirá a mejorar sus vidas y la de sus familias.
El impacto de pensar críticamente nos permite tomar acertadas decisiones. En consecuencia, dominar esta habilidad es una necesidad obligatoria con el fin de construir una vida exitosa y saludable, de lo contrario continuaremos atrapados en los brazos del inevitable fracaso.
Artículo publicado en El Montonero