Escribe: Héctor Tintaya Feria
En medio de la convocatoria a la gran movilización del viernes pa- sado apareció una controversia para el debate. Por un lado los artistas populares de la cumbia se pronunciaron a favor de la marcha exigiendo seguridad y por el otro algunos otros detuvieron sus convocatorias por- que la consideraron políticas e incluso la salsera Daniela Darcourt dijo que estaba llena de “caviares” por lo que desistió para luego recular de- bido a la presión de las redes.
En medio de esto surgió la polémica. Una expresión de protesta popular, así provenga de cantantes de la cumbia, ¿no debería ser política porque lo desprestigia? De inmediato muchos líderes de opinión y ciudadanos en general criticaron la ignorancia de algunos artistas pues no consideran que toda expresión, así sea por la violencia, requiere de una posición contundente que se convierte en una crítica política, más aún en este marco nacional de rechazo contra el gobierno y su inacción.
Tal vez la oportunidad de los grupos políticos en esta coyuntura que podría salvarlos de su desprestigio es la difusión de una “escuelita” política para los cantantes populares y grupos de la música de la cumbia, especialmente estos artistas deben entender que el éxito de su oficio es saber que se deben a su público en todo el sentido de la palabra y no sólo cuando pagan por las entradas para ir a verlos. Aún teniendo en cuenta que muchos de estos grupos se vuelven auspiciadores de las campañas políticas de los grupos que luego aparentan detestar. No sólo el dinero los debe movilizar, sino también un espíritu de conciencia social que les haga entender que la masa tiene un sentimiento ligado a la política, así algunos políticos quieran desprestigiar la palabra.
El mayor éxito de los delincuentes metidos a la política es separar a la gente de la política. Con el pretexto que es mala, perversa, ociosa y corrupta, tildan de comunista o político caviar algún artista que suele opinar. Inmediatamente lo destruyen con complicidad de los grandes medios tradicionales y la ignorancia de muchos de sus presentadores que creen que sólo debe ser expuesto y debatido el entretenimiento y, la política como es corrupta e indigerible, es muy difícil, aburrida e inútil para resolver los problemas cotidianos del pueblo. Con esta marcha al menos se ha puesto en debate y es la misma ciudadanía que le ha recor- dado hostilmente a los artistas que, tener una posición crítica no sólo es necesario, sino vital para su existencia y popularidad.