El índice de Competitividad para el año 2025 deja mal parado a la región Puno, sobre todo en el ámbito económico donde los niveles de ingreso y consumo de los puneños lucen muy inferiores al de otras regiones.
El PBI real y el gasto per cápita también presentan resultados modestos, situándose en los puestos 13° y 22°, respectivamente, lo que sugiere un crecimiento económico insuficiente para mejorar las condiciones de vida de la población.
En el mercado laboral el aumento en la brecha de género en ingresos laborales, que pasó del 11° al 20° puesto. En contraste, la brecha de género en participación laboral se mantiene baja (2° puesto), lo que indica una mayor inclusión de mujeres en el mercado de trabajo, aunque con remuneraciones desiguales.
El sector salud presenta desafíos graves, especialmente en anemia infantil y vacunación, donde Puno ocupa el último lugar (25° puesto). A pesar de una ligera mejora en desnutrición crónica (del 11° al 10° puesto), la cobertura médica y la disponibilidad de camas hospitalarias son insuficientes (puestos 18° y 20°).
El embarazo adolescente, sin embargo, muestra un desempeño relativamente bueno (6° puesto), lo que podría atribuirse a programas de prevención efectivos. En educación, Puno destaca en conclusión secundaria (1° puesto) y logro en matemáticas (3° puesto), pero enfrenta serias carencias en infraestructura. El acceso a agua, desagüe e internet en las escuelas se ubica en los puestos más bajos (20° y 22°), lo que limita la calidad educativa.