Escribe: Oscar Pareja Castro
Durante la semana conversando con algunos empresarios, trataban de explicar la incesante inquietud de la población en general de ver cambios a corto plazo en el aparato gubernamental que se ve traducido en especulaciones políticas, como un proceso de elecciones generales y locales que una mayoría quiere verlo cada vez más cerca.
Partiendo del Ejecutivo, la presidenta Dina Boluarte sostiene un gobierno de espaldas a la población, con políticas en pared con el Congreso en perjuicio de las mayorías.
Un ejemplo de ello son las políticas en materia de seguridad, manteniendo a funcionarios como el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, quien carece de resultados contra la criminalidad arraigada en todo el país. Personaje inamovible del Gobierno.
Un Parlamento con un 95 % de desaprobación solo refleja cuánto el pueblo se siente representado por los congresistas, con la aprobación de leyes a medida hasta el punto de reformar la Constitución en favor de ciertos grupos de poder.
La historia no cambia en regiones, en provincias y hasta en distritos.
El ciudadano común no ve obras de envergadura por la incapacidad de sus principales autoridades, quienes bajo el mismo discurso de la presidenta, buscan culpar a la prensa de sus errores, gobiernos sin cuadros técnicos.
Los empresarios precisan que ante este escenario no hay un dinamismo económico en el país y en las regiones, con proyectos retrasados, paralizados, con un visible retraso en la inversión pública y privada.
Por eso la mirada se torna hacia atrás con viejos políticos que en su momento, pese a haber sido cuestionados, ahora son vistos con cierta esperanza, puesto que desde hace casi 10 años, cada gobierno que ha sucedido, ha sido peor. Las expectativas políticas no son las mejores.
