José Alvear Corimanya: el escritor ambulante

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El hombre que busca a sus lectores de combi en combi.

Lleva puesto una simple camisa y un jean, hace uso de un pequeño parlante atado a su cintura para que las personas lo escuchen mejor. No es un problema en su voz, sino que los carros donde sube diariamente a vender sus libros son bulliciosos, y si no es el chofer que no baja el volumen a su radio entonces son los pasajeros que no dejan de hablar.

José Alvear Corimanya es un literato particular, separado de la típica concepción del escritor tradicionalista de su generación, un rebelde que se autopublica y sale a las calles a vender sus obras. Por lo general si alguien quiere leer, busca dónde comprar un libro, pero José los lleva hasta el transporte público.

De la misma forma que un vendedor ambulante, él ofrece mercancía, en este caso es literatura escrita por él mismo. Entre cuentos y poemarios, del terror al romance y de diferentes precios y tamaños. Son ya casi mil obras producidas. Toda una vida dedicada a la literatura y al arte en general.

Se levanta a las 4 de la mañana, se informa sobre la actualidad a través de distintos medios y trata de escribir algo, por lo general un poema o un pensamiento, después se prepara para salir a trabajar. Sube a la primera combi y empieza. “Buenos días, vengo a ofrecerles literatura, hoy estamos con la obra 868, seguimos con la itinerante labor de escribir y publicar, en esta ocasión tenemos cuentos y mitos de Arequipa…”.

El mismo discurso se repite cuando se presenta. Ocasionalmente suele hacer preguntas de cultura general y premia a quien le responda regalándole un pequeño libro como Espejismo en el Strong. La ruta que sigue lo lleva desde la avenida Mariscal Castilla hasta Cerro Colorado y de ahí de regreso. Sin importar el inclemente calor del sol, él realiza esta labor mañana, tarde y noche, de lunes a viernes.

Sus únicos descansos son cuando tiene que almorzar o ir a ejercitarse. Termina de ofrecer sus libros alrededor de las seis de la tarde y va a descansar a la casa que su madre le heredó, lugar donde vivió gran parte de su vida y convive con su expareja y el menor de sus hijos.

Algunos choferes y cobradores ya lo conocen, se podría decir que es ‘caserito’ ya que lleva haciendo esto desde hace casi veinte años. Según José ya ha entablado algo de simpatía con alguno de ellos, ocasionalmente lo saludan y bromean. Una de las cobradoras de combi mencionó que ya lo conoce hace siete años e incluso leyó parte de sus libros, ella cree que su labor va más allá que un ambulante, entrega cultura.

Sin embargo, nunca desaparece ese rechazo a las personas que se dedican a esto, aunque sea vender libros. Los pasajeros, en su mayoría, ignoran a José, se preocupan más por ver sus celulares o conversar con sus amigos. De esto se queja mucho el escritor, aludiendo a que la juventud está totalmente desinteresada de la lectura y la cultura. Son pocos los que le prestan atención y mucho menos aun los que responden a su saludo.

Dada la naturaleza del comportamiento de los pasajeros cada venta se celebra. José firma el libro comprado, dialoga un poco con su cliente y de ser posible toma una foto para luego colgarla en su muro de Facebook. Él sabe que hace falta más que habilidad para escribir si quiere seguir viviendo de eso. Su forma de darse a conocer es justamente haciendo uso de la red social ya mencionada.

Constantemente comparte noticias que le interesan, publica versos acompañados de imágenes meditativas y la colección de sus últimas obras publicadas. Tanto aprender a redactar en una computadora como saber utilizar Facebook pareciera que significaron una revolución en su vida, esta última le permite tener una mejor interacción con su público y, según él, también logró entablar ciertas amistades románticas.

El romance ha estado presente en su vida y ha sido el principal detonante en labor literata, según cuenta, en su niñez ya escribía poemas que se los dedicaba a su primer amor. De igual manera hizo lo mismo con sus siguientes novias, eran como sus musas.

Según él, ha tenido dos parejas formales, pero ninguna bajo el matrimonio. Su legado familiar recae en 3 hijos, ya mayores y con carreras profesionales. José suele hablar regularmente con personas en el chat, gracias a los consejos de una amiga de Chile, ahora escribe todos los días, al menos un verso.

En contacto con Metamorfosis Asociación de Artistas y Escritores Aqp, podemos entender de José que sus cuentos, además de ser muchos, están enfocados a la literatura popular y son para un público sencillo. También mencionaron que admiran su manera de promocionar sus obras, “La forma de vender sus cuentos, ya de por sí es una obra por sí misma y el hecho de llevar la literatura al pueblo es un acto encomiable”.

Tuvo diversas labores dentro del mundo artístico, una de ellas fue la de mimo, de hecho esta pasión nace debido a que en una ocasión en Lima observó cómo uno hacía su acto en la calle y aprovechaba la oportunidad para además vender sus obras.

Así que partiendo de esta creativa idea es que él decide aprender el oficio del mimo, una vez caracterizado y después de hacer su espectáculo vendía sus poemas sueltos aunque pocos se interesarían en ello.

En una época de su vida se alejaría de la escritura, ocupado en otros oficios, la literatura era un pasatiempo que de vez en cuando podía dejar algo de dinero. El contacto que tuvo con otros literatos y sus palabras de apoyo le sirvieron como motivación para dedicarse a la venta de sus propios libros.

Gracias a sus contactos  con algunos amigos pudo encontrar la forma de imprimir sus propias obras. En un inicio era bastante primitiva la producción de sus poemarios, él se dio cuenta de esto y para hacer más vistosa la venta de su trabajo decidió hacer compilaciones de sus cuentos y mejorar la calidad de éstos en su forma de presentación.

Aunque tiene estudios profesionales de sociología en la UNSA prefiere dedicarse a esto. La satisfacción de escribir y motivar a la lectura le apasiona. Según él no está de acuerdo con muchas cosas del sistema, su forma de trabajar es reflejo de ello.

Sin embargo no todo es color de rosa en su vida. La venta de libros no es un trabajo con buena ganancia  y las necesidades muchas veces sobrepasan. Tiene planeado el próximo año empezar a vender helados en las combis, consciente que de esta manera tendría una mayor cantidad de ingresos que ahora, aunque los ofrecería acompañados de poemas, para no perder la costumbre

Ademas esto, según él, le daría más tiempo para poder escribir, pues tiene planeado producir obras más grandes como novelas.

José Almear Corimanya es un escritor que se preocupa mucho por su salud porque, según el, quiere vivir hasta cien años. También ha sido partícipe de partidos políticos en su juventud y tiene amplio conocimiento sobre el tema, pero antes que todo, y lo que más refleja, es ser poeta, le apasiona y en cada oportunidad busca inspiración, en una mujer, una flor o un paisaje, lo último que uno puede esperar de él es que deje de escribir, la literatura es parte de su vida y la mejor prueba de ello se ve reflejado en su día a día, una labor sin descanso, agotadora pero satisfactoria.

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