Por una pedagogía del sentido común

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Volvamos a lo básico: ninguna técnica o herramienta pedagógica funciona, si la persona que está frente a nosotros no se siente reconocida como tal.

Roberto Barrientos Mollo/Martín Vegas Torres

El gran G. K. Chesterton decía “el sentido común es el menos común de los sentidos”. En educación, a veces, debemos empezar por lo más simple y lo más obvio para realizar grandes cambios. En este escrito quisiera hacer un llamado a un paso previo y condición ineludible para todo proceso educativo: el conocer a los alumnos. Conocer que se expresa en un detalle simple, pero potente, el saber los nombres de los niños y jóvenes que se nos confían.

Es de sentido común que todos deberían saberlo, pero como dijimos, no es tan obvio. Estamos en el mes de marzo y los docentes hemos tenido días previos para saber los nombres y apellidos de cada uno de los niños, pero pasan los días y, en muchos casos, no nos damos el tiempo para aprenderlos ¿Es un tema importante? Pues sí. Los estudiantes son, ante todo, personas, personas que deben ser reconocidas como tales. Como seres humanos con un nombre, únicos e irrepetibles.

Antes hablar de planificación y evaluación curricular debemos conocer y re-conocer a la persona que tenemos delante en cuanto tal. No debemos dejar que la presión, estrés e imprevistos del día a día hagan que perdamos el sentido.

Otra idea de la pedagogía del sentido común: “trata a los demás como quieres que te traten a ti”. ¿Te gustaría que después de una semana de convivir con una persona o un grupo de personas, no sepan tu nombre y se dirijan a ti como “¡Oye tú!, el del fondo” o se confundan y llamen con otro nombre? No nos sentiríamos bien, menos un niño o niña o adolescente para el que eres un referente.  Tu trabajo es invitar, guíar, generar lo que llaman ahora los pedagogos modernos “situación significativa”, pero todas esas técnicas y herramientas no funcionan si la persona que está frente a ti no se siente reconocida en cuanto tal. Y las personas escuchamos a quien nos respeta y demuestra que le importamos. Si alguien te importa, aprendes su nombre. Por lo que invito a realizar estas tres actividades durante estas primeras semanas de inicio del año escolar:

1.  Conocer los nombres y apellidos de todos los estudiantes a tu cargo.

2.  Identificar 5 cosas en las que cada uno es bueno.

3.  Hacerle saber que has identificado esas cinco cosas.

Cuando hayamos terminado esos 3 pasos de una pedagogía de sentido común, podemos empezar a trabajar los siguientes pasos de una eficaz evaluación de los aprendizajes.

A continuación, se presenta los 10 pasos que realizan escuelas de alto rendimiento para una buena evaluación de los aprendizajes.

1.  Comenzar por conocer a los alumnos.

2.  Co-planificar utilizando datos de diagnóstico de los estudiantes.

3.  Hacer visibles los objetivos de aprendizaje y los criterios de éxito.

4.  Utilizar la evaluación informal continua durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.

5.  Realizar una evaluación formativa continua y reflexionar sobre las correcciones a mitad del curso a través de una evaluación formal.

6.  Proporcionar a los estudiantes retroalimentación descriptiva oral y escrita.

7.  Crear oportunidades para la evaluación por pares y autoevaluación.

8.  Asegurar de que la evaluación sumativa informe los próximos pasos para los estudiantes y los padres.

9.  Utilizar la pared de datos para ver la “panorama general” y el detalle al mismo tiempo, para que los maestros se autoevalúen y reflexionen sobre su enseñanza.

10.  Compartir el aprendizaje con la calificación colaborativa de toda la escuela del trabajo de los estudiantes (Fullan y Sharrat, 2012, p. 45).

En este texto solo hemos desarrollado uno de los diez pasos. Reza un dicho italiano “piano piano si arriva lontano”, que significa, poco a poco se llega lejos. Nos no angustiemos aprender las nuevas modas y normas curriculares. Las aprenderemos poco poco. Empecemos con un primer paso. No vaya a ser que por apresurados y empezar a correr, nos olvidemos en el camino de lo más importante, nuestro usuario principal, el estudiante, el niño o niña que necesita ser conocido y reconocido en un unicidad e individualidad.

QUÉ ESTÁ EN JUEGO

Hemos tenido cinco ministros de educación desde el inicio del actual gobierno. Y a días de asumir el cargo, la ministra Flor Pablo ya está siendo interpelada. Apenas escasos 30 días de gestión que se contaban al momento de formularse el pliego interpelatorio. Ante tantos cambios, ¿qué está hoy en juego en la educación de nuestro país?

En el año 2007, el Presidente Alan García aprobó la política de Estado en educación: el Proyecto Educativo Nacional al 2021, año del Bicentenario de la Independencia del Perú, el cual fue respaldado por todos los partidos políticos y las principales organizaciones de la sociedad civil, con consensos de la empresa, Iglesias católica y evangélica, sindicatos y gobiernos regionales. Las apuestas del Proyecto Educativo Nacional podrían sintetizarse en tres: calidad en educación básica y superior, equidad, gestión descentralizada de la educación. Así, se materializaba un pacto social por la mejora educativa.

Pese a esta política nacional, en la actualidad se propone una revisión de los proyectos de ley del Congreso de la República, que nos hacen ver que están en cuestión estas tres apuestas en torno a las cuales logramos consensos tan importantes en el país:

  • Contra la calidad: proyectos de ley que autorizan el reingreso a la carrera docente de profesores y directores sin evaluación previa; o proyectos de ley que pretenden que la supervisión de las universidades esté a cargo de los propios supervisados incluyendo a los rectores en el directorio de la SUNEDU.
  • Contra la equidad: Proyectos de ley que piden eliminar toda mención al enfoque de género en el Estado peruano. Es decir, eliminación de toda mención a la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres o a una educación sexual integral, a pesar de que el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial han establecido la constitucionalidad de este enfoque.
  • Contra la gestión descentralizada: proyectos de ley que buscan que los directores regionales de educación sean designados por el Ministerio de Educación, acentuando la centralización de la educación.

Estas son muestras de que existe un objetivo de sustituir la agenda de políticas del Proyecto Educativo Nacional que tiene líneas de continuidad desde el año 2007. Pero el Consejo Nacional de Educación ha alertado sobre una situación igualmente crítica: el ambiente de confrontación y escaso diálogo que afecta al debate público en educación. Esta es tal vez la situación más grave, pues la intolerancia es el mensaje más contrapuesto al propósito de la educación peruana: formar ciudadanos.

Así, lo que está en juego hoy no es la interpelación a una ministra de educación por temas de gestión – vigilancia que es ineludible realizar- sino de reemplazar las apuestas básicas de un sistema educativo que tiene como objetivo formar ciudadanos y ciudadanas, y que se encuentran plasmadas en el Proyecto Educativo Nacional al 2021.

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