Escribe: Ps. Silvana Alvarez Loayza
En la edad escolar, el afecto y el cariño consiste en escuchar al niño, respetar sus opiniones y entender sus intereses. Para todo esto se necesita tiempo, más en calidad que en cantidad. Sin tiempo no hay roce, no hay contacto físico, verbal, ni visual; y sin roce no hay cariño.
El vínculo afectivo sano y estable hace que el niño o la niña desarrolle un modelo mental positivo y una conducta social adaptada y segura, lo cual influye en su desarrollo intelectual, y sensorio motriz posteriormente. El afecto es una emoción que puede ser positiva o negativa, dado que a veces también se asocia con los celos o el odio. Generalmente la consideramos en su versión agradable, como una emoción positiva experimentada por una persona hacia alguien o algo que despierta el interés, la armonía y el gozo. La expresión de afecto hace referencia a una caricia, un gesto, una atención, un cuidado por la persona, un beso y demostración de cariño, a su vez, el vocablo afecta a una persona se entiende que es hacerle daño, perjudicarla, damnificarla, lo que las hace completamente diferentes un vocablo con el otro.
Se observa que las principales consecuencias de la carencia afectiva en niños son el miedo y la desconfianza. Desconfianza y miedo son las consecuencias principales de la carencia afectiva y de apego en el niño. También puede producir rabia, frustración, vergüenza, inestabilidad, angustia, tristeza, desasosiego, etc.
Los pequeños aún se encuentran en proceso de descubrir cómo gestionar y exteriorizar sus sentimientos. Por eso, cuando tu hijo te pide que le abraces, en realidad trata de comunicarte lo que pasa en su mente, sin necesidad de decirlos con palabras, Muéstrale a tu hijo cuánto lo amas con hechos y palabras.