Uno de los posibles motivos de nuestra afición al alcohol es la supervivencia. El alcohol es energéticamente más denso que el azúcar, aunque menos que la grasa. Proporciona 7 calorías por gramo lo cual hace que, si necesita combustible, comer una fruta fermentada sea mejor que una verde.
Beber demasiado y muy rápido puede causar un deterioro significativo de la coordinación motora, la toma de decisiones, el control de los impulsos y otras funciones, los cuales aumentan el riesgo de daño.
El alcoholismo agudo provoca problemas de comportamiento y cambios mentales. Entre ellos, se puede mencionar el comportamiento inadecuado, estado de ánimo inestable, falta de juicio, dificultad para hablar, problemas de atención o de memoria y falta de coordinación. Aquí le dejamos consejos de ayuda para dejar de beber:
1. Haga un registro diario de consumo de alcohol…
2. Reduzca el consumo gradualmente…
3. Planifique actividades alternativas…
4. Planifique actividades saludables y productivas los días libres… 5. Realice actividad física y tenga una dieta saludable…
Detrás de una adicción al alcohol se esconde el miedo, la falta de autoestima, la soledad, la inmadurez emocional, la inseguridad, las ganas de huir de las responsabilidades o de la realidad de la vida propia, son solo algunas de las motivaciones detrás de las adicciones. Son las sensaciones que mitigan estas las que generan la dependencia.
Es un hecho conocido que el consumo excesivo de alcohol causa una disfunción aguda y crónica del cerebro, por lo que requiere de una atención especializada para la persona y para su familia.