Escribe: Héctor Tintaya Feria
Dionisio Morales es el periodista que, como corresponsal del Diario de Marka, el diario que perdió tres víctimas de los ocho de la tragedia en Uchuraccay en 1983, una de las mayores matanzas a periodistas registradas en nuestra historia, busca conocer cuáles fueron los motivos por los cuales los comuneros (con infiltrados o no) asesinaron a los colegas. Nunca pudo él ni la sociedad peruana conocer las causas exactas de esta masacre. Las dos comisiones que investigaron en su momento sólo relatan algunos hechos que no aclaran quiénes fueron los responsables reales o si el contexto de la guerra interna fue el marco para que estos asesinatos y otros quedaran impunes.
Morales se muestra trejo en el libro Las Tumbas de Uchuraccay, de José María “Chema” Salcedo (Edit Tierra Nueva) y persiste en la verdad a pesar de ser acusado de sedicioso y, ante su impotencia de desenmascarar a un matarife como fue Clemente Noel Moral, el jefe político militar de Ayacucho que un ecléctico y débil gobierno de Belaúnde Terry nombró en su impotencia de conocer las causas de la violencia, empieza a perder las esperanzas y sólo le queda soñar en esos años de oprobio para el periodismo.
En esos sueños, al final de los textos, ve a Clemente Noel rodeándolo desde un helicóptero militar en los campos esteparios de Uchuraccay y mientras lo amenaza le hace una pregunta a manera de burla. Morales ¿vale la pena ser periodista en el Perú? El reportero intimidado por la figura de uniforme militar y empoderado porque la verdad sobre la muerte de los periodistas nunca se supo, responde jadeante antes de despertar de esa pesadilla y le responde en tramos.. Siiiiii….vale la pena…. ser periodista… en el Perú…” Talvez ese fue el motivo para que los ocho colegas enrumbaran a estos parajes para conocer una incursión siniestra del Ejército. La verdad vale la pena,. Lo valió en 1983 y seguro que lo vale en el 2025.
La desinformación actual es incontrolable y fanática. Militante y amenazante de la tranquilidad social por supuesto que puede significar los nuevos retos del periodismo. Un fenómeno aterrador que vale la pena, desde el buen periodismo hacerle frente potenciando el oficio a pesar que significa una carrera de largo aliento que no puede sucumbir por más que a diario encontremos bulos increíbles sobre un mismo hecho.
Así como hace 42 años los ocho periodistas se aventuraron hacia la muerte en búsqueda de la verdad, por más que cierta prensa esté desapareciendo o transformándose, ahora más que nunca los principios primigenios no deben ser abandonados sino por el contrario y, si las amenazas ahora son nuevas y masivas, la respuesta de Morales debe ser bandera de las nuevas generaciones. Sí, vale la pena ser periodista en el Perú!
