Escribe: Rafael Mercado Benavente
ARQUEOLOGÍA PROHIBIDA ¿Qué es un Objeto Fuera del Tiempo o un OOPART? Viene de las siglas en inglés: “Out of Place Artifact”, término utilizado para describir objetos arqueológicos, históricos o geológicos que, según ciertos análisis o interpretaciones, no encajan con el conocimiento convencional sobre la historia humana, las civilizaciones antiguas o el desarrollo tecnológico. Estos artefactos suelen parecer anacrónicos o demasiado avanzados para el contexto histórico en el que fueron encontrados.
Un “OOPART Andino” sería un artefacto encontrado en la región de los Andes, particularmente en territorios donde florecieron las culturas prehispánicas como los Incas, Chavín, Nasca, Tiahuanaco o Mochica, que parece no corresponder con el nivel tecnológico, cultural o histórico conocido de estas civilizaciones. Este tipo de hallazgos despertaría cuestionamientos sobre la historia tradicional de las culturas andinas y su posible conexión con conocimientos avanzados, civilizaciones perdidas o incluso influencias externas.
Desde ahora les presentamos nuestra nueva sección, vamos con nuestra lista de misterios del Perú y el mundo.
UNA EXTRAÑA PIEDRA DE 20 ÁNGULOS
En el centro arqueológico de Qollmay, ubicado en el distrito cusqueño de Chinchapucyo, provincia de Anta, una fascinante piedra con 20 ángulos ha comenzado a atraer la atención de turistas y lugareños por igual. Esta imponente estructura se encuentra en la base de la portada de un muro Inca y supera en complejidad a la famosa “Piedra de los 12 ángulos” de Hatunrumiyoc, en el centro de Cusco.
“Ni nosotros, ni los pobladores habíamos notado esta piedra debido a la cobertura vegetal. Apenas nos dimos cuenta recientemente”, comentó Francklin Estrada Gallegos, alcalde del distrito.
A pesar de contar con una resolución directoral del Ministerio de Cultura, el centro arqueológico de Qollmay permanece en estado de abandono, según denunció la autoridad local. Sin embargo, el reciente hallazgo ha generado un renovado interés por recuperar, restaurar y mantener el lugar.
La Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo (Dircetur) ya trabaja en un inventario para identificar y promocionar los espacios culturales y turísticos de la zona. “Este espacio fue huaqueado y abandonado, pero ahora buscamos coordinar para su restauración y puesta en valor”, afirmó el alcalde.
Por su parte, Guido Quiñónez Paucar, director de la Dircetur Cusco, confirmó la firma de un convenio destinado a promover el turismo en Qollmay y otros lugares con gran potencial. “El inventario incluirá rutas, recursos y el estado de conservación de los sitios. Con esta información se puede iniciar un proyecto”, explicó Quiñónez.
Qollmay, situado a 72 kilómetros de Cusco, es más que una piedra de 20 ángulos. Este centro ceremonial destaca por sus muros Inca, canales de riego y pasajes finamente trabajados. No muy lejos, se encuentran las Pinturas Rupestres de Pumawasi y los andenes de Huancariri, completando la riqueza cultural del lugar.
Además, Chinchapucyo guarda una tradición histórica que conecta con el relato del secuestro del hijo del Inca Túpac Yupanqui, conocido como Yawar Waqaq por llorar sangre mientras permanecía prisionero en esta localidad. Según el profesor Luis Florez Valenzuela, este acontecimiento ocurrió mientras el Inca intentaba conquistar el altiplano.
El descubrimiento de esta piedra, junto con la revitalización de Qollmay, refuerza su valor como un tesoro arqueológico y turístico que espera ocupar un lugar destacado en la historia y cultura andina.
LA ESCRITURA EN CHECTA: UN ENIGMA DE 5.000 AÑOS EN EL ANTIGUO PERÚ
Indicios recientes sugieren que la escritura pudo haber existido hace más de 5.000 años en el antiguo Perú, evidenciando que las sociedades precolombinas comenzaron a desarrollar sistemas de comunicación escritos, similares a los de los sumerios y egipcios de la misma época. El sitio clave de esta hipótesis es Checta, un área arqueológica descubierta en 1925 por monseñor Pedro Villar Córdova. Ubicada en el valle del río Chillón, en el distrito de Santa Rosa de Quives, provincia de Canta, este lugar se encuentra a solo tres horas de Lima. Allí, en la margen derecha de la quebrada Alcaparrosa, se hallaron al menos 500 petroglifos, conocidos localmente como quilcas.
Con investigaciones recientes, se determinó que estos grabados en piedra corresponden a cuatro períodos culturales distintos, siendo la fase dos de Checta la más enigmática.
Desde el 2009, el arqueólogo Gori Tumi Echevarría, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre (APAR), lidera investigaciones que buscan demostrar que los grabados de Checta contienen un mensaje oculto.
Para Echevarría, el mayor logro ha sido definir la cronología y secuencia del sitio, lo que le permitió identificar cuatro fases distintas de grabados:
•Fase 1 (2.500-2.000 a.C.): Pequeños hoyos en las piedras.
•Fase 2 (2.200-1.000 a.C.): Formas abstracto-geométricas, como círculos con puntos, espirales, líneas y cruces, que considera escritura.
•Fase 3 (1.200-600 a.C.): Motivos seminaturalistas.
•Fase 4 (800-200 a.C.): Representaciones de amarus (serpientes).
La hipótesis de Echevarría se basa en patrones repetitivos encontrados en las quilcas de la fase dos, como círculos con puntos y líneas sinuosas. Mayor aún fue su sorpresa al descubrir que estas figuras se repiten en petroglifos desde Supe hasta Lurín.
Un sistema ideográfico
Según Echevarría, este fenómeno representa un sistema de escritura ideográfica compleja que perduró por 2.000 años, tiempo suficiente para su desarrollo y consolidación. Además, plantea que este sistema podría tener vínculos con tradiciones ancestrales de la Amazonía.
La clave para descifrar estos códigos podría estar en el conocimiento milenario de pueblos amazónicos, como los yaneshas, quienes narran historias de peregrinaciones hacia la costa central.
Checta, con sus quilcas enigmáticas y su conexión con el pasado remoto, abre una ventana fascinante hacia la posibilidad de que las culturas antiguas del Perú hayan sido pioneras en el desarrollo de la escritura en América.