Leyendas de plantas carnívoras

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El 26 de abril de 1874, el diario “The New York World” publicó el encuentro de un explorador alemán llamado Karl Liche, el cual narraba un ritual de sacrificio por parte de la tribu “Mkodo” de Madagascar; en el cual una doncella fue sacrificada a un árbol devorador de hombres. El proceso fue descrito de la siguiente forma:

“…Los tentáculos delicados y frágiles temblaron sobre su cabeza con la furia de serpientes famélicas. Luego, con un instinto repleto de una inteligencia demoníaca, se enredaron en torno a su cuello y brazos. Los gritos de la doncella se tornaron terribles, pero fueron estrangulados rápidamente hasta ser reducidos a un gemido apagado… los tentáculos, como grandes serpientes verdes de energía brutal y velocidad infernal, se enredaron en torno a ella con la tenacidad de anacondas.”

El árbol Nubio.
En 1881, Phil Robinson escribió en el libro “Under the Punkah”, los relatos sobre los viajes de un tío alrededor del mundo. En ellos, Robinson hace hincapíe en un extraño árbol devorador de hombres que podía ser hallado en la región africana de Nubia:

“…Esta fea planta alza su sombra mortífera en la soledad relativa de un bosque de helechos nubios, pues sus temibles humores marchitan toda la vegetación cercana. El árbol se alimenta de las bestias que buscan refugio del extenuante calor de África a su sombra. Incluso el hombre, el salvaje africano, se puede ver atraído por la asombrosa fruta que crece de las ramas de la mortífera planta.

¡Y Oh, que fruta! Gloriosos óvalos dorados que gotean miel, hinchados por su propio peso. El follaje de la planta brilla todo el día con un misterioso rocío, ocultando la naturaleza sanguinaria de este vampiro botánico.”
La historia describe como uno de los guías de Robinson fue capturado y drenado de sangre por las ramas y hojas de la planta. El tío procede a dispararle al árbol hasta quedarse sin munición, y luego a matarlo con un machete.

El Ya-Te-Veo.
El Ya-Te-Veo es descrito por J.W. Buel, en el libro de 1887 “Sea and Land”; donde se escribe que la planta tiene tallos que asemejan serpientes furiosas y que atacan a todo lo que se acerca.

Se dice que el Ya-Te-Veo tiene espinas o púas que crecen en sus tallos, y que al acercarse la presa, tiende a atacarla a punta de latigazos para desangrarla. La sangre de la víctima es consumida a través de poros en el tronco del árbol.

La planta Serpiente de la Sierra Madre.
Existe un reporte del encuentro de un explorador con una planta “serpentina” en una de las sierras de México. De acuerdo al hombre, la planta es un árbol con tallos de apariencia serpentina en lugar de ramas.

Describe como un ave se posa sobre una de las ramas y de inmediato es aplastada por los demás tentáculos, y estrujada hasta que no quedan más que plumas y huesos maltrechos. La base del árbol se encontraba tapizada con plumas y huesos de otros pájaros desafortunados, y el reporte explica que los tentáculos pueden golpear con la misma fuerza que un látigo; abriendo la piel desnuda con facilidad.

Byron Khun de Prorok y El Empalador.
El explorador Byron Khun de Prorok se encontró con otra planta distinta en las selvas de Chiapas. Al viajar por la jungla, halló a una planta gigantesca que había empalado a un pájaro en las espinas que crecían entre sus brillantes hojas verdes. Los guías nativos de Khun de Prorok le dijeron que a la planta se le conocía como “la planta vampiro” o “el empalador”.

El lazo del Diablo.
William Thomas Stead, editor de “Review of Reviews” publicó un artículo
discutiendo una historia hallada en la revista “Lucifer”; donde se describía a una planta en Nicaragua que era conocida como el Lazo del Diablo entre los nativos. La planta tenía la habilidad de drenar la sangre de todos los seres vivos que entraban en contacto con ella.

«…Mr. Dunstan, naturalista que recientemente regresó de un estudio en América Central; relata el descubrimiento de un brote particular en los pantanos que rodean los grandes lagos de Nicaragua. Se hallaba cazando especímenes botánicos y entomológicos cuando escuchó el llanto de su perro a la distancia, un aullido agónico.

Al correr al sitio, Dunstan descubrió que el animal había sido cubierto por una telaraña de raíces y fibras… los sirvientes nativos manifestaron un gran horror y llamaron a la hiedra “Lazo del Diablo”; una planta con poderes infernales. El naturalista fue incapaz de descubrir más detalles sobre la naturaleza de la planta, pues resultaba imposible manejarla ya que el solo toque podía herir severamente la piel. Fue ahí que Dunstan descifró el poder de la planta: una fuerte succión realizada por miles de bocas microscópicas que se alimentaban de sangre.”

El Árbol Diablo de Brasil.
En la región de Mato Grosso supuestamente crece un árbol carnívoro que es conocido como “El Árbol Diablo”. Su método de caza consiste en ocultar sus ramas entre las hojas y el follaje a nivel del piso, e inclusive a veces bajo tierra. Cuando una víctima pasa cerca, la trampa se activa y las ramas se cierran en torno a la presa; aplastándola lentamente.

La trampa para pájaros.
Otra planta de Mato Grosso supuestamente tiene una estrategia de caza diferente: crece suaves bayas de sabor dulce para atraer a su víctima, principalmente aves. Cuando un animal se acerca para comerlas, las ramas del árbol la aplastan contra el tronco y la matan succionándole la sangre a través de pequeñas ventosas microscópicas.

Tomado de: mitosmonstruosyleyendas.blogspot.com

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