¡Atentado ambiental!

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Por. Américo Huanco

Dos meses han pasado desde el cierre súbito del botadero en el sector Chilla de Juliaca. Ahora, tanto el descuido diplomático como la documentación, que proviene de las gestiones precedentes, causa estragos ecológicos en la estratégica ciudad altiplánica.

VIDA FÉTIDA

Enfocando el problema desde la perspectiva del poblador, es visible -plus del enfado- la costumbre de vivir con la hediondez constante. «Nosotros almorzamos a diario percibiendo ese olor (…) Salir a la calle aquí es irrespirable», señala Willy Apaza, vecino del barrio San Isidro.

Además de los problemas que, desde la metropolización, acarreaba el río Torococha -símbolo luctuoso de la contaminación calcetera-, las vías de las seis urbanizaciones que reúne la cuenca son intransitables para el vecino calcetero.

«Ese no es río; cuando llueve, toda la basura que viene del centro (de la ciudad) se empoza en los puentes (…) Este año solo han venido una vez a limpiar», aseveró Yolanda Condori, moradora el lugar.

Del mismo modo, Rebeca Choquehuanca, representante del barrio San Jacinto, aseguró que ellos mismos harán vigilia en los cuatro puentes urbanos que comprende el río, ya que, irresponsablemente, los habitantes de las zonas aledañas crean botaderos al momento de ir en camionetas y motocargas para acrecentar los montículos de desechos.

BORRÓN Y CUENTA NUEVA

Precisamente, aún con los esfuerzos de la Municipalidad Provincial de San Román, la falta de contundencia y ausencia de impacto ambiental refleja una improvisación por parte de los funcionarios y, particularmente, de la primera autoridad.

En contraste, las órdenes directas por parte del burgomaestre hacia la Procuraduría Municipal para amordazar información que, para los ediles, carece de sustento técnico, responden a la «activación de operadores políticos» que ya habría implementado bajo el atento respaldo de sus asesores.

Por su parte, Sucacahua Yucra, al ser consultado por las estrategias municipales para remediar el problema ambiental, argumentó que, por más que haya planes, todo depende de la población. «Ellos (Unidad de Residuos Sólidos) vienen trabajando en los planes, pero así nosotros trabajemos, el cambio no va a ser de un momento para otro», aclaró.

Para muestra, el Programa Nacional de Educación Ambiental (Educca) dispuso 16 mil soles para financiar la concientización entre los estudiantes juliaqueños, pero la municipalidad solo lo ha invertido en talleres a cerca de 20 instituciones durante este año; sin embargo, para los ciudadanos, las actividades son inocuas.

¿CULPABLES?

«La falta de comprensión entre autoridad y poblador hace que las tareas para contrarrestar la contaminación sea débil», estima Percy Casaperalta, jefe de Epidemiología de la Dirección Regional de Salud, quien asegura que el riesgo de una pandemia es latente. «Juliaca está a punto de entrar a un potencial virus epidemológico», enfatiza.

Cita:

«Lamentablemente, la falta de la mediación de las autoridades retrasa los avances para frenar los desmanes de la contaminación» 

Percy Casaperalta

Jefe de Epidemiología.


«Hasta ahora, ni la Municipalidad de San Román ni (la Municipalidad de) San Miguel se hacen responsables de los restos de la basura en Chilla»

Claudio García

Defensor ambiental.

«Es responsabilidad de todos, creo que la conciencia del ciudadano debe crecer día a día, mediante Dios espero que podamos solucionar el problema»

David Sucacahua

Alcalde de Juliaca.

Dato:

9 compactadoras, 7 motocargas, maquinaria pesada, y cerca de 50 juliaqueños limpian a diario las calles calceteras.

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