Escribe: Oscar Enrique Pino Ponce
La reserva nacional de Salinas y Aguada Blanca es un cofre de sorpresas en el sector Turismo, poseyendo innumerables atractivos, entre ellos volcanes, lagunas, bofedales. Su reserva registra 37 especies de mamíferos y 158 de aves. Un territorio habitado principalmente por camélidos sudamericanos y por un gran número de aves terrestres y acuáticas.
El panorama pintoresco y variado que describimos corre el riesgo de quedarse como una postal del recuerdo si los pasajeros que se movilizan anualmente en un promedio de 17,520 viajes, principalmente entre Puno y Arequipa, no toman conciencia de su aporte a la degradación de esta zona.
El testimonio de un criador de vicuñas al revelar las causas secundarias de muerte de los camélidos (las causas principales son los atropellos de irresponsables choferes y la caza indiscriminada) debería hacernos reflexionar: haber encontrado dentro de los estómagos de los animales plásticos no digeridos o botellas destrozadas. Y es que arrojar basura a la carretera por la ventana se ha convertido en un deporte nacional con la complicidad del conductor y vecinos de asiento.
Menos mal que un gran número de representantes de la sociedad civil arequipeña vienen organizando para mediados del próximo mes una mega campaña para recoger residuos sólidos en la zona y mitigar al menos este desastre ecológico, teniendo como objetivo el recojo de 30 toneladas. Hasta el momento han comprometido su participación municipalidades distritales, gremios de turismo, empresarios de todos los rubros y universidades, y se espera aún más apoyo desinteresado. Se pretende crear un valioso precedente y mejor referente a nivel nacional en la lucha contra la contaminación ambiental.
Sin embargo, para hacer más sostenible el resultado, es necesario que los gobernadores regionales y alcaldes provinciales y distritales hagan uso de sus facultades normativas en vía preventiva. Por ejemplo, un sistema que responsabilice al conductor y asistentes de la movilidad de la prevención del arrojo de basura por las ventanas y la facultad para que el infractor pueda ser desembarcado, así como la dotación de tachos de basura al interior; al fin y al cabo, es mejor prevenir que limpiar. Es cuestión de creatividad y sentido común.
