Columnista: Irma Colquehuanca Usedo
El sistema extractivista en el Perú [y en todo el mundo] conoce nuestras necesidades, sabe de nuestros intereses, y no ignora nuestra pobreza [Punto para el sistema, que reconoce que los peruanos cojeamos de la pata llamada “carencia”]. Su rutina económica es la localización, explotación y aprovechamiento de todo recurso natural utilizable con el que se tope.
Sabemos de sobra que el modelo extractivista [ávido de oro, plata, cobre, zinc, estaño, litio, uranio y un largo etcétera] no escatimará en esfuerzos, promesas, artilugios, o incluso coimas, para poder negociar con la única entidad capaz de ponerles “un estatequieto” y fiscalizar sus inmensas ganas de enriquecimiento. Esta entidad es: El Estado. Una de las pocas razones por las que se puede argumentar la importancia del Estado es, sencillamente, por la necesidad de protección legal y jurídica.
Esto significa que El Estado Peruano [como el chileno, boliviano, norteamericano, etc.] existe para salvaguardar nuestros derechos y asegurar que todas las leyes cumplan esta misión. Por ende, cada vez que un poblado peruano pretenda celebrar contratos con cualquier empresa privada, nacional o extranjera, extractivista o no; el cuánto, el cómo y el dónde, serán negocios que se supone El Estado resolverá “eficientemente”. ¿Por qué? Porque para eso lo elegimos, esa es su chamba.
Veamos el asunto de “Las Bambas”. Esta empresa se comprometió a transportar el cobre extraído, a través de mineroductos, que son una especie de tubos que reducen la contaminación ambiental por minerales. ¿Qué haría usted si esta empresa ha notado que no le sale a cuenta construir estos ductos y sin previo aviso ni permiso, pretende construir una carretera atravesando sus propiedades? Como buen ciudadano, usted debería acudir donde el Estado y solicitar que Las Bambas le otorgue una compensación económica que le permita resguardar sus propiedades ¿no?
Qué pensaría usted si El Estado, frente a su solicitud, declara dicha carretera como “vía nacional” y, por lo tanto, usted no puede exigirle nada a Las Bambas. ¿De quién es la jugada? ¿Qué intereses defiende El Estado “peruano”? Al parecer del campesino fuerabambino, NO.
Se supone que una de las tareas de El Estado Peruano [y específicamente para este caso del MEF, del MINEM, del Legislativo y la SUNAT], es administrar con justicia los recursos del poblador, de la campesina, del ciudadano peruano en general; sin embargo [y como usted lo ha podido observar] a lo largo de estos últimos meses, el Sistema Extractivista, de la mano de “Las Bambas”, se han rasgado las vestiduras señalando la ingente ambición del campesino fuerabambino. Le echan en cara los miles de soles que recibió para que cerrara la boca, se muerda la lengua y asienta en silencio.
Bajo esos argumentos, “nuestro Estado” ha descalificado y criminalizado la protesta del campesino fuerabambino. Y nos volvemos a preguntar: ¿El Estado Peruano está cumpliendo con su chamba? Lamentamos decir que nuestro Estado está discutiendo si será necesario meterle bala al campesino protestante o seguir tratándolo de incompetente, inculto y delincuente.
Una vez más comprobamos, con cólera y frustración, que el papel aguanta todo, que en el Perú hay mucha letra muerta, y que los pobres seguiremos viviendo de migajas, de favores y de la caridad del flamante sistema.