Puno tienen más posibilidades con el gas boliviano que participar del Gasoducto Sur

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Puno. Las posibilidades de que Puno sea incluida en el proyecto del Gasoducto Sur Peruano siempre fueron remotas, y sobre todo ahora que la obra está paralizada desde el 2017 por los escándalos de la empresa Odebrecht. Hasta el momento, Bolivia representa la opción más viable para abastecer de gas a la región altiplánica; sin embargo, ello requiere de voluntad política y de retomar los convenios bilaterales.

Zenaida Zea Olivera

Este complicado escenario político y económico por el que atraviesa el país, especialmente por el desmesurado incremento en el precio del gas, nos ha obligado a replantearnos la necesidad de recurrir a Bolivia para abastecernos de este recurso. Ello además repercutiría en la reducción del costo del balón que, actualmente, pesa a una ligera baja, llega hasta los 46 soles.

Fruto del gabinete Binacional Perú-Bolivia realizado en el año 2019, se suscribió un convenio para la importación del gas boliviano con los entonces presidentes Evo Morales y Martín Vizcarra. El proyecto contemplaba el acta previa del 2015, cuando se iniciaron conversaciones entre los ministerios de ambas naciones, las que quedaron en nada.

Renegociación del gas

Hace poco se ha puesto en debate la renegociación del gas de Camisea, pues el reparto de las utilidades es ínfimo, y en la práctica es como haber regalado nuestros recursos naturales. El contrato ley con el Consorcio Camisea se ha mantenido bajo siete llaves, y solo el presidente de la República y la empresa pueden discutir sobre las cláusulas.

Según el congresista Wilson Russbel Quispe Mamani, urge la renegociación del contrato con el Consorcio Camisea, puesto que actualmente la empresa se queda con el 94 a 95% de las utilidades y el porcentaje restante es para el Estado peruano. De ese monto, como impuesto solo llega entre el 1% a 2% al erario nacional.

En su defensa, el consorcio aduciría que tiene la explotación de los pozos petroleros del lote 88, para el mercado interno y el 56 para el exterior. Además, considera que el transporte, comercialización y distribución debería asumirlo el Estado. Para el parlamentario, es necesario modificar las condiciones y que estas sean más beneficiosas para las familias.

Dijo que en la propuesta de renegociación se debería cambiar las normas sobre las condiciones en las que se firmó los contratos de ley, ya que no facultan al Estado a cambiar las condiciones económicas, pero sí le permiten a la empresa tener mayores facultades de explotación y comercialización del gas. Por ello, urge el cambio de la Constitución.

Para no chocar con la Confiep y grupos de poder que se oponen a esta alternativa, sugiere que los cambios se den progresivamente. Su planteamiento es que, inicialmente, la empresa se quede con el 70% de sus utilidades y el 30% sea para el Estado. Citó que, por ejemplo, en Bolivia las empresas aportan el 50% al erario nacional.   

Son más de 150 empresas, además de la población, las que están a la expectativa de esta renegociación del gas; no obstante, para la importación de este recurso desde Bolivia, se tuvo un acercamiento con las autoridades de Puno, pero aún se tiene mucho que abordar al respecto. 

Importación

Hace casi un mes el vicegobernador de Puno, Germán Alejo Apaza, junto a los consejeros Isidro Pacohuanaco y Wálter Mamani, se reunieron en Lima con el ministro de Energía y Minas, Iván Merino, cuyo arribo a la región podría darse el 16 de octubre.

Ellos sostuvieron una reunión con el ministro de hidrocarburos y energía de Bolivia, Franklin Molina Ortiz, y el vicepresidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Luciano Montellano, para tratar el convenio interinstitucional de cooperación para la comercialización del Gas Licuado de Petróleo (GLP) en poblaciones fronterizas.

Para fortalecer las relaciones bilaterales y profundizar este tema, también se tuvo un acercamientos con los congresistas Russbel Quispe, Flavio Cruz y Carlos Zeballos, con quienes surgió la idea de formar un equipo técnico para viajar nuevamente a Bolivia.

En la OEA, los presidentes Pedro Castillo y Luis Arce tuvieron un encuentro y se mostraron dispuestos a realizar otro encuentro bilateral, en el que la importación del gas sería uno de los temas centrales.

Antes de cualquier tipo de acción, es fundamental la decisión política de ambos mandatarios, pues solo en función a ello se retomarían los grupos de trabajo que hace un par de años se impulsaron para la defensa del gas de Camisea, así como para la importación del recurso de Bolivia, asegura Alejo.

Ello implica que, en una primera etapa, se traiga el GLP en cisternas y se envíe a plantas envasadoras que se instalen en Desaguadero, Puno o Juliaca. Se calcula que el costo promedio del balón sería de entre 25 a 30 soles, puesto que en Bolivia su costo actual equivale a los 13 soles. 

En una segunda etapa, el GNV llegaría por ductos. A pesar de ser una opción más compleja y de largo plazo, es más factible para Puno, a que uno de los ramales del gas de Camisea llegue a la región. 

Solución temporal

Para el especialista en temas de hidrocarburos, Emilio Turpaud, la importación del GLP es una solución transitoria, mientras se establecen las condiciones para contar con un gasoducto para tener Gas Natural Vehicular (GNV), cuya importación de Bolivia también es más cercana y viable para Puno.

Recordó que el proyecto del gasoducto comprendía dos tramos. El primero va a la costa por un ducto desde Pisco; el segundo, del Gasoducto Sur Andino, inicialmente incluía un ramal para Puno, pero luego fue excluido. Con los escándalos de Odebrecht y los intereses monopólicos, el proyecto está truncado.

Luego que se resuelve el contrato en la gestión de Pedro Pablo Kuzcynski, la obra queda desfinanciada y con malos ojos ante la banca internacional, por no tener seguridad jurídica, ello también gracias a Odebrecht. Ante ese escenario, Turpaud sugiere que se opte por la Asociación Público Privada (APP) con intervención de ProInversión.

Él tiene la esperanza de que el cambio de gobierno encamine la masificación del gas natural para las siete regiones, pues no solo es beneficiosa para el uso doméstico, sino también para la electricidad, uso vehicular y el desarrollo de la industria. Para ello es fundamental contar con los gasoductos y romper con los intereses monopólicos. 

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