Por: Roxana Carpio Almonte.
El preámbulo: tocando la llaga de las llagas.
“Yo pensaba que cuando tenga mi esposo, él tenía que pegarme normalmente, pues eso lo había aprendido desde pequeña cuando veía que mi papá pegaba a mi madre”, afirma “Leonor”, una mujer que hoy en día tiene 49 años de edad. El testimonio de “Leonor”, nos confirma que la violencia puede llegar a ser percibida como algo “normal”. Sobre el tema, la antropóloga Young Mi Lee, catedrática en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, sostiene que en la vida cotidiana muchos individuos desde pequeños aprenden a naturalizar la violencia contra las mujeres.
La violencia contra las mujeres-menores y mayores-, en definitiva, constituye una violación a los derechos humanos, así lo reconoce también la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará).
Desde todos los puntos anteriores, podemos señalar que, la violencia contra la mujer, es una de las violaciones a los derechos humanos más normalizadas. Por otro lado del problema, los tipos de violencias perpetradas son diversas; dentro de ellas la violencia sexual, es uno de los delitos con más incidencia en nuestro país, las niñas y adolescentes son quienes más lo padecen, por ésta razón, las siguientes líneas de éste reportaje, se enfocarán en éste terrible flagelo.
Violencia sexual, la plaga que ataca a mujeres mayores y sobre todo a las menores…
Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Organización de Estados Americanos (OEA), a nivel de América del Sur, el Perú es el segundo país con la tasa más alta de víctimas de delitos de violación sexual. Por otro lado, Cifras del Ministerio Público, a nivel de nuestro país, señalan que entre el año 2013 al 2018, se reporta un 93,1% de denuncias del sexo femenino por violencia sexual, mientras que el resto: 6.9%, corresponde al sexo masculino.
Las niñas y adolescentes, son una de las poblaciones más vulnerables. La violencia sexual es uno de los graves problemas que sufre éste sector. Estudios a partir de denuncias del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público del Perú, muestran que de cada 10 víctimas por violación sexual 8 son menores de edad. Reflejando un porcentaje preocupante del 83.4% de menores entre 0 a 17 años de edad violentadas sexualmente. Así lo corrobora el siguiente cuadro.
Para ubicarnos más en la profundidad del problema, más de un millón de niñas y adolescentes de Latinoamérica -que obviamente incluye al Perú- han sufrido violencia sexual, entre el año 2012 al 2016, según Unicef. Y yendo específicamente a nuestro país: cada día cinco niñas y adolescentes son violentadas sexualmente, éste cálculo se basa en cifras oficiales de la PNP, donde 1,915 menores de edad fueron víctimas de éste acto criminal en el año 2017. Esto refleja el nivel garrafal de infantes y adolescentes con la inocencia violentada.
Ya es sabido que, la violencia sexual infantil, no es un problema nuevo. “Yaqui”, a quien denominaremos así en adelante, fue violentada sexualmente a los siete años de edad. Hoy en día ésta joven contadora y poeta, tiene veintiocho años. Ella está decidida en dar a conocer la agresión sexual de la que fue víctima “quiero que las personas conozcan mi caso, para que protejan más a los niñitos”, manifiesta junto a su rostro que refleja firmeza en lo dicho.
Inocencia violentada en el espacio menos pensado
“El hermanastro de mi mamá, mi tío, cuando yo me quedé en la casa de mi abuelita, poco a poco empezó a ganarse mi confianza, me dijo: “‘Yaquicita’ vamos a jugar un juego muy bonito”, y me entró a un cuarto de adobe donde almacenaban mercadería de mi abuela. Yo dije que jugaremos algo de niños, el empezó a torcarme y llegó a consumar la violación sexual en contra mía. Yo no entendía la magnitud, yo pensé que era un juego. Después ocurrieron varias veces más. Y ya no me gustaba ese juego porque dolía y además sentía algo raro”, cuenta “Yaqui”.
El valiente testimonio de “Yaqui” nos muestra diferentes realidades: Primero, respecto a Quién puede ser el violador, y resulta sorprendente que las personas que tienen un vínculo cercano y de confianza a las niñas y adolescentes, son mayoritariamente sus agresores sexuales: un maestro, un vecino, un amigo de la familia o hasta un familiar puede ser el criminal que cometa la violación sexual. En el siguiente recuadro se muestra ésta penosa y alarmante situación.
Y segundo, referido a dónde se comete las violaciones sexuales: el caso de “Yaqui” reafirma mucho más que la violencia sexual contra los infantes y adolescentes no sólo se da en espacios públicos como en las calles, en los centros educativos; sino también, en los hogares.
Al respecto, el jefe de la Oficina de la Defensoría del Pueblo en Puno, Jacinto Ticona, sostiene que, el hogar donde están cobijados los menores se están convirtiendo en zonas no seguras, “hemos visto que las violaciones sexuales contra los menores, se han producido en medio del descuido de los padres, la excesiva confianza de mamás que confían a sus padrastros o familiares cercanos”, afirma también.
Un grave delito descubierto y la impunidad
En muchos casos, al ser descubierto un caso de violación sexual; el silencio y el secreto, rodean éste grave delito en contra de nuestra infancia peruana; tal como ocurrió en el caso de “Yaqui”, ella narra que fue su padre quien descubrió la violación sexual. Su tío, el depravado sexual, había aprovechado otra vez la distracción y excesiva confianza del padre y la madre de “Yaqui” para nuevamente violentarla sexualmente:
“Una vez había una fiesta en la casa de mi abuelita también, como todo niño correteaba por toda la casa y entro a la tienda de mi abuelita y de pronto siento la `presencia de alguien más, era mi tío que estaba borracho. Yo quise defenderme, arañarle, pero no pude, una niña de siete años contra un hombre joven cómo va luchar. Él me tapó la boca porque yo estaba gritando. Hasta que mi papá abrió la puerta, y ve a mi tío que estaba consumando la violación; entonces, mi papá coge a mi tío y le da un puñete y empiezan a discutir. Luego mi familia entró. Fue un problema que trataron en casa”,
El secretismo y la imposición del silencio, es tan inhumano como el delito mismo. “Yaqui” recuerda que su abuelito dijo que los trapitos sucios se lavan en casa “con ello dijo que no debía hablar, ni mencionar lo sucedido nunca”, afirma también.
La psicóloga Virginia Condori, corrobora que las niñas, frente a este secretismo, sufren doble violencia: el ataque perpetrado por el violador y el silencio de la familia frente a un delito que queda impune.
“A mí no me preguntaron si estaba bien o mal, en pocas palabras protegieron más al violador que a mí, porque no querían que mi tío vaya a la cárcel”. Ésta última declaración de “Yaqui”, nos debe hacer reflexionar y responder en la práctica frente a la pregunta: ¡¿estamos del lado del violador o la victima?!
Al respecto, la antropóloga Young Mi Lee, sustenta que, las personas tienen que aprender que las niñas, también los niños y adolescentes, son pequeños ciudadanos que tienen derechos tan igual que los adultos. Muchos casos de violación se quedan en impunidad y no se denuncian, esto es, un abuso de poder de los mayores, de la misma manera es un peligroso atentado a sus derechos humanos.
Doblemente vulnerable: ser niña y discapacitada.
“Yo tengo una pequeña discapacidad que me hace un poquito más vulnerable, a los peligros”, testifica “Yaqui” desde su propia experiencia. Ella nació con parálisis cerebral, una enfermedad congénita que afecta la capacidad del control de los movimientos del cuerpo, mantener el equilibrio y la postura.
Es alarmante: nuestras niñas y niños con algún tipo de discapacidad -física, sensorial o psíquica-, son más vulnerables a sufrir violaciones sexuales que nuestros menores sin discapacidad. El Informe Mundial Sobre la Violencia contra las Niñas y Niños (Pinheiro, 2016) señala a las personas con algún tipo de discapacidad y a las niñas como sujetos más vulnerables frente a éste problema.
Consecuencias de la violación sexual en los menores de edad
Al leer y analizar los siguientes recuadros, nos daremos cuenta de lo devastador que pueden resultar sus efectos, en la vida de los menores de edad. Este delito, atenta contra su integridad física y psicológica. Sus efectos son diversos y se manifiestan a corto plazo, a mediano y largo plazo en el tiempo.
El embarazo por violencia sexual: Wawas criando wawas. Otra grave consecuencia como producto de la violación sexual, es el embarazo. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha estimado que en América Latina entre el 11 y el 20% de los embarazos en niñas y adolescentes son resultado de violencia sexual.
El Observatorio Nacional de Violencia contra las mujeres, cita que, el embarazo en contexto de violación sexual es un problema de salud pública que limita el normal desarrollo de la niña y pone en riesgo su salud física y mental, a la vez que afectan su futuro en cuanto a calidad y proyecto de vida.
Este panorama de efectos de la violencia sexual, nos emplaza a la sociedad en general, a contribuir en la construcción de una cultura de prevención de la violencia sexual contra las niñas.
El valor de denunciar y sancionar debidamente la delincuencia sexual
Lo que debemos de tener claro, luego de palpar un poco más a fondo sobre la cruda realidad de la violencia sexual en nuestras niñas y también adolescentes, es no ser parte de un patrón de impunidad sistemática, es nuestro deber intervenir y denunciar. Al final, es una obligación de todas y todos el salvaguardar los derechos humanos, también, de todos y todas.
“No se debe justificar la violación sexual, el violador tiene que ser denunciado”. Young Mi Lee, antropóloga.
Intervenir y denunciar
Bajo cualquier circunstancia en que se sepa de un caso de delito de violación sexual, tener una cultura y consciencia de denuncia será primordial, para así no repetir la impunidad cometida en contra de “Yaqui”.
Nuestro país tiene dentro de su código penal, sanciones de penas privativas de la libertad que deben recibir los violadores sexuales de niñas y adolescentes.
Para la abogada Cecilia Ardiles, el tema sancionador es muy leve, “estamos avanzando a paso muy lento. El tema de violación sexual hacia nuestras niñas, es una situación mucho más complicada que la que pueda suceder a una mujer adulta, prácticamente se ha destruido la vida de un ser humano. Es lo que también deben ir observando los legisladores, que las sanciones deben ser más fuertes”, afirma la abogada. Ardiles además señala que ésta sanciones deben ser informadas a la población en general.
Respecto al tema, la ex ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), Ana María Romero-Lozada, denunció que “hay una discrecionalidad y una impunidad en la administración de justicia -en el Perú-, por lo que se hace necesario fortalecer toda la cadena que implica una denuncia, desde el agente policial hasta los jueces”. La ex ministra en una entrevista con Agencia EFE, también reclamó la aplicación debida de la legislación para atajar la violencia contra la mujer. La declaración de la ex ministra, hace que los ciudadanos del Perú, debamos aunamos también a éstos reclamos y demandas que son justos y necesarios,
Es trascendental que los países, las sociedades y las personas individuales garanticen los derechos de niñas y adolescentes. El siguiente cuadro se aboca al tema de la debida diligencia, una herramienta que se debe tomar en cuenta en un proceso de delito sexual.
Imprescriptibilidad de los delitos sexuales: Una de las modificaciones al Código Penal (Ley N°30838)
En el mes de junio, la Comisión Permanente del Congreso de la República, aprobó la imprescriptibilidad de los delitos sexuales que se cometan. Éste se basa en que las violaciones sexuales ya no terminarán archivándose, y se podrá tener un proceso judicial del caso, aunque pasen los años luego del delito sexual.
Sin duda, ésta nueva norma, es una buena noticia. Y ya no ocurrirá lo mismo que el caso de “Yaqui”, pues ella afirma que a los 19 años de edad, fue a denunciar junto a su madre ante la DIRINCRI a su tío por la violación sexual que cometió en su contra a los 7 años. Sin embargo, se vio con la amarga noticia de que el delito había prescrito -caducado- por el paso de los años.
Obstáculos identificados en el Plan Nacional la Violencia de Género del Perú: enfocándonos en el proceso judicial ante casos de violencia sexual contra las menores de edad.
Según la Defensoría del Pueblo, en el marco de sus competencias ha evaluado la implementación y cumplimiento de los objetivos y metas de los planes intersectoriales del Estado, frente a la violencia contra las mujeres, en éste caso se evaluó el Plan Nacional contra la Violencia de Género (2017-2021), uno de los obstáculos identificados en su ejecución fue:
La falta de coordinación intrainstitucional e interinstitucional de las responsabilidades sectoriales comprometidas.
La abogada Cecilia Ardiles, reconoce que en el tema de violencia, cada institución trabaja aisladamente dentro de sus propias funciones y al final logran de alguna manera articularse en algún momento del procedimiento, “la solución a esto, es que debemos establecer un protocolo de atención unificado, donde no haya el tema de revictimización de la víctima. Por ejemplo se acude a la DEMUNA y luego con esa misma versión van a Policía y luego al ministerio público, para más tarde aparecer en el poder judicial, instancias que al final terminan fomentado la reproducción de la misma historia y ésta víctima termina siendo revictimizada”
La impunidad en todos los ámbitos, es un hecho que debe desaparecer ante la violencia contra las niñas y adolescentes, pues es una violación grave de los derechos humanos. La justicia debe ser efectiva desde el espacio familiar y judicial, no estamos hablando de algo simple, estamos hablando de un problema mayor que tiene graves consecuencias tal como lo vimos en los anteriores párrafos de éste reportaje.
El valor de sanar la llaga dolorosa de la violación
Hemos visto en las líneas anteriores de éste reportaje, las consecuencias de una violación sexual, que afecta a las niñas y adolescentes de modo desproporcionado y duradero.
Según Virginia Condori, tener claro los rasgos y consecuencias de una violación sexual infantil, es imprescindible para detectar e intervenir apropiadamente sobre la víctima, asegura la psicóloga.
“Yaqui” testifica: “Yo fui acumulando mucho rencor, mucha frustración y dolor, he necesitado tratamiento psicológico, también he tenido a mi madre que me ha acompañado en éste proceso de superación de lo que viví. Ella, mi madre, también de joven sufrió algo similar a lo que pasé, creció en una ambiente donde veía natural la violencia, ella también tuvo mucho dolor y mucho miedo. Yo, ya no la juzgo”.
De pronto al hablar del mismo tema, brillan sus ojos al hablar de sus amigos y amigas, que según cuenta la han apoyado y fortalecido para seguir adelante. Ahora ésta joven mujer, es una poeta y contadora con muchos proyectos personales. Esto no hubiera sido posible sin la asistencia de psicológica, el acompañamiento de su madre, amigos y amigas, a través de los años.
El caso de “Yaqui”, nos confirma que las pequeñas víctimas deben ser tratadas por expertos y recibir el apoyo de la familia.
Tenemos que recalcar, otra vez que en la superación de éste grave trauma, los padres tienen un papel protagónico; sobre esto la psicóloga, aclara “es rol de los padres, acompañar en el proceso de recuperación psicológica.
“Y no debemos juzgar a las víctimas. Ellas nunca tuvieron, ni tendrán culpa del delito sexual”. Virginia Condori, psicóloga.
Desde el estado, existen entes que asisten psicológicamente a las víctimas. Dentro de ellas tenemos al Centro de Emergencia Mujer (CEM), su coordinador en Puno, Jorge Meneses Aguilar, señala que desde ésta instancia y a nivel de todo el país, se realiza tratamiento psicológico a la víctima y también a los familiares.
¿CÓMO PROTEGER Y PREVENIR LA VIOLACIÓN CONTRA NUESTROS MENORES?
Uno de los principales problemas a resolver en el Perú es el crimen contra la libertad sexual hacia las menores de edad. La prevención es vital, tener el debido conocimiento de la realidad de la violación sexual, así como, ser conscientes de los factores de riesgo.
Al hablar prevención de éste flagelo, debemos precisar a los factores de riesgo (causas) de la violencia sexual. Podemos mencionar a los patrones socioculturales como el principal. El reporte de Adjuntía para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del pueblo, sobre el tema menciona:
Una de las principales causas de la violencia es la existencia de patrones socioculturales que reproducen relaciones desiguales de poder y diferencias jerárquicas de hombres sobre mujeres. Estos patrones son actitudes, creencias, imaginarios, prejuicios presentes en la población, que justifican y por lo tanto toleran la violencia.
Al consultar sobre las alternativas que tenemos para prevenir la violación sexual en menores de edad, la antropóloga Young Mi Lee, afirma de modo práctico: “Se debe establecer una alianza entre el estado, la familia, la escuela y otros espacios de la sociedad. Y todos ellos, establecer del mismo modo una alianza entre el discurso y la práctica en la vida cotidiana”. Acota también, que el estado debe dar importancia a la familia, frente a la violencia, actuar con prevención. Un buen espacio donde se debe trabajar es en la escuela de padres.
La antropóloga, adiciona que en conclusión la educación y sensibilización juegan un rol importante:
“Hay que sensibilizar a los ciudadanos para que sepan de nuestros derechos tanto como varones y mujeres. Y sensibilizar desde pequeños, porque dentro de su ambiente, por ejemplo muchos menores pueden haber visto agresiones de parte del padre en contra de la madre, y ven éstas situaciones de violencia como algo natural”. Antropóloga Young Mi Lee.
Según el Observatorio Nacional de la Violencia Contra las Mujeres-menores y mayores-, entre los factores de riesgo que incrementan la posibilidad de que este tipo de violencia suceda está la insuficiente protección parental, la poca consciencia de la niña, niño o adolescente sobre el peligro al que está expuesto. Frente a ésta realidad de violencia, tiene que recalcar, la afirmación de la antropóloga, en cuanto a que la familia ya no es un espacio privado, es también un espacio social y político, donde el estado debe intervenir.
Prevención y educación a los propios menores de edad sobre violencia sexual: SIN TABÚES.
La psicóloga Virginia Condori, coincide que los principales responsables de la protección y quienes deben tomar las medidas para evitar situaciones de riesgo son los padres, el estado y las escuelas. “Ellos son quienes también deben proteger a las niñas y adolescentes, enseñarles también a cómo protegerse del abuso sexual”.
El informe de la Asociación Mujeres para la Salud, nos indica los siguientes apartados para informar y prevenir a nuestros menores sobre prevención de delitos sexuales:
- Hablar con las niñas y niños de la existencia de abusos sexuales y de cómo se producen.
- Enseñarles que tienen derecho a la privacidad de su cuerpo. Nadie debe tocarlo o mirarlo si no lo desea. Puede y debe negarse a ello.
- Si alguien les mira o toca en una forma que no les gusta, deben contarlo enseguida. Explicarles las formas en que los agresores tratan de intimidar para que guarden el abuso en secreto.
- Enseñarles que nunca deben guardar este tipo de secretos, aunque se lo pidan o les amenacen.
Es importante señalar, que según el documento “Estado de la niñez y adolescencia” del INEI, correspondiente al primer trimestre del 2018, señala que el 54% de los hogares del país existe por lo menos un integrante que es menor de 18 años. Es decir que más de la mitad de hogares peruanos tiene bajo su responsabilidad a infantes y adolescentes. La pregunta frente a ésta cifra es ¿Está su propia familia, el estado y la escuela cumpliendo eficientemente el rol protector frente a la violencia sexual en contra de nuestras menores de edad?
Muchos aspectos presentados en éste reportaje podrían indicar que el fin de la violencia contra las niñas y adolescentes aún está lejos. Pero, accionando en un trabajo arduo en educación y prevención desde una alianza – que mencionaba la antropóloga- entre la familia, el estado y la sociedad en su conjunto todo es posible. Para involucrarnos efectivamente, todos y todas, tenemos que entender que esto no es un problema solo de las mujeres, es un problema de la sociedad.
Para finalizar éste reportaje, es preciso señalar, que una vida libre de violencia sexual es también un derecho que no podemos negar a nuestras niñas y adolescentes. ¿Y tú cómo accionarás para prevenir más inocencias violentadas?