El flamante jefe de Estado, José Enrique Jerí Oré, enfrenta graves cuestionamientos judiciales y éticos que ponen en duda su legitimidad como máxima autoridad del país.

POR: Karen Ccama
A sus 38 años, José Jerí Oré asume la presidencia del Perú tras la vacancia de su antecesora, pero su ascenso está marcado por acusaciones que lo vinculan con delitos de violación sexual, desobediencia judicial y presunta corrupción.
José Jerí inició su carrera política en 2021 como congresista de Somos Perú. Con una personalidad negociadora y vínculos con distintas bancadas, escaló posiciones hasta presidir el Congreso en agosto de 2025. Su figura creció rápidamente, pero los cuestionamientos sobre su pasado comenzaron a cobrar fuerza justo antes de llegar al poder.
Denuncia por violación sexual
En enero de este año, una mujer lo denunció por violación sexual durante una reunión en Canta. La víctima relató que perdió la conciencia tras consumir alcohol y despertó con signos de abuso y una prenda íntima del hoy mandatario.
Aunque el caso fue archivado por falta de pruebas, la investigación contra otro implicado continúa. El hecho generó indignación y puso en duda la transparencia del sistema judicial.
Desobediencia judicial
Un fallo ordenó que Jerí recibiera terapia psicológica por conducta sexual patológica, pero el ahora presidente desobedeció la disposición judicial. Este incumplimiento derivó en un nuevo proceso por desobediencia a la autoridad, lo que reforzó las críticas sobre su conducta y el uso del poder para eludir sanciones.
Presunta corrupción en el Congreso
Durante su gestión al frente de la Comisión de Presupuesto, Jerí fue acusado de pedir S/150.000 a cambio de incluir un proyecto de irrigación en Cajamarca dentro del presupuesto público.
Las investigaciones apuntan a que el pedido se habría realizado mediante un asesor de su entorno cercano. Aunque negó los hechos, los registros del caso continúan abiertos, y el Ministerio Público analiza nuevas evidencias.
Un liderazgo cuestionado
El presidente asumió el cargo con promesas de diálogo y estabilidad, pero las denuncias que arrastra han generado desconfianza entre los ciudadanos. Su figura divide opiniones: mientras algunos lo ven como un político hábil, otros consideran que su presencia en Palacio representa una crisis moral y política.
José Jerí enfrenta el reto de gobernar con un país polarizado, una oposición vigilante y una ciudadanía que exige rendición de cuentas. Las investigaciones en su contra no solo amenazan su mandato, sino también la frágil estabilidad institucional del Perú.
El tiempo definirá si podrá sostener su poder o si las acusaciones terminarán por marcar el fin de su breve y controvertido gobierno.