Un atleta de élite formando promesas

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“Corre el puneño, parece volar, va a toda velocidad, ya está cerca; el puneño quiere el oro, está prácticamente a pocos metros de la gloria, se sabe superior, se siente ganador, mira su cronómetro, se acerca, levanta las manos… ¡Qué increíble atleta estamos viendo…!”

Así se podría escuchar narrar, jubilosos y encantados, a los locutores oficiales de los Juegos Olímpicos de aquellos años, cuando Julio Cutipa estaba en su apogeo, en su mejor momento; esto, si hubiera existido mayor apoyo a deportistas como él o como otros tantos.

SUS PRIMEROS AÑOS:

Natural de Platería, de la comunidad de Chilata, Julio Cutipa vio la primera luz de su vida, el 8 de enero de 1977. En sus primeros años se dedicaba a jugar al fútbol en el colegio Independencia, pero renunció a él luego de lograr una medalla en una competencia en Puno.

“Salí por primera vez a un campeonato sudamericano y ahí empezó todo, luego los juegos bolivarianos, iberoamericanos y hasta los mundiales, ahora me dedico a formar promesas”, manifiesta el atleta.

RECUERDOS Y ANÉCDOTAS:

En una media maratón en Chile, Julio recuerda que el encargado de los atletas les avisó que la competencia era a las 9:00 horas, pero en realidad fue a las 8:30; “cuando llegamos la partida ya había comenzado, y quedamos frustrados y molestos con los organizadores porque no pudimos participar”, contó.

“En un sudamericano, en la prueba de 4×400, para que se oficialice la prueba tenía que haber tres países como mínimo y solo había Ecuador y Brasil, y nos piden a nosotros hacer la posta, pero nosotros solo éramos tres fondistas y llamamos a un lanzador”. Esa vez en la competencia perdieron por una vuelta completa, pero quedaron en tercer lugar.

SUS ENTRENADORES:

“Yo tuve la oportunidad de entrenar con Emilio Quispe Alave y dos cubanos: Luis Martínez Pérez y Efraín García”; con quienes se adaptó más, ya que había convenios entre ese país y el nuestro.

Cuando se fueron se sintieron abandonados, pero nunca dejó de entrenar porque le quedó las enseñanzas de esos maestros. Trabajó junto a unos compañeros que también les gustaban el atletismo con el objetivo de llegar lejos.

“Dejé de estudiar por 8 años en la universidad, pero lo retomé después de tiempo y tengo la satisfacción de terminar en la escuela de Educación física y a la vez soy entrenador”

PRUEBAS DE RESISTENCIA:

Una gran ventaja de vivir a más de 3800 m.s.n.m. es que hace que los atletas tengan más resistencia, por esta razón, Julio eligió las pruebas de fondo como sus mayores armas.

“En el 93 obtuve dos medallas de bronce en los 5 mil y 10 mil metros planos en los juegos bolivarianos de Arequipa. Además tengo dos medallas de plata que obtuve e Cuenca, Ecuador”.

Pero su mayor logro fue traer el oro  del Cross Country de Hiroshima en el año 1997. “Me siento orgulloso de haber representado unas 24 veces al Perú en competencias internaciones”, reflexiona Julio.

NO HABÍA APOYO:

Durante esos años, el apoyo a esta disciplina, y tal vez a otras, no existía. Las autoridades no los apoyaban y muchas veces quedaban frustrados y algunos se retiraron.

Julio recuerda que muchos de los atletas, entre ellos él, tenían que buscar competencias ‘callejeras’ para solventar y comprarse elementos deportivos, vitaminas y la alimentación, para seguir mejorando.

“En mi mejor momento, hace quince años atrás, no había apoyo en ningún sentido, uno tenía que sobresalir como sea”, agrega desalentado el atleta, intentando entender lo sucedido.

Pero, “estoy satisfecho, contento, pienso que he cumplido con el atletismo, a pesar que por esas fechas no había el apoyo que hay ahora, donde por una medalla que logras el IPD te paga y eso ayuda bastante”.

“Había mejores atletas, incluso mejores que yo, pero muchos se retiraron porque al momento de buscar a alguna autoridad para pedir apoyo estos se negaban” y sus compañeros se quedaban frustrados porque no podían viajar a las competencias.

PREPARANDO PROMESAS:

Hace unos años, Julio tenía un grupo de 25 deportistas, pero por la falta de apoyo algunos se retiraron. Otros se fueron para seguir estudiando. Sin embargo, el grupo que ahora maneja es muy joven, el mayor tiene 24 años. Este deporte necesita paciencia, años de preparación.

“No tuve la oportunidad de participar en los Juegos Olímpicos, se hubiera podido, pero no había el apoyo, pero con este grupo queremos llegar a las olimpiadas. No es tan difícil”, sostuvo.

Cuenta que en su época no había apoyo, si tenían que conseguir una marca se tenía que ir al extranjero y no contaban con los medios para viajar. Eso fue el impedimento para no conseguir la marca que pedían para las olimpiadas. Y él está convencido que si habría habido apoyo, tendría en su palmarés unos Juegos Olímpicos.

LO QUE FALTA – El CAR:

Se ha pedido hasta el cansancio un Centro de Alto Rendimiento (CAR) para Puno, donde se tenga todas las facilidades para la preparación de los atletas, ya que muchos tienen que viajar a Arequipa para seguir con sus entrenamientos, ciudad que sí cuenta con un CAR.

Todo requiere de sacrificio, dejar de estudiar, dejar tu familia. Las zapatillas cuestan 300 soles, las vitaminas son también caras, la alimentación, todo eso es caro y se necesita bastante inversión.

“Material humano tenemos, estoy convencido de ello, somos los mejores fondistas de nuestro país, pero falta apoyo y los chicos no lo tienen y empiezan a trabajar para solventar sus gastos. Los pocos que quedamos es porque nos gusta este deporte”, concluye.

Además agrega que “ojalá haya una autoridad que se ponga la mano al pecho y reconozca los resultados de los chicos porque esto requiere bastante inversión y si no hay apoyo va a ser difícil”.

LAS JÓVENES PROMESAS:

Margarita Nuñez, Danú Flores y Miguel Cruz, son tres de los 15 jóvenes que entrenan bajo la atenta mirada de Julio Cutipa. La dedicación por su trabajo hace que el trabajo del profesor sea valorado enormemente.

Danú de 19 años es de Huancané. Se dedica al atletismo debido a que algunas de sus compañeras se hacían rogar para correr. Vieron que tenía resistencia cuando jugaba fútbol y por eso hicieron controles junto a otras compañeras y representando a su colegio quedó en segundo lugar.

Miguel Cruz de 17 años, también entrena con Julio Cutipa. En el colegio corrió los 2 mil metros planos y quedó en segundo lugar. Hace un año que viene entrenando y su mayor sueño, al igual que sus compañeros es llegar a las olimpiadas y a los campeonatos mundiales.

Margarita Núñez – Atleta ayavireña:

“Exigente en sus trabajos, su plan es de acuerdo a cada categoría. Para cada campeonato hace etapas de preparación y siempre lo hace cumplir a menos que uno esté lesionado”.

Danú Flores – atleta de 19 años:

“Yo lo conocí a los 15 años en una carrera pedestre. Con mi padre lo vimos con sus alumnos y él nos invitó. El profe’ Julio es humilde, le gusta apoyar a los demás. Desde que llegué siempre me brindó su apoyo y es como un segundo padre”.

Miguel Cruz – atleta de 17 años:

“Es muy bueno el profe’ Julio. Nos dice todo lo que debemos hacer. Entrenamos duro. Hace un año que ya estoy entrenando junto con los demás compañeros”.

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