Friday 26.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1992 días)
Según el Ministerio de la Mujer, en lo que va del año se han registrado 71 feminicidios en el Perú. En el 59% de estos, las víctimas eran convivientes de sus asesinos; el 33% eran las esposas. En tanto, el año pasado se registraron 95 feminicidios en el Perú, además hubo 198 tentativas.
Una cinta morada es usada para promover conciencia sobre la violencia doméstica, sea contra la mujer, contra el varón, contra los ancianos, contra los niños, etc. Uno se la puede poner a la manera en que se pone la de los fallecimientos, o la misma escarapela; empero, es penoso hacerlo.
Es penoso porque denuncia, a la vez que promueve, la existencia de este flagelo en la sociedad. En este marco, es innegable que quienes más padecen de violencia doméstica son las mujeres. El último caso suscitado en Juliaca, la semana pasada, así lo prueba.
Y es que, aunque las agresiones fueron mutuas, fue el varón quien finalmente le propinó una golpiza a la mujer. En efecto, el fiscal adjunto de la Segunda Fiscalía Penal Corporativa de San Román, Luis Rodolfo Añamuro Machicao (36), según su propia versión, tras ser atacado por su pareja, Bianca Dajhan Ruiz Ampuero (32), se defendió golpeándola.
Él alegó que Bianca quiso agredirlo con un cuchillo, por lo que no tuvo más remedio que “defenderse”. Producto de ello, sin ser sarcásticos, él terminó con la mano ensangrentada y ella con el rostro desfigurado, además de tener varios golpes de consideración en su cuerpo.
Más allá de que ambos se encontraran en estado etílico, tal como lo demuestran los primeros exámenes, se ratificó aquello bien sabido desde tiempos ancestrales: que el varón puede doblegar a la mujer sin mucho esfuerzo, pues es más fuerte físicamente.
SEMANA TRÁGICA
A una semana de realizada la marcha “Ni Una Menos”, en contra de la violencia hacia la mujer, los casos de agresiones se hicieron más visibles (por brutales). En Áncash y Loreto, dos sujetos fueron arrestados, uno por asesinar a su expareja y el otro a su esposa. En tanto, en Lima se investiga un supuesto feminicidio.
Rocío Castañeda Valera, de 46 años, recibió dos balazos en la cabeza en su camioneta, a pocos metros de su casa en Chimbote. La policía detuvo poco después a Juan Guzmán Quiroz, de 41 años, quien confesó que la mató porque ella le había contado que ya tenía una nueva relación amorosa.
El pasado martes, en Loreto, fue detenido el campesino Francisco Inuma. La policía cree que él le disparó (con una escopeta) a su esposa, Tania Flores Rodríguez, de 25 años, luego de una discusión. Según las primeras versiones, el móvil del crimen fueron los celos enfermizos de Inuma.
De igual modo, en un descampado de Carabayllo (Lima), apareció el cadáver de Maritza León Magán. Su cuerpo tenía golpes y un orificio de bala en el cráneo. Aunque la policía no lo confirmó, sus familiares aseguran que el responsable del asesinato es Giancarlo Bautista Sánchez, expareja de la joven y padre de su hijo.
En nuestra región, en Juliaca, el fiscal Luis Rodolfo Añamuro Machicao fue arrestado por, supuestamente, haber golpeado a su esposa, Bianca Ruiz Ampuero. A través de un comunicado, el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, aseguró que se investigará a fondo este caso.
Esta semana también se difundió un video sobre la golpiza que le propinó Franklin Ramos Zapata a su esposa, Rosa Sandoval Puell. Se informó que aunque Ramos fue arrestado, fue liberado a las 24 horas, debido a que ella no presentó cargos.
CIFRAS
Según el Ministerio de la Mujer, en lo que va del año se han registrado 71 feminicidios en el Perú. En el 59% de estos, las víctimas eran convivientes de sus asesinos; el 33% eran las esposas. En tanto, el año pasado se registraron 95 feminicidios en el Perú, además hubo 198 tentativas.
Fuera de Lima, las regiones que registraron más feminicidios el año pasado fueron Arequipa (23), Cajamarca (6) y Piura (4). La mayor parte de víctimas de feminicidio (37,9%) tiene entre 26 y 35 años. El 28,9% tiene entre 18 y 25, de acuerdo con el Ministerio de la Mujer.
CULTURA MACHISTA
La sociedad actual es machista y desigual. Eso es un hecho: Desde entornos laborales hasta videos eróticos, pasando por la integración de la mujer en el trabajo, videojuegos, la Iglesia y el poder, la religión, el propio lenguaje en sí, cine y series, publicidad, leyes de igualdades de derechos y manifestaciones feministas, todo es machista y desigual.
Todo deja en claro que la mujer es el género débil. Primero se le oprime, se le adjudican tareas domésticas, se le niega la educación y el acceso a la cultura, se la restringe a la educación y crianza de los niños; y después, al concienciarse el varón, se le intenta poner al nivel del género masculino, admitiéndose con ello, abiertamente, que es débil y que hay que protegerla y respetarla.
Es muy sutil el problema que se vive en las sociedades actuales, respecto de este tema. Basta mencionar un ejemplo, para probarlo. Para probar, incluso, que hay madres machistas. En un hogar cualquiera, a los hijos varones se les regalan carros de juguete, mientras que a las mujeres accesorios de cocina o cosas semejantes.
Algo que se ve reforzado con las modas del momento, en la televisión, en la música, etc., donde a las mujeres se les ve como objetos sexuales, promocionándose la belleza de sus rostros o la de sus cuerpos. Empero, es en la música donde se humilla más a las mujeres.
El grupo Corazón Serrano (conformado por mujeres), la cantante folklórica Sonia Morales, entre otros, cantan canciones en donde se rebaja a la mujer, donde se consiente e incluso se pide el maltrato. Ambas artistas tienen un tema común, “Llévame contigo”, en donde dicen:
“Miénteme engáñame, / pero no me lastimes, / miénteme engáñame, / pero no me lastimes. / (…) Sácame la vuelta pero no me dejes, / si te vas llévame contigo, / sácame la vuelta pero no me dejes, / si te vas llévame contigo. / Unos me dicen pisada, / otros me dicen que tonta, / pero eso a quien le importa, / si todo es por amor.”
¿Quién genera el problema, entonces? Indudablemente, la sociedad. Los varones, por promover –casi siempre sutilmente– la brecha de género, y las mujeres, por permitirlo y regocijarse con ella, merced a sus supuestas ventajas (la supuesta cortesía de ceder el asiento, de pagar la cena, etc.).
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