Los Andes

El 28 de julio del 2021, merced a la proclamación de la independencia del yugo español por parte del General José de San Martín, cumpliremos 200 años de haber nacido como país independiente, constituyéndonos como una república democrática, liberal, inspirada bajo los principios liberales de igualdad, libertad y fraternidad.

A dos siglos de la independencia, somos un país con varios problemas, algunos que no se han resuelto desde la independencia, otros problemas que han variado y otros que han aparecido en el transcurso de la construcción del Perú como país, como nación.

Tenemos un 30% en situación de pobreza, la mitad de ellos en extrema pobreza, ubicados principalmente en las regiones de la sierra y selva peruanas.

La desigualdad es bastante alta en los índices GINI, que la miden; llegamos al 0.6 (la máxima desigualdad es 1.0 y la igualdad absoluta es 0.0), la que se mantiene desde 1975, siendo los países más desiguales en América Latina, el Perú, Brasil y Chile. La desigualdad tiene altas externalidades negativas, lo que genera e incentiva conflictos sociales y protestas, entorpeciendo el desarrollo de las actividades económicos sociales.

Nuestra economía se caracteriza, se basa en la explotación minera para la exportación, siendo una economía rentista y facilista, dependiente de la demanda internacional, que está en descenso por el curso de la crisis mundial, que no se supera y, por el contrario, se profundiza.

La corrupción es uno de los problemas que corroe el aparato estatal, perjudicando a las actividades públicas y privadas, mientras que la población considera a la corrupción como uno de los grandes problemas del país que hay que combatir, y más ahora, que tiene entre los principales candidatos favoritos a la Presidencia de la República, a personajes fuertemente cuestionados por actos de corrupción, como Keiko Fujimori, Alan García y Alejandro Toledo.

La inseguridad ciudadana, con la aparición del sicariato, la delincuencia y otras formas de delincuencia, parece imparable y en aumento.

El centralismo vuelve con fuerza, el aparato del Estado, desde el gobierno, está re centralizando el país, como se ha manifestado en el Consejo de Ministros Descentralizado de Moho, en Puno, donde se anunció que el Gobierno Central retoma una serie de responsabilidades en la construcción de infraestructura vial, que pasan de ser responsabilidades de las regiones al Gobierno Central.

La ineficiencia del Estado incrementa los niveles de desconfianza en sus poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo.

La economía peruana está entrando en un periodo de recesión económica; el 2015 se espera un crecimiento entre 2 a 3%, muy inferior a lo de los últimos 15 años, en que crecía en promedio un 6% anual.

Este menor crecimiento se debe a la reducción de la demanda de minerales, en especial de China, que tenía crecimientos en los últimos 30 años, entre el 8% y el 10% anual, y una menor demanda de los países europeos y de los Estados Unidos.

Tenemos una economía muy dependiente de su producción primaria, minera exportadora, por lo que una reducción de la demanda de minerales a nivel mundial, lo afectaría severamente, por lo que deberíamos trabajar en la diversificación de nuestra economía, impulsar además de la producción de minerales, producir otros productos agrícolas de exportación, el turismo, el comercio, la petro química, y la industria en la cual sea posible hacerlo.

En el Perú, para enfrentar la crisis económica mundial, que se sigue profundizando, y sentar las bases para lograr el desarrollo de nuestro país, necesitamos:

Diversificar su economía y disminuir su dependencia de la extracción minera para la exportación, impulsando otros sectores, como el turismo, diversificando los destinos turísticos, además de Machu Picchu, como el Lago Titicaca, Kuelap, Callejón de Huaylas, la Amazonía, nuestra riqueza gastronómica, playas, etc.

Trabajar por ampliar nuestra oferta de productos de exportación, como textiles, productos agropecuarios, en base a nuestra diversidad climática, impulsar el desarrollo industrial del país, en base a la investigación y mejora de la calidad educativa, y la productividad de nuestra mano de obra.

Aprovechando nuestra ubicación geográfica, articular las economías de América del Sur, particularmente en torno al Altiplano, con países como Argentina, Bolivia, Brasil y Chile, mirando hacia las economías del Asia y el Océano Pacífico.

Disminuir los índices de desigualdad, así como disminuir los niveles de pobreza, para disminuir las externalidades negativas, los conflictos sociales. Hay que aumentar el sueldo mínimo, mejorar los servicios del Estado en salud, educación, infraestructura vial, etc.

Cambiar la lógica rentista de nuestra clase empresarial, incrementando los impuestos directos, como a la renta, que grava a los sectores de mayores ingresos en el Perú, disminuyendo los impuestos ciegos, que son los indirectos.

Fortalecer la institucionalidad estatal, trabajando por aumentar la confianza en el Estado y sus actividades, como la administración de justicia, simplificando los trámites burocráticos, tener presencia en todo el territorio nacional y en todas las actividades económicas y sociales.

Construir la confianza social y política entre los peruanos, en torno a proyectos sociales que nos unan y no nos dividan, hacia un país sin pobreza, desigualdades, discriminaciones sociales, ni explotación del hombre por el hombre.

Necesitamos un Estado transparente, que los gobernantes no sean corruptos, que los mecanismos y procedimientos que tenga el Estado sean lo menos permisibles a los actos de corrupción de los gobernantes, funcionarios y empleados del Estado.

Un Estado eficiente, que sus procedimientos sean simples, comprensibles; necesitamos un gobierno electrónico, aprovechando las potencialidades en el manejo de la información, actuando con celeridad en el enfrentamiento e implementación de soluciones a los problemas de la sociedad.

Que incorporare todos los cambios y progresos, para entrar a la modernidad en forma competitiva; un Estado electrónico, que pueda contar la información necesaria para la toma de decisiones, en forma rápida; los trámites deben no solo ser simples y comprensibles, sino resueltos con la velocidad que le permiten las tecnologías electrónicas, internet, etc.

Estos cambios son necesarios en todo el Perú y, particularmente, son urgentes en nuestra región de Puno, para no quedarnos rezagados en esta época de globalización y desarrollo vertiginosos de la tecnología y los conocimientos.