Los Andes

Si hay algo que se valora en todas las personas, es su experiencia de vida, su sufrimiento, su valor, su entendimiento de que uno no se detiene nunca, sino en la muerte. Esto parece haberlo comprendido la rondera Bety Quispe Fernández, quien al día de hoy es una lideresa en su comunidad y toda la provincia de Carabaya.

“(Si no hay compromiso) jamás vamos a poder surgir, siempre la justicia va a ser para el rico, y el pobre siempre se quedará sin ella, porque solo tendrán que acudir a la justicia comunitaria�, mencionó hace poco, en el XV Encuentro de Rondas Campesinas desarrollado en la provincia de Melgar.

Con 42 años encima y tres hijos (uno de ellos especial), doña Bety ha sentido el rigor de la vida del modo más brutal posible: sin justicia, víctima de atropellos y abigeatos, abandonada por su pareja y teniéndose que desempeñar de mil formas para llevar un pan a su casa. No obstante, ha sabido salir airosa de todo eso, segura de que siempre hay un mañana y de que las cosas nunca dejan de cambiar.

“Fui padre y madre para mis hijos. He tenido que lucharla. Soy una mujer de mil oficios: canto, hago artesanía, albañilería, soy electricista, etc. Bastante he sufrido, pues he quedado prácticamente sin nada desde que me dejó mi expareja�, cuenta, con una resolución y valentía propias de aquellos que han decidido perdonar y seguir adelante.

Ella, cabe mencionar, estudió la primaria en su tierra natal, Macusani, con ayuda de sus padres. Luego tuvo que educarse sola, logrando culminar la secundaria en un colegio comercial. “Lo tuve que hacer así, como mujer, y con mis hijos, sola. Cuando uno quiere, nada es imposible�, refiere.

Con toda esa experiencia, hoy es una mujer firme, buena, que además de luchar por sí misma, pelea también por los demás. “Yo misma he vivido humillaciones de la justicia, marginaciones. Por eso ahora ayudo a las hermanas. A veces uno viene del campo y no hay quién te dirija a la oficina de la justicia comunitaria u ordinaria�, sostiene.