Los Andes

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Recientemente tuve la oportunidad de participar, con mis hijas, en la ciudad de Lima, en la celebración del aniversario del movimiento Scout Peruano, que ha cumplido 105 años. Pude apreciar con beneplácito y sorpresa a cientos de grupos de scouts de Lima, sin distinción de distrito o sector económico, todos imbuidos de la idea que un día profesó su fundador, un militar y educador retirado llamado Baden Powell, quien tuvo la feliz idea de fundar el movimiento scout en Inglaterra el año 1907.

Permítaseme retrotraer mi infancia, época en la que tuve el honor y el placer de pertenecer al grupo scout Puno N° 5. Me inicié a iniciativa de mi padre en una tarde de sábado en el parque Santa Rosa, bajo la conducción de un Jefe Scout emblemático, como Abraham Dueñas, de quien todos los jóvenes scouts pudimos aprender su pulcritud, responsabilidad, su don de maestro natural y las enseñanzas scouts, los juegos, los campamentos, las competencias, los nudos, las fogatas, las canciones, las caminatas y una serie de actividades que promovían en compañía de un cuerpo desinteresado de honorables jefes scouts.

En la tropa del Grupo Scout Puno N° 5, en aquel tiempo con un joven jefe scout, el destacado Fiscal Oscar Arcos, convivía sábado a sábado con empeñosos y competitivos muchachos que integraban cada grupo scout que se denomina “patrulla�; en ese tiempo teníamos la patrulla Pegasos, cuyo guía era José Reátegui; la patrulla �guilas, cuyo guía era Hernán Martínez y la ganadora de todas…, mi querida patrulla Dragones. De abrazar este movimiento tan necesario en estos tiempos, será parte de todos nosotros la promesa scout: “Por mi honor y con la ayuda de Dios, prometo hacer cuanto de mí dependa para cumplir mis deberes con Dios y mi país, ayudar al prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la Ley Scout� serán parte de la vida de nuestros hijos. ¡Siempre Listos!

Un problema que muchos padres de familia afrontamos hoy en día, sea cual fuera el lugar donde vivamos, desde la ciudad más moderna al pueblo más alejado en el que haya o no internet, y que diariamente nos acosa junto a nuestros hijos, son los juegos electrónicos, wii y playstation. Los niños y jóvenes pasan largas horas entregados a los juegos electrónicos y a sus celulares, empleando el tiempo o, mejor, gastándolo en actividades que no tienen utilidad y no dejan enseñanza alguna, con los consecuentes efectos de sedentarismo, obesidad, aislamiento, individualismo y otros defectos de nuestros tiempos.

Frente a esta compleja situación que vivimos en estos tiempos, padres de familia, niños y jóvenes debemos volver los ojos a un movimiento mundial que afortunadamente goza de buena salud, se moderniza y pisa con pie firme el siglo XXI. Se trata como más o menos intuye el lector, del movimiento scout mundial, movimiento en el que afortunadamente millones de niños y jóvenes desarrollan actividades que los fortalecen en su espíritu competitivo, en la solidaridad, en el auto aprendizaje y por sobre todo en el contacto con la naturaleza y la actividad física permanente.

Ese componente vivencial que puede aportar el movimiento scout mundial en la actualidad es de vital importancia, debido al turbulento trajín en las ciudades grandes o pequeñas donde no solo campea el sedentarismo de niños y jóvenes sino también la inseguridad ciudadana. Hoy en día los padres de familia se ven en la necesidad de prohibir a sus hijos contacto con las calles de la ciudad, o como se diría antes, con el barrio, precisamente por los peligros de la sociedad moderna. Muchos niños y jóvenes incluso tienen reticencia al campo y la naturaleza, al olor de una fogata, a dormir al aire libre, a correr en el campo y todo esto, de hecho, afecta su desarrollo integral.

En Puno tenemos importantes grupos scouts hoy en día, entre ellos el grupo Scout San Jorge, el grupo scout Puno 5, el grupo scout San Carlos, el grupo scout La Merced y otros.

Por estas poderosas razones, los padres de familia deberían buscar al grupo scout de su localidad y si fuera en Puno, el N° 5, en buena hora. Es casi un deber encaminar a las chicas y chicos en esta bella y hoy necesaria actividad, pues allí aprenderán muchas enseñanzas, a templar el carácter a perder y a ganar en las competencias que se organizan, a saborear una sopa preparada por sus propias manos con el sabor de la leña y a estar en contacto con la naturaleza, a templar su espíritu y a realizarse como personas humanas, en bien de toda la sociedad.

(*) Abogado especialista en minería, energía, ambiente y gestión pública