Tolerancia con los conflictos sociales


Votación: 256 votos

Escribe: Gustavo Ruiz | Sociedad - 27 Nov 2016


¿Por qué debemos ser tolerantes con los que protestan en conflictos sociales? Esta es una pregunta legítima que puede hacerla cualquier ciudadano afectado directamente o no por una situación de conflictividad social. Más aún si tomamos en cuenta las cifras y tipologías de la Defensoría del Pueblo, cuyos datos afirman que desde enero a octubre del presente año existen 252 conflictos sociales y 1061 acciones colectivas de protesta. Toda esta actividad afectándonos en nuestra convivencia como peruanos.

Las causas de los conflictos sociales, al menos las que registran la Defensoría son de distinta índole. Describirlas aquí sería un ejercicio de redundancia, porque desde hace más de una década son conocidas, gestionadas y, a veces, resueltas. Pero rara vez se ha reflexionado, al menos desde lo que conocemos del Estado, sobre aquello que podríamos llamar las causas ocultas, lo que no es visible sin acuciar la mirada y que mueve a los ciudadanos a ejercer su derecho a la protesta social. Creo que si conociéramos y comprendiéramos mejor esto, se dejaría de estigmatizar o condenar tan a la ligera a los ciudadanos en protesta.

Si bien es cierto que varias de las demandas de los conflictos sociales registrados por la Defensoría del Pueblo se originan por una mala gestión tanto del Estado así como de las empresas privadas que llevan a cabo sus proyectos de inversión, no debemos perder de vista que existen en ellas mucha exigencia ciudadana por el reconocimiento. Saberse reconocido a partir de acciones concretas por quien debe salvaguardar su bienestar, en su mayoría por el Estado, es un paso importante. Pero también reconocidos por la ciudadanía que no está en protesta, quienes a través de su opinión hecha pública o en las elecciones, puede ejercer presión a determinados decisores políticos.

Pero, ¿cómo sociedad somos capaces de tolerar el ejercicio de protesta? Algunos dirán que sí, que comprenden y pueden tolerar la huelga de tal o cuales ciudadanos o trabajadores de cualquier institución pública. Que pueden explicar el porqué de la toma de carretera, del cierre de la municipalidad. No obstante, en estas comprensiones se puede perder de vista algo mucho más importante: que la tolerancia no significa aguantar, “soportar” o desentenderse de las causas invisibles o no reflexionadas en los conflictos sociales.

El filósofo Otfried Höffe, en un discurso que dio en la Pontificia Universidad Católica en el 2005, proponía un significado interesante del sentido de tolerancia que nos podría ayudar a tener un acercamiento distinto a los conflictos sociales. Señala que “la tolerancia significaba soportar algo, no a alguien. Era una suerte de valentía pasiva manifestada en la capacidad de aguantar pacientemente experiencias desagradables, tales como los males y los dolores, los tormentos o los golpes del destino”. Este filósofo nos hace caer en la cuenta que la tolerancia era entendida como algo que nos permitía soportar lo que no necesariamente se aceptaba.

Pero nos indica que la tolerancia es un movimiento personal, de comprensión al otro en donde “no toma en consideración el pensamiento y la vida del otro de mala gana, sino que, por el contrario, supera el simple “dejar hacer” y afirma voluntariamente el derecho a la vida, a la libertad e, incluso, el deseo de realización personal (…)”. En resumen, somos invitados a reconocer y comprometernos con las exigencias de la naturaleza humana, del ciudadano que exige derechos. Dejar de ser pasivos actores, a promotores convencidos de lo que merece nuestros conciudadanos.

Y así, nos trasladamos del simplón verbo aguantar al complejo comprender. Solo así entenderemos, comprenderemos y asumiremos las distintas singularidades personales que tienen sus propios anhelos, sus particularidades formas de desarrollo personal o comunal. Y así, deja de ver a los otros “como adversario o enemigo” por lo que así “busca la cooperación mutua sobre la base de la igualdad y el entendimiento”.

Por lo tanto, en estos tiempos irreflexivos, sería un buen ejercicio de reflexión política y social redescubrir por qué debemos ser tolerantes con los que protestan en conflictos sociales. Quizás terminemos interpelados y descubramos que solamente hemos aguantado a los que protestan, pero no hemos dado el siguiente paso de reivindicar la legitimidad de las protestas. No para justificar una ilegal toma de carretera, sino para evitar que en el futuro esto haga de perder de vista la justicia de las demandas.

Y reafirmar la necesidad de pasar, como lo señala Höffe, de una ética individualista, que reduce al sujeto a una zona de confort, a una ética social, que nos involucraría a todos. Lo que probablemente nos llevaría a ser más críticos y responsables con las causas de los problemas que afectan a nuestra sociedad. Y que no son pocos. Una comunidad feliz solo es posible cuando todos nos comprometemos a solucionar los problemas de todos con quienes convivimos.


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!