Ernesto (Arequipa, 29 años). Doctora, hace poco conocí a Gimena, una extraordinaria mujer que, pese a tener dos hijos y un esposo maravillosos, se da maña para mantenerme y escaparse conmigo por varios días. Dicho esto, puedo decir mi caso sin ambages: me estoy enamorando de ella. Es decir, que lo que empezó como una aventura, hoy me comienza a parecer real, esperanzador y sugestivo.
Gimena es una mujer agradable de 35 años, dicharachera y muy espontánea, que a pesar de no tener una formación de primer nivel, asiste oportunamente a sus jefes. Ella es secretaria de una importante empresa que tiene filiales en todo el país; entre tantas, Juliaca. Allí trabaja mi Gimena, y desde allí viene cada cierto tiempo a Arequipa, donde tras sus reuniones de rigor, se escapa conmigo y prácticamente me devora en la cama.
La conocí justamente en una de esas reuniones (pues yo también trabajo en la misma empresa que ella), y no pasaron dos días para que estuviéramos haciendo el amor. Yo, debo confesarlo, no tengo un puesto tan importante como el de ella, así que vivo modestamente; ella, sin embargo, por tener contacto directo con los jefes máximos, recibe una remuneración envidiable, con la que -dice ella- busca complacer “mis gustitos”.
Al inicio todo fue una broma para mí, una aventurilla más… pero ahora se está convirtiendo en amor, en esperanza. Ella me promete que dejará a su esposo y que vendrá a vivir conmigo con sus hijos; me dice que no es feliz en ese hogar que tiene, y que lo único que quiere es mi compañía, mi vigor… Pero ya han pasado más de dos años y seguimos en las mismas.
MAYU RESPONDE
Ernesto, es evidente que ella solo quiere sexo contigo. Y dada su formación y sus “altos contactos”, diríase que no es del todo extraordinaria. Piensa bien las cosas y olvida esa aventura, porque es eso: una simple aventura. Suerte.
